BUENOS AIRES, lunes,
11 julio 2005 (ZENIT.org).-
A partir de una experiencia común de Cristo Resucitado
mediante su Espíritu Santo, católicos y evangélicos han
pedido perdón por sus desencuentros en el II Encuentro
Fraterno convocado por CRECES (Comunión Renovada de Evangélicos
y Católicos en el Espíritu Santo).
En la reunión, celebrada en Buenos Aires del
2 al 4 de julio, han dado además testimonio de un camino
de busca de la unidad ecuménica.
Pero este encuentro «no es un hecho aislado.
En muchos países se están produciendo experiencias
similares y seguirán sucediendo en mayor medida en todas
las naciones del mundo», reconocen en una Declaración
Común presentada en la cita y enviada por los
organizadores a Zenit.
Acompañó el encuentro Matteo Calisi,
presidente de la Fraternidad Internacional de Comunidades
y Asociaciones Carismáticas de Alianza (www.catholicfraternity.net)
y fundador y presidente de la «Comunidad de Jesús» (www.comunitadigesu.org)
--una comunidad carismática católica surgida en Bari
(Italia) que lleva más de dos décadas promoviendo
diversas iniciativas por la reconciliación de los
cristianos--.
«Los animo vivamente a perseverar en este
camino de alabanza y adoración, de reconciliación y
ecumenismo espiritual que han emprendido ya el año pasado»,
dijo por carta a los participantes del encuentro de CRECES
el cardenal Jorge Mario Bergoglio, arzobispo de Buenos
Aires y primado de Argentina, disculpándose por su
ausencia.
«La unidad de los cristianos que Jesús
implorara al Padre la noche en que iba a ser entregado, es
un don del Espíritu Santo, que es quien nos hace
proclamar juntos ¡Jesús está vivo y es el Señor!»,
reconoció.
«No se cansen de alabar y adorar juntos a
nuestro Padre común y de trabajar juntos por nuestros
hermanos más necesitados –exhortó el purpurado-. No se
cansen de suplicar al Padre, en Nombre de Jesús, por el
poder del Espíritu Santo, la tan anhelada unidad en la
diversidad reconciliada».
«Alabar juntos al Único que es digno de
toda gloria», «conocernos y reconocernos como hermanos
en Cristo», «dar testimonio de la obra de Dios en
nuestras vidas», «ministrarnos unos a otros con los
dones del Espíritu Santo», «proclamar juntos, bajo la
unción del Espíritu Santo, que Jesús es el Señor y la
única esperanza para la humanidad» y «orar juntos por
el derramamiento del Espíritu sobre nuestra nación y el
mundo» fueron los objetivos de la cita, abierta «a todo
el Pueblo de Dios».
De todo ello la Comunión Renovada de Evangélicos
y Católicos en el Espíritu Santo daba testimonio en la
«Declaración Común» --fechada el 2 de julio-- que
presentaron en el encuentro: «Somos católicos y evangélicos
que hemos experimentado a Cristo Resucitado, quien
mediante su Espíritu Santo, que es Gracia, ha renovado
espiritualmente nuestras vidas», una experiencia que «ha
revitalizado nuestra fe».
«Esta renovación espiritual nos ha llevado
a un nuevo compromiso personal con Jesucristo»; «queremos
manifestarles a todos que Dios es real» -subrayan-, que
«Jesucristo es el mismo, ayer, hoy y por los siglos»,
que «tiene hoy el mismo poder para sanar a los enfermos,
liberar a los oprimidos, hacer milagros y maravillas,
levantar al caído y restaurar familias destruidas».
Unidad, perdón, esperanza y compromisos
De la experiencia del Espíritu Santo, católicos
y evangélicos reconocen comprender la Iglesia como «pueblo
de Dios, la familia de Dios. Todos los que somos hijos de
Dios, seamos evangélicos o católicos, somos hijos del
mismo Padre, y por lo tanto, hermanos. Cristo quiere una
sola Iglesia, y Él quiere que su Iglesia manifieste en el
mundo la unidad y la santidad que caracterizan a Dios».
«Hoy, evangélicos y católicos, renovados
por el Espíritu Santo, nos arrepentimos de nuestras
divisiones y de nuestras mutuas ofensas, y nos pedimos
perdón»; «reconocemos que el mayor de nuestros pecados
ha sido no habernos amado los unos a los otros como Cristo
nos enseñó», manifiestan en la Declaración Común.
El documento de CRECES da testimonio además
«de que en nuestra generación Dios, por su gran
misericordia, está produciendo una bisagra histórica
para revertir la división entre los cristianos. Este
encuentro -que habría sido «impensable» en el país «hace
treinta años»- es una de las tantas pruebas de ello»..
Pero no se trata de «un hecho aislado. En
muchos países se están produciendo experiencias
similares y seguirán sucediendo cada vez en mayor medida
en todas las naciones del mundo», pues -recuerdan- «está
escrito»: «Sucederá en los últimos días, dice Dios:
Derramaré mi Espíritu sobre toda carne...» (Hch 2,17).
«Por medio de esa efusión mundial del Espíritu
Santo, la Iglesia -pueblo de Dios- alcanzará su pleno
vigor espiritual y su santidad, y recuperará la unidad a
la que fue llamada», manifiestan.
«El Padre responderá plenamente la oración
de su Hijo:«Que todos sean uno para que el mundo crea que
tú me has enviado» (Juan 17,21). Seremos uno. Por la
acción del Espíritu Santo progresaremos gradualmente
desde la unidad del Espíritu, en la que estamos
actualmente, hasta la unidad de la fe, y hasta llegar a
ser un solo Cuerpo. ¡Seremos uno, y el mundo creerá!».
«El Señor ya ha comenzado a hacerlo, y lo completará»,
recalcan.
Del conocimiento del «amor de Dios Padre» y
«de saber que todos somos tan amados por él» surge «un
nuevo compromiso con nuestro prójimo», una «lucha» que
CRECES define «a favor de todos».
«Nos comprometemos a luchar junto con todos
los hombres de buena voluntad de nuestro país y del mundo
para ser una sociedad en la que no haya excluidos por ningún
motivo» -se lee en el documento-, «en la que cuidemos la
casa común que Dios nos ha dado», en la que «a cada
hombre y mujer le sea reconocida su dignidad como persona»,
«en la que cada ser concebido tenga derecho a nacer,
crecer y desarrollarse integralmente con igualdad de
posibilidades», «en la que las riquezas sean
distribuidas con equidad», «en la que tengamos
gobernantes honestos y capaces que usan sus cargos como
puestos de servicio», «en la que haya leyes justas que
protejan a los más débiles».
El compromiso expresado en la Declaración
Común se extiende «a trabajar a favor de la identidad
sexual que el Creador ha dado a cada ser humano», «a
favor de la unidad del matrimonio y de la familia; a favor
del derecho de los padres de educar a sus hijos,
incluyendo el aspecto de la sexualidad»; «a favor de una
televisión que eduque, informe y entretenga sanamente».
Perfil de CRECES
Firma la Declaración Común el Consejo
Ejecutivo de CRECES: Jorge Himitian -pastor de la «Comunidad
Cristiana»-, Carlos Mraida -pastor de la «Iglesia del
Centro»-, Hector Petrecca -pastor de la «Iglesia
Cristiana Bíblica»-, Norberto Saracco -pastor de la «Iglesia
Buena Nueva»-, Julia Torres -coordinadora de la «Comunidad
de Jesús» en Argentina-, Abel Bulotta -miembro del
equipo de servicio de la «Comunidad de Jesús»-, Pino
Scafuro -coordinador de la «Renovación Carismática Católica»,
región Buenos Aires-, Raúl Trombetta -miembro del equipo
coordinador de la región Buenos Aires de la «Renovación
Carismática Católica»-.
Se adhieren al documento el sacerdote
Fernando Giannetti -responsable de la Comisión de
Ecumenismo y Diálogo Interreligioso de la Arquidiócesis
de Buenos Aires-, Matteo Calisi -presidente de la «Comunidad
de Jesús» y de la «Fraternidad Católica de Comunidades
carismáticas de Alianza»- y el padre Carlo Colonna s.j.
-consejero espiritual de la «Comunidad de Jesús»
(Italia)-.
CRECES «nació de un anhelo que el Espíritu
Santo de Dios puso en el corazón de un grupo de hermanos
católicos y evangélicos que, sin saberlo, oraban por su
cuenta para que el Señor suscitara una forma de iniciar
un camino común hacia el cumplimiento del ruego de Jesús
al Padre, la noche en que iba a ser entregado:
"Padre, que todos sean uno para que el mundo crea que
Tú me has enviado" (Jn 17,21)», explican los
promotores a Zenit.
El inicio de un camino en común arrancó de
la visita de Matteo Calisi a Buenos Aires, en julio de
2003 -hacía algunos años que Calisi y el pastor Jorge
Mimitian se habían encontrado en Italia, compartiendo el
mismo deseo de unidad-.
Tras ese primer encuentro en la sede de la
Pastoral Social de Buenos Aires, cuatro pastores evangélicos
y cuatro laicos católicos comenzaron a reunirse
mensualmente para orar y discernir la voluntad de Dios
para este camino de reconciliación y unidad; pudieron
comprobar que muchos hombres y mujeres, católicos y evangélicos,
compartían la misma inquietud.
El I Encuentro de Católicos y Evangélicos
en el Espíritu Santo -«Para que el Mundo crea»- se
celebró el 31 de julio de 2004.
Se adoptó el nombre de «CRECES» -«Comunión
Renovada de Evangélicos y Católicos en el Espíritu
Santo»-, pues no se trata simplemente de un grupo, sino
que -explican- «el Señor ha creado una verdadera Comunión
entre nosotros, Renovada por su Espíritu».
En el nombre se expresa también la común
experiencia «carismática»: la del Bautismo en el Espíritu
Santo, una experiencia de efusión que comparten hoy 600
millones de cristianos en todo el mundo, evangélicos de
todas las denominaciones, ortodoxos y católicos.
CRECES cuenta con una Mesa Consultiva
integrada por los pastores Ángel Negro, Jorge Sennewald y
Elba Somoza, así como por los sacerdotes Francesco
Ballarini, Eduardo Silio, Matías Morca, Fernando
Giannetti y el padre Alberto Ibáñez Padilla .
Más información sobre CRECES y sus
actividades enviando un mensaje a comunionrenovada@gmail.com
.
La Declaración Común se puede leer íntegramente
en la sección de Documentos
de Zenit.
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