A
PROPÓSITO DE LA "LUZ VERDE"
PARA
CELEBRAR LA MISA TRIDENTINA
Andreas
Bohmler
Sabemos que esta concesión de celebración
universal del tradicional rito romano de la
misa, sean los que fueran los términos exactos
de la concesión (de un usurpador), al fin y al
cabo nada significa en realidad, puesto que
después de 40 años de ritos nulos de ordenación
y consagración (sacramento del orden) no le
cuesta nada, mas que para engañar a los tontos
(que son mayoría) mediante tan hábil estratagema
luciferina, hacer esta concesión referida al uso
de rito de la misa, porque si durante esos 40
años fueron sacerdotes válidamente consagrados
(aunque cada vez menos) los que celebraron un
rito nulo, inválido, esotérico, a partir de este
indulto más general o universal, poco importa,
serán simples laicos los que simulan,
sacrílegamente, el rito de la misa verdadera.
Toda una enseñanza sacada de la dialéctica
cabalista bajo el lema de Solve y Coagula.
Primero disolver la realidad, luego ofrecer un
simulacro (como es la sangre coagulada, que
parece vida y ya no es tal). El que tenga
entendederas, que oiga y entienda.
El que ignora este hecho de base de la nulidad
de los ritos promulgados por el usurpador
Montini (Pontificalis Romani, 1968), por haber
centrado su combate en demasía en la misa (que
por importante que fuera, no es sin embargo,
sino un arma de neutralización en el combate
real), no necesita que Dios le vomite a las
tinieblas exteriores, porque ya está instalado
en ellas. Evidentemente, esta medida, está
calculada no para dar gusto a nadie (aunque de
hecho este gusto está acompañado de efecto nulo
sobrenatural), sino para resecar eficazmente el
caudal de fieles (engañados también) de los
grupos del "indulto" existente, en varias
formas, así como la propia fraternidad
lefebvrista que por defecto de haber enseñado
bien a sus feligreses (y nadie da lo que no
tiene), se verá prontamente abocado a la
inexistencia (menos un núcleo ínfimo de
incondicionales).
Hoy
es el día de San Calixto, Papa; que él nos
enseñe perseverar en la fe, y que si hemos
hecho concesiones de cualquier tipo, nos ayude a
rectificarlas a llevar a buen puerto nuestra
vida de confesores, o si Dios así lo dispone, de
mártires. Estamos en las manos de Dios. Y los
que no saben lo que escribo, aquí con escuetas
palabras, también están en las manos del diablo,
por expresa concesión de justicia divina.
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