BENEDICTO XVI EN TURQUÍA:
IMÁGENES DE UNA APOSTASÍA
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¿Qué hizo
Benedicto XVI en el templo de una religión que niega la divinidad de Cristo? Y
en realidad, bien mirado, ¿qué hacia en Turquía?… Una prueba más del daño que
hace la iglesia conciliar, que ante el mundo se presenta como la verdadera
religión católica. Los católicos están cada vez más inseguros de la
verdad de la fe que profesan y lo musulmanes cada vez más seguros de la fuerza
de su fe.
Observemos el
efecto del ecumenismo sobre el panorama internacional actual. En épocas de Pío
XII hubiese sido impensable la situación actual. Veamos como a empeorado la
situación de los cristianos que vivían y en menor medida viven en los países
árabes: la situación ha empeorado terriblemente. ¿Esos son los frutos de
cuarenta años de ecumenismo? Pues, evidentemente no sólo a causa del
ecumenismo, pero, también por el ecumenismo.
Lo peor no ha
sido el eterno y cansino discurso sobre el diálogo de religiones, y su
impotencia absoluta. Lo peor no es el impotente discurso ecuménico, lo peor es
que ese discurso imposibilita el anuncio evangélico. Nuestro Señor Jesucristo
ordenó: “id por todo el mundo y anunciad la Buena Nueva”. Y la buena nueva es
que Jesucristo salva y da la vida eterna al que cree. Siendo así que sólo Él
salva y da la vida eterna. En la práctica, la iglesia conciliar ha sustituido el
anuncio Evangélico por el anuncio Ecuménico.
¿Cuántas veces ha
pronunciado Benedicto XVI en sus discursos en Turquía, el nombre de Nuestro
Señor? No sabemos si lo hizo alguna vez, pero de lo que sí estamos seguros es de
que si lo hizo, no fue para hacer el anuncio evangélico real (el que crea y se
bautice se salvará y el que no, no se salvará).
El jefe de la
iglesia conciliar renuncia hacer el anuncio evangélico para poder dialogar con
los musulmanes. Pero para que este diálogo pueda seguir existiendo hay que
borrar el anuncio evangélico. Es decir, para poder dialogar renuncia a la que
debería ser su fe. Y la cuestión es la siguiente, si fuera verdaderamente
católico, Benedicto XVI no podría renunciar a anunciar el Evangelio sabiendo que
el Islam está en el error y que los que se mantienen en el error nunca
alcanzarán la vida eterna.
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