16 de
mayo
MENSAJE
VATICANO A LOS BUDISTAS CON
MOTIVO DE LA FIESTA DEL VESAKH*
... las cosas que sacrifican los
gentiles, las sacrifican a los demonios y no
a Dios. Y no quiero que tengáis
ninguna sociedad con los demonios. No
podéis tener
parte en la mesa del Señor y en la mesa de os demonios. (I
Cor. 10, 20 y 21)
CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 16 mayo 2005 (ZENIT.org).-
Publicamos el mensaje que ha dirigido el arzobispo Michael
L. Fitzgerald, presidente del Consejo Pontificio para el
Diálogo Interreligioso, con motivo de la fiesta de Vesakh,
la más importante para los budistas.
En los países de tradición therevada, este
año se celebra el 22 de mayo. Conmemora los principales
acontecimientos de la vida de Buda.
En los países de tradición mahayana, estos
momentos se recuerdan en días diferentes. De todos modos,
la fiesta más importante es la de Vesakh, durante la que
se recuerda el nacimiento de Siddharta Gautama (8 de
abril).
Budistas
y cristianos en solidaridad
Queridos amigos budistas:
1. Una vez más ha llegado el tiempo de
Vesakh, y en esta ocasión deseo haceros llegar mis
mejores deseos. Que esta fiesta traiga alegría a cada uno
de vosotros, a vuestras familias y comunidades. Estoy
seguro de que allí donde budistas y católicos viven en
estrecho contacto, aprovecharán este momento para
consolidar las buenas relaciones que ya existen.
2. Este año la Iglesia católica celebra el
cuadragésimo aniversario de la Declaración «Nostra
Aetate» del Concilio Vaticano II sobre las relaciones
entre la Iglesia católica y las demás religiones. En
cierto sentido, este documento puede ser considerado como
la «Magna Charta» que guía a los católicos en sus
relaciones con las personas de otras tradiciones
religiosas. Menciona al budismo, junto a otras religiones,
y afirma que «la Iglesia católica no rechaza nada de lo
que en estas religiones hay de santo y verdadero» (número
2). De este modo, budistas y católicos han podido
encontrarse, en un espíritu de apertura, sinceridad y recíproco
respeto, comprometiéndose en el diálogo de diferentes
maneras.
3. En países en los que budistas y
cristianos viven y trabajan hombro a hombro, el «diálogo
de vida» les permite, dando testimonio de la religión a
la que pertenecen, profundizar en el conocimiento mutuo,
suscitar buenas relaciones y promover un espíritu de
cercanía. Se ha creado de este modo un lazo particular
entre un cierto número de monjes y monjas budistas y católicos.
Han sido huéspedes los unos de los otros en sus
respectivos monasterios y conventos para compartir un período
de silencio, de meditación y de reflexión. Algunas
comunidades han experimentado la necesidad de colaborar en
el campo social y, en un mundo marcado por la violencia,
de trabajar juntos por la causa de la paz.
4. Donde más se siente la necesidad de
colaboración es en los países del sur y del sudeste de
Asia, que el 26 de diciembre de 2004 fueron golpeados por
el terremoto y después por el tsunami. Este desastre ha
suscitado una emanación de oraciones, expresiones de
compasión y actos de generosidad como en pocas ocasiones
se ha visto en el mundo. Budistas y cristianos han
trabajado juntos para ayudar a las víctimas; las
organizaciones religiosas han cooperado para llevar ayudas
inmediatas y para evaluar las necesidades futuras. Ahora
bien, el largo período de tiempo que se necesita para la
reconstrucción exige continuar con estas expresiones de
solidaridad interreligiosa. Se dan también otras
situaciones que exigen la cooperación entre todas las
personas de buena voluntad para poder encontrar soluciones
que estén de acuerdo con la dignidad humana y que
respeten los derechos humanos.
5. En la fiesta de Vesakh de este año, hay
familias que han perdido a algunos de sus miembros. Deseo
asegurar a estas personas que sus seres queridos no serán
olvidados, sino que serán recordados en nuestras
oraciones. El diálogo que «Nostra
Aetate» ha ayudado a promover nos exhorta a compartir
los unos con los otros tanto la alegría como el dolor.
Con este espíritu os deseo a cada uno de vosotros, una
vez más, una serena celebración de la fiesta.
Arzobispo Michael L. Fitzgerald
Presidente
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