EN LA IGLESIA CONCILIAR:
¿NO HAY RUPTURA CON
EL PASADO?
Palabras de Benedicto
XVI:
"¡Cuánta
confianza y cuánta esperanza infunden estas palabras del Señor Jesús! En
particular, invitan a los cristianos a pedir juntos a Dios esa plena unidad
entre ellos, por la que el mismo Cristo, con sentida insistencia, rezó al Padre
en la Última Cena (Cf. Juan 17, 11.21.23). Se entiende, entonces, el motivo por
el que es tan importante que nosotros, cristianos, invoquemos el don de la
unidad con perseverante constancia. Si lo hacemos con fe, podemos estar seguros
de que nuestra petición será escuchada. No sabemos ni cómo ni cuándo, pues
no nos corresponde a nosotros conocerlo, pero no tenemos que dudar de que un día
seremos «una sola cosa», como Jesús y el Padre están unidos en el Espíritu
Santo. La oración por la unidad constituye el alma del movimiento ecuménico
que, gracias a Dios, avanza en todo el mundo... Dios es amor y sólo si nos
convertimos a Él y aceptamos su Palabra nos uniremos todos en el único Cuerpo
místico de Cristo". (22
de enero de 2006)
REALIDAD DOCTRINAL CATÓLICA
(Papa Pío XI,
Encíclica
Mortalium Animos, 1928)
Y aquí se Nos
ofrece ocasión de exponer y refutar una falsa opinión de la cual parece
depender toda esta cuestión, y en la cual tiene su origen la múltiple acción
y confabulación el de los católicos que trabajan, como hemos dicho, por la unión
de las iglesias cristianas. Los autores de este proyecto no dejan de repetir
casi infinitas veces las palabras de Cristo: "Sean todos una misma
cosa. Habrá un solo rebaño y un solo pastor" mas de tal manera las entienden, que, según ellos, sólo significan un deseo y
una aspiración de Jesucristo, deseo que todavía no se ha realizado.... Opinan,
pues, que la unidad de fe y de gobierno, nota distintiva de la verdadera y única
Iglesia de Cristo, no ha existido casi nunca hasta ahora, y ni siquiera hoy
existe: podrá, ciertamente, desearse, y tal vez algún día se consiga,
mediante la concordante impulsión de las voluntades; pero en entre tanto, habrá
que considerarla sólo como un ideal.
Añaden que la Iglesia,
de suyo o por su propia naturaleza, está dividida en partes, esto es, se halla
compuesta de varias comunidades distintas, separadas todavía unas de otras, y
coincidentes en algunos puntos de doctrina, aunque discrepantes en lo demás, y
cada una con los mismos derechos exactamente que las otras; y que la Iglesia sólo
fue única y una, a lo sumo desde la edad apostólica hasta tiempos de los
primeros Concilios Ecuménicos. Sería necesario pues -dicen-, que, suprimiendo
y dejando a un lado las controversias y variaciones rancias de opiniones, que
han dividido hasta hoy a la familia cristiana, se formule se proponga con las
doctrinas restantes una norma común de fe, con cuya profesión puedan todos no
ya reconocerse, sino sentirse hermanos. y cuando las múltiples iglesias o
comunidades estén unidas por un pacto universal, entonces será cuando puedan
resistir sólida y fructuosamente los avances de la impiedad...
...la unión de los
cristianos no se puede fomentar de otro modo que procurando el retorno de los
disidentes a la única :y verdadera Iglesia de Cristo, de la cual un día
desdichadamente se alejaron...
... de
ningún modo pueden los católicos favorecer ni cooperar a semejantes intentos;
y si lo hiciesen, darían autoridad a una falsa religión cristiana, totalmente
ajena a la única y verdadera Iglesia de Cristo.
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