08/04/2008
FINALMENTE FUE RETIRADO
UN CUADRO
BLASFEMO Y OBSCENO DE
UNA MUESTRA
ORGANIZADA POR LA
DIÓCESIS DE VIENA
No obstante, continúan en
exhibición
hasta el 14 de mayo, otros
no menos ofensivos
En la semana que llevaba
abierta, la exposición «Religión: carne y poder» había generado una gran
controversia. De la retrospectiva que el
Museo de la Catedral de Viena dedica
estos días a la obra del octogenario pintor
Alfred Hrdlicka se ha descolgado «La
última cena de Leonardo, vista por Pier Paolo Pasolini», una «orgía homosexual»
de los Apóstoles según el propio autor. A pesar de ello, las protestas de
visitantes y fieles siguen cuestionando la decisión del
"arzobispo" de Viena,
"cardenal" Christoph Schönborn,
[1]
de ceder espacio a un arte tan
blasfemo.
Haber permitido esta exhibición, es otro ultraje
perpetrado por este notorio "cardenal" conciliar, amigo cercano de Benedicto XVI,
que ya avaló en esta ciudad lamentables espectáculos, tales como "La
Iglesia de la Juventud", y su misa rock al aire libre, provocativamente titulada
"Misa Topless", (advertimos: -aunque no
topless- en algunas de las fotos se exhiben trajes inmodestos), por no
hablar del escándalo de pornografía en el
seminario de Sankt Polten. Que alguien como
Hrdlicka, que en otras épocas menos corruptas que la nuestra, hubiera sido
ignorado, sino condenado a muerte por tal "arte" tan ofensivo y blasfemo, pueda
exponer sus obras de mofa perversa en una galería auspiciada por la "iglesia" a
su vez muy cercana a la Catedral de San Esteban, es un escándalo de proporciones
monumentales.
«Creemos que Hrdlicka tiene derecho a representar a la gente de esta forma
drástica y carnal», se defiende el director del museo, Bernhard Böhler. «No veo
ninguna blasfemia aquí», indica mientras señala un cuadro sobre la Crucifixión
de Nuestro Señor altamente ofensivo e irreverente.
El "cardenal" emitió ayer un comunicado en que explica su decisión: «No tiene nada
que ver con la censura. Corresponde a lo que se entiende como reverencia a lo
sagrado», afirma Schönborn. «También es un acto de respeto hacia los creyentes
que creen que ese retrato les ofendió y provocó en lo más hondo de su
sensibilidad religiosa», agrega en su mensaje. La comunidad católica virtual en
lengua alemana, con toda razón, continúa indignada. El portal austriaco kreuz.net,
uno de los más beligerantes contra la muestra, respondía con un artículo en el
que afirmaba que «la estrategia del director del Museo, Böhler, y del arzobispo
Schönborn pasa por esconder la cabeza bajo el ala».
En esta particular versión de La última
cena, bendecida por el mecenazgo de Pier Paolo Pasolini, los 12 apóstoles y
Nuestro Señor aparecen con evidentes síntomas de haberse empleado a fondo con
el vino y entregados a una desenfrenada orgía de carácter homosexual. Este
contundente dibujo en blanco y negro sacudió durante toda una semana los
visitantes que pasaron por la entrada del Museo de la Catedral de Viena, anexo
al templo y propiedad de éste.
El autor del dibujo y de la exposición
Religión, carne y poder, el reconocido ateo y marxista vienés Alfred Hrdlicka,
es hoy, a sus 80 años recién cumplidos, uno de los artistas más felices del
planeta. Y todo ello gracias al escándalo desatado por su obra y a pesar de que
su pieza estrella, La última cena, haya sido tapada por un práctico muro negro.
«Nunca pensé que aceptaran exponer esa pieza», ha afirmado el escultor, pintor y
dibujante.
El cuadro
ha provocado una
revuelta cristiana sin precedentes que ha llevado a miles de fieles de Austria,
Alemania y Estados Unidos, entre otros países, a inundar de protestas la oficina
del cardenal de Viena, el muy conservador Christoph Schönborn, un hombre cercano
al Papa Benedicto XVI.
La tardía decisión
del obispo no ha satisfecho a los católicos indignados. No cesan de llegar
críticas a las computadoras y casillas de e-mails del cardenal. Algunos medios de comunicación austriacos ya comienzan a
comparar este caso, en versión cristiana, con la crisis de las caricaturas de
Mahoma publicadas en Dinamarca, que soliviantaron los ánimos de millones de
musulmanes en el mundo.
Mientras, el resto de las 50 piezas de
Hrdlicka permanecen expuestas en el museo de la Catedral. En pleno barrio gótico
de Viena, en un edificio
propiedad de la iglesia "católica", aún se puede ver a
Jesús crucificado sin rostro -«No quiero elogiarme, pero una crucifixión mejor
no la ha hecho nadie», dijo Hrdlicka de la pieza- que, como dijimos más arriba,
es altamente irreverente.
Desde varios sitios de internet se llama a presentar quejas contra el cardenal Schönborn por la exposición. En ellas se explica cómo mandar
correos electrónicos de protesta y ya se habla de futuras manifestaciones.
Incluso se preparan miles de folleros para su distribución. Y entre los mensajes
enviados destacan las palabras «sacrilegio» y «blasfemia». «Nuestro país puede
funcionar sin garabateadores y agitadores como Hrdlicka», asegura otro crítico
en una página web.
En declaraciones a la prensa para explicar
la obra censurada, Hrdlicka se ha confesado seguidor de ciertas tesis de
Leonardo da Vinci, en las que, según él, los apóstoles se mantenían unidos
«gracias a la erótica homosexual». «No había mujeres», corrobora al maestro como
explicación lapidaria.
Hrdlicka -ese es su
apellido, no es broma-, el hombre que en el pasado
calificó la Biblia como un «thriller apasionante», se ha desentendido de la
polémica con la exposición. «Es entre la catedral y el museo de la catedral, no
es asunto mío». Sin embargo este hijo predilecto de Viena, como le llama la
prensa local, reconoce disfrutar de la polémica y asegura «rezar» porque el
director del museo, Bernhard Böhler, se siga mostrando «fuerte».
Este austriaco de orígenes checos tiene a
uno de sus máximos validos en Böhler, quien ha defendido la exposición como
forma de «crear un debate», e insiste en que no busca «ofender» a los fieles.
«No hay ninguna blasfemia», asegura.
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