El
24 de abril de 2005, el presidente argentino, Néstor Kirchner
visitó la iglesia San Silvestre Incapite, en el corazón de la ciudad de Roma,
para rendir homenaje a cinco religiosos de la orden de los palotinos muertos el 4 de julio de 1976, en el barrio porteño de Belgrano, durante la
guerra contra la subversión.
La muerte
de estos religiosos es
uno de los tantos hechos de la guerra que ensangrentó nuestra Patria y que no
buscaron ni el Pueblo Argentino ni sus Fuerzas Armadas. y sí el terrorismo marxista
internacional corporizado en la Cuba comunista.
Las
actuales autoridades del país presentan
la muerte de estos 3 sacerdotes y 2
seminaristas pertencientes a la orden de los palotinos, como un hecho aberrante
en que fueron asesinados cinco inocentes víctimas de una irracional y súbita
manía asesina que aquejó a los soldados argentinos en la década del 70.
En
la ocasión, el
palotino Mariano Pinasco, cultor de la impostura, le dijo al Presidente Kirchner:
"Estamos
orgullosos de usted y de su presencia.
Gracias por no dejarnos solos, porque durante
muchos años nos sentimos abandonados".
Ese miembro de la
iglesia conciliar y su cofrade, Denise O'Brien,
están
"orgullosos" por la presencia de un propiciador del aborto, repartidor
de preservativos, corruptor de la juventud argentina.
Uno
de los medios que dio la noticia fue el diario "La Nación",
que
no aclara si en la ocasión Kirchner estaba acompañado por su amigo y asesor
Miguel Bonasso, miembro de la cúpula terrorista que en una
correspondencia sostenida con
Ernesto Jauretche, otro integrante de esa organización criminal, reconoce que los cinco palotinos eran terroristas
pertenecientes a esa banda de delincuentes subversivos marxistas y eran
integrantes de una célula capitaneada por el propio Jauretche quien justamente
en el momento
del suceso se aprestaba a concurrir al lugar para reunirse con los occisos a efectos de
planificar operativos terroristas de los que hubieran sido víctimas ciudadanos
argentinos, tal como sucedía en aquella época.
El luctuoso hecho
presentado por la desvergonzada propaganda oficial como "el asesinato de
cinco víctimas inocentes",
fue un acto de guerra más en la contienda irregular desatada contra la Argentina
por los elementos marxista-leninistas entrenados en Cuba, con las difusas y
especiales normas que el terrorismo impuso a los combates. Los
palotinos eran terroristas y su siniestra acción estaba desangrando nuestra
Patria.
La
mentira sostenida por los actuales superiores palotinos y su falta de
arrepentimiento nos indica que éstos no están muy lejos de las técnicas
simulatorias de sus cofrades muertos y su misma ubicación (muy lejos de Dios y
en cercanía del Diablo), como también que Néstor Kirchner y su entorno siguen
los mismos caminos de falsía que recorrían en los años 70.
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