FRUTOS DE LA
IGLESIA CONCILIAR
EN LA
EX-CATÓLICA ESPAÑA:
CIERRE
DE ESCUELAS CATÓLICAS[*]
Hace
unos días se conocía la noticia de que el colegio Patrocinio
de María, en pleno centro de Madrid, va a cerrar porque las
religiosas que lo dirigen son ya muy mayores. A muchos les
ha sorprendido el hecho por tratarse de una escuela situada
en el corazón de la capital, pero en realidad no es,
lamentablemente, nada extraordinario: cada año cierran sus
puertas 180 colegios religiosos en toda España. Sí, sí, como
lo leen. Según los datos de la propia Conferencia Episcopal
y de la Fere (la Federación Española de Religiosos de
Enseñanza), ése es el número de escuelas que desaparecen
anualmente en nuestro país, es decir, una cada dos días. La
sangría es tremenda para la Iglesia, y pocos quizás se han
dado cuenta. Miles de niños pierden la oportunidad de
estudiar en colegios católicos porque las congregaciones que
los gestionan cuentan cada vez con menos religiosos. Y las
escuelas -no hace falta decirlo- son de vital importancia
para la Iglesia porque, como repetía san Juan Bosco, «hay
que enseñar a amar a Dios desde niños; sino, puede ser
demasiado tarde».
Pues
parece que una de las soluciones va a pasar por contar con
laicos realmente preparados, despiertos, con iniciativa,
profesionales y fieles a la Iglesia que suplan a los
religiosos que van dejando huecos libres, a la vez que se
siguen fomentando las vocaciones. El problema es que, como
afirmaba el cardenal Rouco en una entrevista que concedió a
este diario hace un par de años, «muchos seglares católicos,
a la hora de buscar un empleo, sólo se plantean dónde van a
ganar más, y no dónde van a hacer un mayor bien». El
arzobispo de Madrid añadía además que los dos campos
prioritarios de trabajo para los católicos deben ser «los
medios de comunicación y la educación».
El reto
está ahí. La educación cristiana de miles de niños depende
de laicos generosos y comprometidos. Mañana puede ser
demasiado tarde.
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