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LOS JESUITAS PIDEN MÁS IGUALDAD Y
LIBERTAD DE OPINIÓN EN LA IGLESIA

   La orden religiosa plasma estas propuestas en la revista ‘Mensajero del Corazón de Jesús’, donde aseguran que son fruto de la interiorización de la doctrina del Concilio Vaticano II Los jesuitas consideran que la Iglesia debería irse configurando con mayor libertad de opinión en su seno, la igualdad entre todos sus miembros y la participación de los laicos en su vida interna.

   Estos son algunos de los aspectos que los jesuitas consideran necesarios en este nuevo Pontificado, y que exponen en un editorial de una de sus publicaciones, la revista Mensajero del Corazón de Jesús, órgano del Apostolado de la Oración (APOR) encomendado a la Compañía de Jesús.

   El editorial del número correspondiente a este mes, titulado Una Iglesia de participación y comunión, cita además otros «sueños en voz alta», como son el que «aumentaran las atribuciones de las conferencias episcopales, que los obispos fueran elegidos y nombrados de forma diferente, teniendo en cuenta a la diócesis y al pueblo cristiano al que van a servir».

   Los jesuitas, según la información facilitada por Ivicon, la agencia de prensa de la Conferencia de Religiosos (Confer), creen necesario también, según el editorial, «una mayor frescura, espontaneidad y novedad» en las celebraciones litúrgicas.

   Para la revista, anhelar una comunidad eclesial regida por el principio de la igualdad de todos sus miembros, varones y mujeres, clérigos y laicos, «no significa que no haya en ella diversidad de servicios, ministerios, funciones, carismas y vocaciones», sino más bien «que la Iglesia se parezca cada vez menos a una entidad administrativa» y «que no se ocupe tanto en detectar desviaciones y errores como de fomentar y tutelar la vida plural que la misma fe suscita», al tiempo «que no excluya a nadie en función del género o de los sacramentos».

   "uniformidad atosigante".. El editorial pide también libertad de opinión en la Iglesia, pero advierte que ello "no es una patente de corso para que cualquiera ponga en cuestión los dogmas o la auténtica tradición". Al contrario, dice, "deseamos que las diferentes corrientes, los pareceres distintos, las ideas o mentalidades diversas, las múltiples culturas o formas de pensar tengan cabida cómoda en la comunidad cristiana". Y añade que "puedan expresarse con respeto y humildad, aunque puedan sorprender o incluso escandalizar por ignorancia a algunos". Y es que "no hay que tener tanto miedo al pluralismo", pues "la uniformidad impuesta, hasta en lo nimio, resulta atosigante", opinan los jesuitas.

   Para la revista Mensajero todas estas propuestas no son fruto de un «capricho» sino de la «aceptación interiorizada de la doctrina del Vaticano II sobre la Iglesia».

   El editorial lamenta que el estilo del ejercicio de la autoridad no haya cambiado en muchos ámbitos, pues «algunos procedimientos disciplinares, dice, rozan la vulneración de los derechos humanos».  «Que la Iglesia sea jerárquica no obsta para que sea un poco más democrática», señala.

   El papel del laico. En relación con la participación de los laicos, los jesuitas inciden también en la importancia que la eclesiología del Vaticano II concedió a las Iglesias locales y nacionales, y expresan su pesar por que la participación de los laicos en la vida interna de la Iglesia sea «tan pequeña y limitada». El editorial de «Mensajero» concluye que «son más extensos nuestros sueños, pero solo les hablamos hoy de unos cuantos, que nos parecen -a estas alturas- indispensables».
«Ojalá este Papa, recién elegido (dicho sea de paso, por un procedimiento que no deja de ser singular y mejorable) recorra esta senda con el concurso de todos los fieles», afirman.
  

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