El sábado 7 de julio llegó una
noticia de la que algunos medios de comunicación se han
hecho eco. Se trata de la liberación de la Santa Misa
Tradicional, por medio de un Motu Proprio de Benedicto XVI que
lleva el nombre de Summorum Pontificum; la Misa que se
liberó es la Misa que se celebró hasta 1970 en todas las
iglesias, capillas y oratorios católicos de la Cristiandad y
que los miembros de nuestra Sociedad Religiosa celebramos
diariamente.
”Motu Proprio” es
el nombre que se le da a un documento que los papas escriben
sin tener necesariamente el consentimiento de los demás
Cardenales y Obispos, y su traducción sería algo así como "de
propia decisión", y el nombre Summorum Pontificum que quiere
decir "de los Sumos Pontífices".
En este documento,
Benedicto XVI dice que la Misa en Latín que se rezó siempre,
hasta después del Concilio Vaticano II, jamás ha sido abrogada
o prohibida. Aunque hablando con propiedad esta es una media
verdad, ya que aunque es verdad que jamás fue prohibida por
escrito, sí lo fue en los hechos.
Hay un dicho en
España que afirma: "hecha la ley, hecha la trampa", y las
trampas de este documento en que desgraciadamente muchos van a
caer, son las siguientes:
Aquí vemos cómo no
sólo ellos quieren poner en plano de igualdad la Misa
Tradicional con la nueva, sino que según este artículo, la
Misa de Paulo VI tendrá superioridad con respecto a la de San
Pío V. Esto es inaceptable para cualquier católico fiel, ya
que esta Misa es la que ha canonizado a todos los Santos que
hoy están en el Cielo, fue la Misa con la cual toda América se
hizo católica, mientras que la nueva Misa es aquella con la
cual se han hecho toda clase de abusos litúrgicos y
morales, y la que desde hace 30 años viene minando la Fe
Católica en el mundo entero, especialmente en nuestros países
hispanos, donde millones de católicos abandonan la Iglesia
para enrolarse en las sectas, especialmente en aquellas de
origen pentecostales.
-
2) En el artículo 2 leemos:
En Misas celebradas sin el pueblo, cualquier sacerdote de Rito
Latino, sea seglar o religioso, puede usar el Misal Romano
publicado por el Beato Juan XXIII en 1962 o el Misal Romano
promulgado por el Sumo Pontífice Pablo VI en 1970, cualquier
día, excepto en Sagrado Triduo Pascual. Para la celebración
según uno u otro Misal, un sacerdote no requiere de ningún
permiso, ni de la Sede Apostólica ni de su Ordinario.
Aquí debemos
prestar mucha atención sobre esto que dice que durante el
Triduo Pascual no se puede celebrar la Misa Tridentina, sino
que deberemos rezar la Misa nueva. Esto es porque en la Semana
Santa, que es la Semana Mayor, la más importante de la
Cristiandad, no permiten que sigamos con la liturgia
tradicional, porque allí se nos dice en las oraciones del
Viernes Santo que los judíos mataron a Jesucristo, que los
musulmanes son paganos y supersticiosos y que las demás sectas
son inventos del demonio; semejantes oraciones públicas de la
Iglesia tira al suelo el falso ecumenismo que desde hace
30 años viene predicando la Iglesia del Vaticano II. ¿Dónde
quedan las visitas de Juan Pablo II a la sinagoga judía, los
encuentros interreligiosos de Asís y el pedido de perdón a los
no católicos?, y ¿Dónde queda la visita que Benedicto XVI en
Noviembre del año pasado hizo a la Mezquita musulmana en
Turquía?
Por lo tanto este Motu Proprio no debe
deslumbrarnos, porque es más de lo mismo. El fin que persigue
la Roma liberal es llevarnos a todos al Novus Ordo, y a
aceptar los errores, por no decir herejías del Vaticano II,
que no es otra cosa que a la adoración del hombre y a la
instauración del gobierno mundial, con una religión mundial
presidida por el Anticristo.
Pidamos a la
Siempre Virgen María, abanderada de las Causas de Dios, la
Gracia de mantenernos fieles a la Fe de Siempre.
Rev. Padre Mauricio María
Zárate.
Rev. Padre Emilio José Fattore.
S.R.S.L.R.F
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