¡SOMOS CATÓLICOS!

 
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PREGUNTAS FRECUENTES
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¿QUIÉN ES MONSEÑOR JOSEPH LEVADA,
ARZOBISPO DE SAN FRANCISCO, NOMBRADO
     PREFECTO DE LA SAGRADA CONGREGACIÓN
 

PARA LA DOCTRINA DE LA FE?

Se dice que  Monseñor Levada es conservador
en doctrina, pero esto no es verdad. Levada es

un hombre del Vaticano II, entusiasmado con el 
ecumenismo y las prácticas interreligiosas.
Por sus 
palabras y acciones hubiera sido condenado por el
Cardenal Ottaviani, su predecesor en el Santo Oficio

MONS. LEVADA ES INCENSADO POR UNA "MONAGUILLA"

Moral acomodaticia y de componendas   

   Benedicto XVI designó al Arzobispo de San Francisco, William Levada como Prefecto de la Sagrada Congregación de la Doctrina de la Fe (¿o de la DESTRUCCIÓN de la fe?). El anuncio lo hizo el 13 de mayo, el mismo día en que comunicó que había decidido poner a Juan Pablo II en la "vía rápida" para la beatificación, salteando los prudentes cinco años del período de espera.

   Colocando a Levada en ese puesto, Benedicto XVI cumple con su promesa de continuar la política post-conciliar de Juan Pablo II. Un ecumenista norteamericano con probada reputación de "componendas" ocupa ahora la vacante dejada por Joseph Ratzinger. El espíritu del Vaticano II brilla bajo el nuevo "Pontificado".

   Una de las ocasiones en las que Levada mostró su manera de "no jugarse", fue su cauteloso accionar respecto a los políticos católicos partidarios del aborto. El año pasado, un puñado de obispos norteamericanos anunciaron que negarían la comunión a tales políticos, pero Levada tuvo una posición más conciliadora. Dijo que no les negaría la comunión hasta "poder escucharlos y poder ofrecerles un examen verdaderamente fructífero de la enseñanza católica".[2]

   Nos preguntamos qué examen se requiere si el prelado simplemente  declara públicamente: el aborto es el asesinato de niños inocentes, un crimen que clama venganza al cielo, y los políticos católicos que están a favor de esta carnicería se encuentran en pecado mortal y por lo tanto no se les puede dar la comunión.

   En 1996 el arzobispo se las ingenió para evitar un enfrentamiento con los ediles de la ciudad a propósito de una nueva ordenanza municipal a favor de los homosexuales. Cuando los funcionarios aprobaron una nueva política que imponía a todas las instituciones que trabajan con la municipalidad, asignar a las "parejas" de sus empleados los mismos beneficios acordado al cónyuge, las administraciones de beneficencia católica comprendieron que perderían importantes fondos gubernamentales si no adoptaban esa política que, de hecho, ponía las uniones homosexuales al mismo nivel que el matrimonio. Pero Monseñor Levada negoció un compromiso, que permitía a las asociaciones de su diócesis designar como  recipiendario de los beneficios concedidos por la municipalidad a cualquier individuo: un padre, una hermana, un hermano, un amigo, o de hecho, un amante homosexual. 

   Levanda defendió esa forma de actuar como un medio de extender las ventajas unidas a ciertos empleos sin reconocer por ese hecho las uniones homosexuales. Pero otros prelados norteamericanos rechazaron ese compromiso, considerándolo como una inútil concesión a las presiones por los derechos de los homosexuales y la pérdida de la ocasión de tomar una posición potencialmente impopular en defensa de un principio moral fundamental. Además, aceptando ese compromiso de 1996 - es decir en una fecha relativamente temprana dentro de la ofensiva nacional lanzada por los activistas homosexuales para asegurarse los beneficios acordados a los cónyuges- el arzobispo de San Francisco presionó sobre otras comunidades e instituciones católicas incitándolas a aceptar compromisos parecidos.

   O sea, que durante los últimos años, Monseñor Levada tomó públicamente posición sobre las dos cuestiones que ejercieron mayor presión sobre la jerarquía de Estados Unidos: la campaña por los derechos de los homosexuales y la controversia a propósito de la recepción de la comunión por parte de los políticos favorables al aborto. En los dos casos, el arzobispo de San Francisco encontró la forma de evitar una confrontación directa y de hacer disminuir la presión ejercida contra la Iglesia. En los dos casos evitó la disputa, pero ¿a qué precio? Su actitud debilitó las posiciones tomadas por otros prelados que eligieron hablar claramente y arriesgarse a una confrontación directa con la opinión pública. 

   Tampoco fue clara y firme su posición respecto a la crisis de abuso sexual[1].  

   La Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, es la encargada de pronunciarse sobre todos estos problemas. ¿Qué puede esperarse de un hombre con este historial de compromisos y encubrimientos?

   Levada dijo que la visita de Juan Pablo II a la sinagoga de roma y directamente lo imitó[3]. También participó en varias ceremonias "interfe"[2].

   El accionar del arzobispo Levada, lo muestra como un hijo del Vaticano II, una criatura de nuestros días, un prelado que cubrió los abusos sexuales de los clérigos transfiriendo a reconocidos abusadores a otras parroquias, un hombre a quien católicos bien pensantes no le confiarían la enseñanza de la religión a sus hijos. Aún así, es el hombre elegido por Benedicto XVI para ser "el guardián de la ortodoxia" y para ocupar el segundo puesto en influencia de la Iglesia.

¡Nuestra Señora vencedora de todas las herejías, rogad por nosotros!

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