Organizada en conjunción con la IX
Asamblea del Consejo Mundial de Iglesias, la marcha convocó a la unidad de los
cristianos del mundo en contra de la violencia y por la justicia social.
El habitual toque de la batería de
las escuelas de samba dio paso al canto litúrgico cuando más de mil personas
marcharon, con velas encendidas, desde el Mercado Público hasta la Plaza Matriz
de la ciudad.
Adolfo Pérez Esquivel, en sus
palabras a los caminantes, habló de los emergentes de la historia, de la fe.
"En un mundo sacudido por la violencia, la guerra, el hambre y la pobreza
estas luces nos deben alumbrar el camino a la esperanza, fortaleciéndonos en la
unidad ecuménica."
Después de unas palabras de
Julia Qusibert, una indígena bolivana cristiana, el
Arzobispo católico de
Porto Alegre, Dadeus Grings*
encendió un enorme cirio con el que se encendieron otros que se distribuyeron
entre la gente. Representantes de otras iglesias participaron en las plegarias y
bendiciones durante las cuales la multitud se volvió hacia los cuatro puntos
cardinales.
Desmond Tutu, al final de la marcha,
concluyó: "Ustedes saben que el muro de Berlín cayó. Ustedes conocen que
en Sudáfrica el apartheid también cayó. ¡Y ahora estamos en Porto Alegre
sabiendo que la violencia también va a caer!"
La Marcha por la Paz fue organizada
por la comisión para el Decenio para Superar la Violencia y un comité de
iglesias locales.
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