JERUSALÉN,
martes, 15 de noviembre de 2005 (ZENIT.org).-
El próximo jueves, 17 de noviembre, Benedicto XVI recibirá
en audiencia en el Vaticano al presidente de Israel, Moshe
Katsav, quien podría invitar al Papa a visitar su país.
Jean-Marie Allafort, corresponsal de Jerusalén
de la emisora francesa «Radio
Espérance»,
explica en esta entrevista concedida a Zenit las
implicaciones de este encuentro y no duda en afirmar: «la
Iglesia católica es la "organización más
grande" de lucha contra el antisemitismo».
--Cómo se ve en Jerusalén la visita del
presidente Katsav al Vaticano?
--J. M. Allafort: No hay duda de que la próxima
visita del presidente israelí al Vaticano no es vista como
un simple encuentro entre dos jefes de Estado, sino más
bien como un paso más en el camino de la reconciliación
entre los judíos y la Iglesia católica. Si bien el
presidente Katsav representa al Estado de Israel, también
es percibido como un alto representante del pueblo judío.
Para Israel esta visita será particular, a causa del
pasado, incluso reciente, de las relaciones entre la Iglesia
católica y el pueblo judío, así como entre el Vaticano y
el Estado de Israel.
Las relaciones diplomáticas entre los dos
Estados son recientes: ciertamente hay altos y bajos, pero
en el ministerio de Asuntos Exteriores de Israel los diplomáticos
encargados de las relaciones con el Vaticano están muy
satisfechos del diálogo permanente que se ha instaurado.
La prensa, con frecuencia, ha exagerado las
crisis entre Israel y el Vaticano. Hay argumentos de
desacuerdo, como la cuestión del muro de seguridad en torno
a Jerusalén y en los territorios ocupados, o como las
dificultades que experimentan ciertos religiosos procedentes
de países árabes o de África para obtener visas, pero en
el conjunto, Israel presta cada vez más atención a las
peticiones de las autoridades cristianas.
Una visita como la de Katsav contribuye
necesariamente a una mejoría de las relaciones.
--Esta visita tiene lugar en el cuadragésimo
aniversario de la declaración «Nostra Aetate» del
Concilio Vaticano II. La enseñanza del Concilio Vaticano
II, ¿ha sido asumida por los católicos?
--J. M. Allafort: Hay que distinguir dos
niveles en la enseñanza de «Nostra Aetate»: la condena
del antisemitismo y de la pretendida responsabilidad
colectiva del pueblo judío en la muerte de Jesús ha
quedado globalmente asumida. La Iglesia católica es la «organización
mundial» más grande de lucha contra el antisemitismo. El número
de declaraciones, de enseñanzas y homilías de los papas,
obispos y sacerdotes no dejan lugar a malentendidos.
La enseñanza teológica que se deriva de la
declaración conciliar está lejos de ser tomada en
consideración por los fieles. Para muchos, el judaísmo es
una religión más, como el islam o el budismo. Sin embargo,
la relación con el judaísmo tiene una naturaleza
diferente. Las implicaciones teológicas de la declaración
«Nostra Aetate» no son conocidas, disminuye incluso el
interés por la tradición judía en ambientes católicos.
--¿Cómo son percibidos los gestos del Papa
Benedicto XVI en Jerusalén, como la visita a la sinagoga de
Colonia, o la audiencia a los dos grandes rabinos de
Israel…?
--J. M. Allafort: Cuando Benedicto XVI fue
elegido Papa, las relaciones en Israel fueron muy positivas
en su conjunto por tres motivos.
Benedicto XVI es alemán y experimentó, como
su predecesor, la segunda guerra mundial. Por tanto, es
sensible al genocidio del pueblo judío y al antisemitismo.
La visita a la sinagoga de Colonia lo demostró. En Israel,
el cardenal Joseph Ratzinger no era un desconocido y sus
declaraciones sobre este argumento eran recordadas.
Se sabía también que había alentado a Juan
Pablo II en los gestos de reconciliación con el pueblo judío
y que, en este contexto, su pontificado se inscribía en una
continuidad perfecta.
Era presentado por la prensa como un
conservador, algo que a los ojos de los rabinos era visto
como positivo. Su dimensión de teólogo tranquilizaba a las
autoridades rabínicas. Por decirlo de un modo familiar: con
un Papa así no había lugar a malas sorpresas…
De hecho, la sorpresa fue la multiplicación de
gestos a favor de los judíos desde el inicio de su
pontificado. Los dos grandes rabinos de Israel no
escondieron su entusiasmo después de su encuentro con el
Papa en Castel Gandolfo.
--¿Cómo ve usted el futuro de las
relaciones entre el judaísmo y la Iglesia católica?
--J. M. Allafort: Creo que el futuro de las
relaciones entre la Iglesia católica y el pueblo judío
pasa hoy día también por Israel. Es una evolución
fundamental. Hasta ahora, el diálogo judeo-católico era
promovido por las comunidades judías de la diáspora, sobre
todo americanas. Hoy día, se desplaza hacia Jerusalén.
Para Roma, Israel no es sólo un Estado, sino
también un representante legítimo del pueblo judío. Desde
la visita de Juan Pablo II a Tierra Santa, en marzo de 2000,
se constata una evolución en este sentido: se ha creado una
comisión entre el Vaticano y los rabinos de Israel, que se
reúne cada seis meses, ya sea en Roma ya sea en Jerusalén.
Para acomodarse con la realidad, el diálogo
entre el pueblo judío y la Iglesia católica debe tener en
cuenta al Estado de Israel. El pueblo judío no es sólo el
de la diáspora.
El futuro entre judíos y católicos pasa por
un mejor conocimiento mutuo: hay que estudiar el judaísmo
en las universidades católicas y en los seminarios, y
profundizar en la cuestión teológica de las relaciones
entre la Iglesia y el pueblo judío.
En definitiva, ha llegado la hora de que judíos
y cristianos trabajen concretamente sobre ciertos proyectos
(humanitarios, sociales, éticos…). Mientras el diálogo
judeocristiano siga confinado en el mundo intelectual, su
impacto será limitado. Los laicos deben participar más
activamente en este diálogo y hay que sensibilizar a los jóvenes
sobre la cuestión.
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