La
Hermandad de San Pío X (HSPX) se ha empeñado en dar una
imagen compacta negando toda disidencia. Pero pese a que el
propio superior, monseñor Fellay, no pierda ocasión en
insistir en la perfecta armonía entre los cuatro obispos de
la Hermandad, la realidad parece muy diferente. Hasta un órgano
oficial del distrito francés de la HSPX, «La porte latine»,
reconocía las reservas de monseñor Williamson y su desaprobación
a los últimos acercamientos al Papa Benedicto XVI.
En
1988, monseñor Lefebvre consagró obispos a cuatro sacerdotes
de su instituto sin mandato apostólico, para garantizar que
podrían contar con todos los sacramentos y sobre todo
continuar la labor de formar y ordenar nuevos sacerdotes. Se
trataba de los monseñores Fellay –actual superior–,
Galarreta, Tisier de Mallerais y Williamson. Durante los años
se han dejado sentir diferencias que raramente se han
traducido en gestos públicos. El más díscolo es Williamson,
inglés, convertido del anglicanismo, que representa el sector
más duro, y que insiste tácticamente en no hacer ninguna
concesión de ningún tipo. Es difícil precisar numéricamente
el sector al que representa Williamson, pero no es escaso.
División. En el entorno de la HSPX se teme que
cualquier acuerdo con Roma podría provocar una escisión
encabezada por Williamson que quebraría la unidad de la obra
de Lefebvre. En el pasado, Tisier de Mallerais exhibió
posiciones algo refractarias a la forma en que se realizaban
los contactos con Roma, pero actualmente –lo mismo que
Galarreta– ha querido mostrar públicamente su apoyo al
superior de la HSPX mediante un comunicado.
Tras
el encuentro del pasado 29 de agosto entre el Benedicto XVI y
el líder de los seguidores de Marcel Lefebvre, monseñor
Falley, mucho se ha especulado sobre la pronta finalización
de ese permanente desencuentro, que se ha cristalizado en un
cisma entre la jerarquía de la Iglesia católica y los
superiores de la Hermandad de San Pío X. En la preparación
de ese histórico encuentro entre el Papa y monseñor Fellay
se consideró, entre las dos partes, que lo mejor sería una
reunión discreta. Pero entre algunos sectores de la HSPX
existía temor a que monseñor Fellay fuera a ser demasiado
transigente con Benedicto XVI. De hecho, se atribuye a monseñor
Williamson la difusión pública de la reunión con el objeto
de dificultar cualquier acuerdo precipitado. La cita fue el 29
de agosto a las 11:30 de la mañana, en Castelgandolfo. Fellay
entró en la residencia estival de los papas por una puerta
secundaria, no por la principal, en un gesto de compleja
interpretación. La reunión no comenzó hasta las 12:10 en el
despacho privado del Papa. La duración (35 minutos) pese a su
brevedad, indica, por lo apretado de la agenda del Pontífice,
la importancia que asignó a este encuentro. Estuvieron
presentes, además dos personas: el cardenal Castrillón Hoyos
y el padre Schmidberger, asistente del superior de la HSPX y
antiguo superior de la Hermandad. El diálogo fue en francés.
«Clima de hostilidad».
Ambas
partes intecambiaron brevemente sus puntos de vista y, en
palabras del propio Fellay, «formulamos nuestras peticiones:
el cambio del clima de hostilidad hacia la Tradición, clima
que hace casi imposible la vida tradicional católica en la
Iglesia conciliar, una completa libertad para la Misa
tridentina, que se abandonara el reproche de cisma sepultando
las pretendidas excomuniones y que se encontrara una
estructura eclesiástica para la familia de la Tradición».
Al concluir la audiencia, ambas partes emitieron comunicados
oficiales en los que se reconocía el buen ambiente en que
discurrió el encuentro y de una «voluntad de proceder por
etapas» en la resolución del conflicto.
Mientras,
los lefebvristas esperan que en el otoño Benedicto XVI
realice algún acto favorable a la liberalización de la Misa
tradicional. No en vano, siendo cardenal, manifestó que la
Misa tridentina nunca había sido abrogada. Hay quien como el
profesor de Cambridge, Eamonn Duffy, considera «extremadamente
probable que Benedicto XVI levante las restricciones a la
celebración de la Misa tridentina», y eso podría suceder en
el mes de octubre durante la celebración del sínodo de los
obispos sobre la Eucaristía. El conflicto entre Roma y Ècone
podría llegar próximamente a su fin.