Una
oración en recuerdo de los mártires y testigos de la fe de
nuestro tiempo organizó la comunidad de San Egidio el
martes por la noche en la Catedral de Buenos Aires. En un
templo apenas iluminado, hubo una ceremonia de hondo valor
simbólico, con procesiones de jóvenes con cruces, velas,
flores, cantos, oraciones y silencio. Presidió la oración
el obispo católico Mario Serra y asistieron el pastor
metodista Hugo Urcola, los sacerdotes ortodoxos rusos
Gennadios y Pablo, el pastor valdense Norberto Berton y el
padre Rafael Magul, ortodoxo de la Iglesia de Antioquía.
La
responsable de la comunidad de San Egidio en Buenos Aires,
Andrea Poretti, agradeció "a quienes nos acompañan en
este ecumenismo del martirio", del cual habló Juan
Pablo II el 7 de mayo de 2000, el año jubilar. El Papa
quiere custodiar la memoria de "los nuevos mártires"
reuniendo datos de los muertos por amor a Cristo en el último
siglo. Una comisión de estudio le entregó en diciembre último
un trabajo de varios volúmenes. . El iniciador de San
Egidio, Andrea Riccardi, profesor de Historia Contemporánea
en la Universidad de Roma, sostiene que el sufrimiento por
la fe ha creado, antes que las autoridades eclesiásticas,
un ecumenismo de los mártires en el siglo XX. "En las
islas Solovsky, el monasterio ortodoxo hecho campo de
concentración por el poder soviético -dijo-, católicos y
ortodoxos tal vez vivían el sufrimiento de las condenas en
un clima de fraternidad desconocido en la vida normal de
Rusia." Observa en la Iglesia del 900 multitud de mártires.
"Historias diferentes, pero siempre cristianos que
prefirieron arriesgar su vida para no renunciar a su fe, a
su misión, a la práctica de la caridad." . En la
Catedral se evocó a todos -ortodoxos, católicos latinos y
orientales, evangélicos- los que ofrecieron su vida por el
Evangelio en la ex Unión Soviética, a quienes opusieron su
fe a la barbarie nazi, a los cristianos asesinados por odio
a la fe en España y en el México de los años 20. Por
ellos se dijo "Kyrie eleison" (Señor, ten piedad
de nosotros). . Y se citaron casos actuales: el padre
josefino Ettore Cunial, asesinado el 8 de octubre de 2001,
que buscaba sacar a los jóvenes de la delincuencia y del
comercio de órganos de la mafia albanesa; el padre Boniface,
muerto el 24 de marzo último, con una niña, por una bomba
contra una procesión eucarística en Goma, en el ex Zaire;
las decenas de muertos en Boyacá, Colombia, el 1° de este
mes, cuando rebeldes de las FARC arrojaron una bomba contra
una iglesia; el arzobispo de Cali, Isaías Duarte Cancino,
opuesto a toda violencia y al narcotráfico, asesinado el 16
de marzo pasado; 16 cristianos protestantes asesinados el 26
de octubre de 2001 en una iglesia en Bahawalpur, Paquistán.
En Buenos Aires hubo en estos días otros actos ecuménicos:
en la celebración del centenario de la Asociación
Cristiana de Jóvenes, presidida por el cardenal Jorge
Bergoglio, y en el congreso mundial de empresarios
cristianos de la Uniapac.
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