VISITA DEL PRIMADO ANGLICANO
A BENEDICTO XVI
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Una
Iglesia separada, en pleno cisma. Éste es el diagnóstico para la actual
situación de la Comunión Anglicana, rama separada de la Iglesia Católica por mor
de las cuitas matrimoniales de Enrique VIII en 1534 y que hoy ve cómo sus 71
millones de fieles funcionan, en la práctica, como pequeños grupos desconectados
de su cabeza espiritual, el arzobispo de Canterbury.
El
escándalo motivado por la ordenación de obispos homosexuales -también la de
mujeres- en Estados Unidos y Canadá hizo que las provincias africanas -que
aglutinan 40 millones de anglicanos- amenazaran con separarse de la Iglesia de
Inglaterra.
Nos ¿sorprenden? los pasos dados en los últimos años de Pontificado de
Juan Pablo II para el acercamiento y, en su caso, retorno de los anglicanos a la
Iglesia Católica. Se trata de un difícil «camino de vuelta» que, sin embargo,
está contando con el apoyo decidido de los principales teólogos de ambas partes
y con la «mano tendida» del Vaticano. Prueba de ello es el viaje que, entre el
22 y el 26 de noviembre, llevará al arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, al
Vaticano y que incluirá una entrevista con Benedicto XVI.
En la
misma, que tendrá lugar el 23 de noviembre, ambos líderes religiosos
rezarán
juntos por la unidad, según informaba esta semana «The Daily Telegraph». Este
viaje se realiza en el 40 aniversario del histórico encuentro que mantuvieron en
1966 el Papa Pablo VI y el entonces arzobispo de Canterbury, Michael Ramsay, que
supuso la primera reunión oficial entre las cabezas de las dos iglesias desde
que Enrique VIII fundara la Iglesia de Inglaterra.
A su
vez, se espera que Benedicto XVI y el primado de Inglaterra anuncien una nueva ronda
de conversaciones que pongan fin a las disputas teológicas que desde hace medio
milenio separan a católicos y anglicanos. Unas conversaciones gestionadas desde
la Comisión Internacional Anglicana/Católica Romana en las que, entre otras
cuestiones, se aborda la posibilidad de que el Santo Padre se convierta en una
especie de «primado universal» de todas las confesiones cristianas.
Williams presentará a Benedicto XVI un documento, elaborado por una comisión de
prelados anglicanos, en el que se obliga a las iglesias a comprometerse a no
ordenar como sacerdotes a homosexuales si quieren seguir perteneciendo a la
Comunión Anglicana. El texto, que también realiza una recomendación sobre la no
conveniencia de ordenar mujeres sacerdotes (pero siguen "ordenándolas/os"), ha sido bien acogido por la Iglesia
de Inglaterra y las iglesias de África (en especial las de Nigeria, Tanzania y
Kenia, las más numerosas). Por el contrario, las congregaciones de EE.UU., Nueva
Zelanda, Escocia y Canadá anunciaron su intención de no suscribirlo.
Autoridad moral
Entre
los obstáculos para una hipotética vuelta a Roma de los anglicanos se encuentra
el hecho de que Rowan Williams sólo sea una autoridad moral para esta confesión.
A diferencia del Papa, sus decisiones no han de ser automáticamente aceptadas
por los fieles o la jerarquía. Ello implica otros problemas, como la falta de
capacidad coercitiva contra los anglicanos de Norteamérica, lo que en las
últimas semanas se ha complicado sobremanera con la elección de la obispa
Catherine Jefferts Schori al frente de la Iglesia Episcopal, rama estadounidense
del Anglicanismo. Los
sacramentos y la Biblia, principales diferencias
Pese a considerarse una iglesia «católica»,
la Comunión Anglicana mantiene sensibles diferencias respecto a la doctrina
católica, que se plasman en la no aceptación de determinados dogmas, así como en
la estructura y la doctrina moral. Así, los anglicanos
tienen como única regla
la Biblia, y consideran que sólo dos de los sacramentos (Bautismo y Santa
Comunión) son necesarios para la salvación. Del mismo modo, no cuentan con la
figura de un Papa, hombres y mujeres pueden acceder al
sacerdocio y el orden episcopal, y los laicos participan en sus decisiones.
Tras su separación de Roma, la Iglesia
Anglicana no ha reconocido, entre otros, los «dogmas» de
la infalibilidad papal,
el purgatorio, la inmaculada concepción y asunción de María con su obra «co-redentora»
con Cristo.
JUAN
PABLO II CON RUNCIE
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