¿Podemos imaginarnos a San
Pedro, visitando a los judíos
pertinaces que no aceptaron a
Nuestro Señor, en su sinagoga?
Benedicto XVI entró ayer a la sinagoga de
East
Park en Manhattan a las 5:16
p.m., en lo que fue su primera visita como "Papa" a uno de esos templos en
Estados Unidos. Un coro le dio la bienvenida con una canción en hebreo
fue un gesto de deferencia ante la numerosa comunidad judía de
Nueva York, a quien ha alentado a construir "puentes de amistad" con el resto de
las religiones.
La visita a la sinagoga neoyorquina, que no estaba prevista en un primer
momento en el programa de su viaje a Estados Unidos, ha sido incluida a
última hora por el Vaticano como un "gesto de amistad" hacia los judíos, que
precisamente este sábado comienzan la Pesaj (Pascua).
Durante su estancia en el templo, donde permaneció cerca de 20 minutos,
Ratzinger intercambió algunas palabras con los representantes de la comunidad.
El rabino jefe de la sinagoga, Arthur
Schneier, de 78 años, de origen austríaco,
se mostró muy cariñoso con él y
aseguró que los judíos persiguen "un deseo sincero de reconciliación".
Una acogida y unas palabras por
parte del rabino que rebajan las tensiones surgidas después de que instituciones
judías denunciaran que el Vaticano quería despreciar y discriminar a esta
comunidad con la reinstauración y nueva formulación de la oración en latín del
Viernes Santo, en la que se reza por ellos. Ratzinger cambió en esta oración la frase en la que se pedía por la
"conversión del pueblo judío", que tantas críticas había ya originado, por un
que "ilumine sus corazones para que reconozcan a Jesucristo salvador de todos
los hombres", pero tampoco esto aplacó las críticas.
Texto
íntegro de su breve alocución
"Queridos amigos:
Shalom! He venido aquí con gran alegría, pocas horas antes del comienzo de la
celebración de vuestra Pesah, para expresar mi respeto y estima a la comunidad
judía de Nueva York.
La cercanía de este lugar de culto de mi residencia, me ofrece hoy la
oportunidad de saludarles. Me resulta conmovedor recordar que Jesús, siendo
joven, escuchó las palabras de la Escritura y rezó en un lugar como éste.
Agradezco al Rabino Schneier sus palabras de bienvenida y le doy las gracias de
modo especial por vuestro deferente obsequio, flores de primavera y el canto
delicioso que los niños han entonado en mi honor. Sé bien que la comunidad judía
ha dado una valiosa contribución a la ciudad, y les aliento a todos a seguir
construyendo puentes de amistad con todos los diversos grupos étnicos y
religiosos que viven entre ustedes. Les aseguro muy especialmente mi cercanía en
este tiempo, en el que se preparan para celebrar las grandes maravillas del
Todopoderoso, y para cantar las alabanzas de Aquel que realizó tales prodigios
por su pueblo. Les ruego a todos que transmitan mis saludos y felicitaciones a
los miembros de la comunidad judía. Bendito sea el nombre del Señor".