"El hecho de ser una Iglesia
de características universales hace más difícil la membresía de la Iglesia
Católica en el Consejo Mundial de Iglesias (CMI), sin embargo tenemos un
espacio de diálogo que consideramos esencial", afirmó el cardenal alemán
Walter Kasper, presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad
de los Cristianos, durante una conferencia ofrecida a la prensa en la IX
Asamblea del CMI.
Junto a Kasper se encontraban el
obispo irlandés Brian Farrell, secretario del Consejo Pontificio y la profesora
brasileña Verónica Araujo, coordinadora para el trabajo del Centro para un Diálogo
por la Cultura, del Movimiento Focolar.
El prelado se refirió al carácter
irrevocable del acuerdo tomado durante el Concilio Vaticano II y la voluntad del
actual Papa, Benedicto XVI, por darle continuidad al diálogo ecuménico.
Manifestó que la Iglesia de la cual forma parte ve en el diálogo bilateral una
herramienta útil que tiene un lugar imprescindible.
Apuntó dos aspectos importantes que
no se deben desconocer en cualquier tipo de conversación. Uno, las bases
locales como plataforma necesaria para las conversaciones y, segundo, la
necesidad de encontrar un equilibrio en la colaboración de todas las iglesias
para que el espíritu ecuménico se haga visible.
Por
su parte, el obispo Farrell llamó a definir propósitos, metas y áreas
de trabajo del
ecumenismo para concentrar esfuerzos en tal sentido. Mientras que la
profesora Araujo hizo un llamado a hallar los valores cristianos dentro
de nosotros mismos, pero para ser volcados en el mundo. Un mundo
globalizado que necesita del aporte de los cristianos basado en las enseñanzas
de Jesucristo. Habló de la necesidad de un ecumenismo de la vida, un
ecumenismo de pueblo que sea una voz de esperanza en medio de un mundo
lleno de angustias que no hallan respuesta.
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