EL LIBRO DE
LAS HEREJÍAS
DE JUAN PABLO
II
R.
P.BASILIO MÉRAMO (*)
El personalismo no escapa a la vieja herejía del pelagianismo, tal como lo dice el P. Meinvielle: "Dentro de estos términos es legítimo hablar de la aspiración de todo hombre a los dones de gracia y de gloria. Pero como hemos señalado ya, Maritain pareciera querer adjudicar a la persona, por su condición de persona, una como proporción con la persona en Acto puro. De aquí expresiones como éstas, difíciles de defender de pelagianismo: 'La persona humana reclama la sociedad y tiende siempre a superarla hasta que entra por fin en una sociedad de puras personas, esto es, en la sociedad de las personas divinas, que la colma dándole infinitamente más de lo que podía naturalmente pedir" (Crit. p. 164). La gravedad del error del personalismo queda muy clara y evidenciada en las siguientes palabras: "Pero es sobre todo intolerable que se pretenda insinuar que la persona humana, por el hecho de ser persona no colma sus aspiraciones propias sino en la Sociedad Trinitaria. ¿Cómo puede entonces considerarse a ésta como por encima de las exigencias de la persona, humana? ¿Y cómo se salva lo sobrenatural, cuya noción exige precisamente que exceda no sólo las fuerzas y exigencias de cualquier naturaleza creada, sino también las fuerzas cognitivas y consiguientemente apetitivas y el mérito natural de cualquier naturaleza creada"?(2) (Crit. p.166) . El calificativo de la herejía pelagiana certera mente imputado a esta doctrina del personalismo de Maritain, y del que tampoco se salva Juan Pablo II está bien señalado: "Ni se diga que no se incurre en la herejía pelagiana porque a renglón seguido se añade: 'que la colma dándole infinitamente más de lo que podía naturalmente pedir"' (Crit. p166). La pretensión del personalismo apoyado en verdades capitales pero sutil y orgullosa mente distorsionadas, como toda obra del demonio, es hoy como el resumen y la síntesis de todas las herejías. Hay que tener presente el meollo de la herejía del Personalismo, el cual se puede resumir en la siguiente reflexión del P. Meinvielle sobre Maritain: " El planteamiento maritaniano, en efecto, exige que se atribuyan a la persona, en cuanto a su condición de persona, prerrogativas sobrenaturales que, según la teología católica, exceden la capacidad de toda naturaleza creada o creable, luego la exaltación y sublimación del hombre al consorcio de la divina naturaleza ya no es una gracia, sino una deuda o exigencia reclamada por la persona humana, en su condición de persona" (Crit p 167). Esto lógicamente desemboca en la Gnósis con la cual se identifica el Personalismo junto con el pensamiento moderno: "El maritainismo, al ver en la materia la causa de toda imperfección, se acerca al neoplatonismo y a los sistemas gnósticos que ven en la materialidad el resultado de una caída ontológica y hacen de la materia el principio del mal. Por eso Maritaín en vez de colocar la perfección moral del hombre en la ordenación de su conducta a las normas eternas que Dios le dicta como a creatura que es, tiende a hacerla residir en una liberación de la materia; y en vez de hacer residir el pecado en un apartarse de esas normas, lo hace consistir en una caída en la materialidad" (Crit. p. 44). La razón de esto está en que "Al dividir en dos polos de atracción -individuo y persona-, al hombre, Maritain convierte en un mal el hecho de que el hombre no sea un espíritu puro y de que el espíritu no sea Dios. De este modo viene a admitir el mal metafísico de Leibniz. y de aquí se seguirá que toda creación es un mal (gnosticismo, maniqueismo, Schelling, Hartmann) (Crit. pp176-177). El Personalismo es un sincretismo gnóstico-filosófico religioso en el cual el Ecumenismo se sustenta. El Ecumenismo y la Gnosis tienen el mismo objetivo. De ello no cabe la menor duda, como lo evidencia el siguiente texto que hace alusión a la Cábala o Gnosis judía y a la unificación de todas las religiones, tal como hoy el Ecumenismo la promueve: "De aquí que la Cábala y los sistemas gnósticos terminen en una unificación total de todas las religiones, razas, pueblos y culturas. Estas ideas del sincretismo religioso y de la desaparición de todas las diferenciaciones, aún o sobre todo las religiosas, es una nota típica de todo movimiento cabalistico y gnóstico. Se advierte en la Cábala y en los distintos sistemas gnósticos antiguos y modernos, y es, por lo mismo, la nota distintiva de todos los movimientos esotéricos y masónicos. La Cábala y los sistemas gnósticos exigen así mismo una única dimensión de naturaleza y gracia, razón y revelación, filosofía y teología, Iglesia y mundo. Esto es una consecuencia ineludible de la concepción cabalística y gnóstica, derivada de su emanatismo total que tiende a confundirlo y unificarlo todo. De aquí que sea esencialmente cabalística y gnóstica la tentativa de Maritain, en su 'Humanismo Integral', al pronunciar su 'cristiandad laica', es decir, un mundo cristiano de una única dimensión. Por aquí, al rechazarse la subordinación del mundo a la Iglesia, se ha de favorecer un movimiento primero de igualdad entre mundo e Iglesia, y luego de fusión de la Iglesia con el mundo, y con ello, la secularización.. El cristianismo laico y secular propiciado por los teólogos progresistas no es sino consecuencia de la cristiandad laica. Hay una continuidad total entre Maritain con su cristiandad laica, Congar con su autonomía del mundo frente a la Iglesia, Schillebeeckx y Rahner con su cristianismo implícito del mundo, y Robinson, Altier, Hamilton, Harvey Cox con su secularización completa del cristianismo. Una cosa trae la otra. La lógica sigue su camino riguroso e irreversible" (De la Cab. p 423). Por sorprendente que parezca todo esto lo triste y dramático es que es una realidad que se lleva a cabo paso por paso. Y lo peor, que su gran promotor es nada más y nada menos que un Papa que desde la Sede de San Pedro predica la cátedra del error. Para colmo de males resulta que el autor de todo este personalismo antropocéntrico y gnóstico es el Espíritu Santo pues, según Juan Pablo II, el "Protagonista es el Espíritu Santo", de El viene la iniciativa que "nos integra nuestra verdadera humanidad" en el consorcio de lo sobrenatural, tal como la gnósis pretende, pues la verdadera humanidad y dignidad del hombre según la gnósis consiste en la divinidad. Por esto Juan Pablo II dice "Esta iniciativa nos reintegra en nuestra verdadera humanidad, nos reintegra en nuestra especial dignidad" (Cruzan p. 39). Como si el hombre no tuviera su verdadera humanidad y su dignidad en el orden natural requiriendo, exigiendo (como pretende el Personalismo), el orden sobrenatural sin el cual no se tiene la verdadera humanidad. Esto refleja una vez más la herejía del Personalismo. El personalismo nos da una concepción gnóstica de Dios y de la religión convirtiendo la Religión Católica en un cristianismo gnóstico, el cual fue denunciado magníficamente por el venerable P. Meinvielle: "La actual corriente del Progresismo que está en todas partes liquidando la Iglesia, es un fenómeno complejo de difícil caracterización (...) Por ello, la responsabilidad de Maritain que, en su 'Humanismo Integral', inició, allá por la década del 30, el actual Progresismo. De aquí también la responsabilidad del teólogo Ives Congar, O.P. que, al adherirse a Maritain y a Mounier en la destrucción de la cristiandad, ha contribuido al actual Progresismo. Pero Maritain, Mounier y el mismo Congar han sido ya sobradamente superados. Hoy se está abiertamente en la destrucción del Cristianismo. Por eso, la importancia del libro de Arturo Paoli, 'La Persona, el mundo y Dios' ...Y como Paoli no hace sino reproducir el planteamiento de John Robinson, quien en 'Honest to God', partiendo de premisas de la exégesis bíblica actual, crea otra religión' ...Pero el cristianismo de Robinson y de Paoli no es sino un renuevo de la vieja y eterna herejía gnóstica; la cual, a su vez, es mezcla de la doctrina católica con la tradición cabalística, tan antigua como la misma humanidad. Por ello, ...hemos de estudiar la trayectoria de la Cábala judía dentro del cristianismo trayectoria que culmina en las corrientes gnósticas actuales, en las que se dan la mano todas las filosofías salidas de Hegel -idealismo evolucionismo, historicismo, vvitalismo, marxismo y existencialismo; toda la psicología salida de Freud y de Jung; toda la sociología salida de Comte y de Marx, todas las exégesis bíblicas salidas de Paul Tillich y de Bultman; toda la economía política y cultura de masas que, a través de las disciplinas anteriormente nombradas, están modelando al hombre de la calle."(Un Progresismo Vergonzante, ed. Cruz y Fierro Bs. As. 1967, pp. 7-8). Tenemos que el Personalismo, con su dignidad y derecho de la persona humana, con su libertad de conciencia y religiosa, es la filosofía que nutre la civilización moderna, que culminará en la gran apostasía: "La toma de conciencia de los derechos de la persona en y sobre el Estado señala entonces el progreso de la sociedad política y de toda civilización. De aquí que haya que reconocer la dignificación y el progreso de las sociedades modernas que se han ido cumpliendo Indefectiblemente desde la Edad Media a nuestros días, a través de la Reforma protestante del Aufklärung naturalista, de la Revolución Francesa y del comunismo ateo. Porque... lo más profundo de su realidad respondería a un auténtico impulso de dar plenitud de valor a la persona humana... De aquí que la civilización moderna, al caminar por la ruta de la dignificación de la persona humana, avanzaría hacia la realización plena de la 'nueva democracia' o 'democracia personalista' ... La nueva sociedad que ha surgido como resultado de esta exaltación de la persona humana encerraría valores muy superiores a los de la sociedad medieval... han querido emanciparse los pueblos modernos... del tutelaje político ejercido por la Iglesia medieval. (Crit. pp. 11-12). Lo más asombroso es la identificación entre el ideal de Maritain y el de Juan Pablo II, realizando éste lo que el otro teorizó; pues la civilización del amor de Juan Pablo II o "Un mundo de nuevo, de la nueva Europa y de la nueva civilización (Cruzan p.180), no es más que la nueva democracia personalista de Maritain, esto es la Nueva Cristiandad, el Humanismo Integral, la Ciudad de la Fraternidad Universal. El P. Meinvielle con profunda lucidez lo expresa así: "...las sociedades modernas que han alcanzado la plenitud de sus derechos, y este tipo que podría denominarse el de la realización de la libertad, es el que propone su 'Nueva Cristiandad' o 'Nueva Democracia' o 'Humanismo Integral' ... todos los esfuerzos intelectuales y políticos del conocido filósofo (Maritain) y de sus empeñosos amigos diseminados por todo el mundo, se enderezan a preparar el advenimiento de esta 'Nueva Cristiandad' y como ésta se ha de levantar sobre una fe básica común o materialista, idealista, agnóstica, cristianos, judíos, musulmanes y budistas, todos estos son fervorosamente convidados por los proeclari cives maritainistas para que en un esfuerzo común se pongan a la gran tarea de la construcción de la 'Nueva Cristiandad'. Sólo los que no admiten este programa salvador, sean católicos o paganos, deberían ser excluidos sin piedad de esta ciudad de la fraternidad universal. Con toda lógica, entonces, y en virtud de profundas convicciones, se apartan los maritainistas de los católicos que aceptan el programa social de la Unam Sanctam y de la Inmortale Dei y se ayuntan con materialistas e idealistas, agnósticos, cristianos y judíos, musulmanes y budistas, y emprenden esta cruzada por la nueva democracia personalista que es el hombre profano de la 'Nueva Cristiandad'. La tésis de la supereminente dignidad de la persona humana de toda sociedad creada ocupa de esta suerte lugar primero y fundamental en toda la filosofía moral y política de Maritain. (..) Creemos, y lo decimos muy en serio, que la ciudad Maritainiana de la Persona Humana coincide, en la realidad concreta y existencial, con la ciudad secular de la impiedad" (Crit pp. 11-12-13-14). El Personalismo se compagina con el Nuevo Orden Mundial que culminará con el culto a Satanás, cuando el catolicismo sea adulterado tal como nos lo hace ver con profunda lucidez el P Meinvielle en el siguiente texto: "Con el nuevo cristianismo gnóstico se está realizando una operación de gran envergadura y, dejando las fórmulas y el aparato exterior de la Iglesia Católica se está cambiando su contenido; de tal suerte que el hombre incluso al hacer profesión católica, lejos de adorar al Dios vivo y verdadero y a su Unigénico Jesucristo, adore la Humanidad y, en definitiva, a Satán (..) Y el catolicismo, desacralizado y secularizado; el catolicismo diluido en el mundo, ya que los teólogos no lo quieren sobre el mundo, será, junto al confusionismo, hinduismo, budismo, islamismo y judaismo, una de las formas exotéricas en que rinde a Satán el culto igualitario de la religión universal. El progresismo dentro de la Iglesia está trabajando aceleradamente en esta operación, que fue planeada en las altas logias a fines del siglo pasado" (Un Progresismo Vergonzante, ed. Cruz y Fierro, Buenos Aires 1967, p. 8). Vemos cómo se entrelazan en una vasta red el Personalismo, el Ecumenismo, la Gnósis y el Nuevo Orden Mundial, destruyendo la Iglesia y la Fe Católica, para caer en la mayor de las Apostasías. Carácter Kantiano del Personalismo Conviene señalar el carácter Kantiano del pensamiento de Maritain y de su Personalismo: "La persona humana, un todo moral, es un absurdo que Kant erigió en postulado fundamental del orden moral y del orden jurídico. Por aquí se explica el carácter Kantiano del pensamiento de Maritain" (Crit, p. 110). El personalismo es un antiguo error renovado en una nueva síntesis atribuyendo a la persona humana propiedades que son atributos exclusivos de las divinas personas de la Santísima Tlinidad, bástenos citar dos textos del P. Meinvielle refiriéndose a la concepción del personalismo, que así lo evidencian: "Pues bien, toda esta concepción renueva el error de Kant por una parte, y el error de Orígenes, por otra. Renueva el error de Kant en cuanto niega la condicíón de 'parte moral' que tiene toda persona y aún angélica en lo más recóndito de su realidad metafísica de persona; y el de los maniqueos y de Orígenes en cuanto omiten considerar en el orden del universo, atendiendo tan sólo a algunas de sus partes, a las que le adjudican primacía sobre el bien del todo" (Crít p218). "Es decir que Maritain quiere negar la evidencia de que la persona humana singular sea parte de la sociedad refugiándose en el misterio augusto de la Trinidad, como si lo que vale para la Inefable Deidad debiera valer también para la miserable creatura... Para Santo Tomás, y para la Iglesia, y para el sentido común, el sujeto propio del derecho, de la ley, de la obediencia y del orden político, es la persona, en cuanto persona, o sea que la razón de 'parte' y de dependencia, y de sujección están en la esencia misma de la persona humana. Imaginar lo contrario es erigir la libertad personal, la autonomía de la razón, su independencia, como fundamento del orden moral y jurídico. Es hacer de la persona humana, Dios. Pero esto es Kant, Fichte. No Santo Tomás" (Crit p.112). Esta es la doctrina del personalismo y de la libertad personalista que los derechos del hombre reclaman y que a partir de Vaticano II son también reclamados por la nueva Iglesia post conciliar y por el mismo Juan Pablo II, quien hace del Evangelio una proclama de los derechos del hombre, de la libertad personalista y de la dignidad de la persona humana, divinizada por ser imagen de Dios, de tal modo que: "El evangelio es la confirmación más plena de todos los derechos del hombre. Sin eso muy fácilmente nos podemos encontrar lejos de la verdad del hombre" (Cruzan. p. 195), tal como lo afirma Juan Pablo II y en lo cual insiste: "El Redentor confirma los derechos del hombre sencillamente para llevarlo a la plenitud de la dignidad recibida cuando Dios lo creó a su imagen y semejanza" (Cruzan p196). La coincidencia entre Maritain y Kant fue señalada por el P. Mienvielle cuando decía: "Pero si uno se pregunta cuál es el supremo principio o cuál es el objetivo fundamental que aquélla ley divina reguladora se propone en el gobierno de los hombres, ya aquí pareciera no haber diferencias entre Kant y Maritain. Porque para Kant el supremo principio del derecho natural es que cada hombre singular desarrolle al máximo su personalidad y su libertad. El único derecho innato del hombre escribe Kant(3), es sólo 'la libertad (la independencia de toda otra voluntad obligante), de manera que ella, en la medida en que pueda coexistir con cualquier otra libertad según la ley universal, es el único derecho originario que conviene al hombre en virtud de su carácter de hombre'. ...Para Maritain que admite la voluntad divina reguladora, ésta habría dispuesto como objetivo supremo del recto orden social la emancipación de las personas humanas singulares. Quiere decir que tanto en uno como en otro el principio y fin supremo del derecho natural es la emancipación de las personas humanas singulares. (...) Esta coincidencia exclusivamente jurídica explica cómo se aviene el pensamiento maritainiano de la vida social con el espíritu jurídico moderno, salido de Kant y de Rousseau. Uno y otro quieren emancipar a la persona de los vínculos sociales, para que emerja sobre ellos como un absoluto que alcanzaría su clima y patria propio en el reino trascendente de lo absoluto" (Crit. pp. 230-231). Esta coincidencia jurídica como la llama el P. Meinvielle es posible gracias al Personalismo que tanto Kant como Maritain proclaman y que Junn Pablo II predica en nombre del Evangelio. Todo lo cual termina en la proclamación de la libertad religiosa como derecho inalienable de la persona humana y de la incompetencia del Estado (poder civil) en materia religiosa como hacen Vaticano II y Juan Pablo II siguiendo a Maritain, uno de sus más grandes inspiradores: "Adviértase bien que Maritain niega en términos absolutos facultad al Estado para intervenir en la zona 'espiritual', y 'religiosa', ya que habla de un derecho natural inviolable de la persona humana a elegir libremente su camino religioso, a sus riesgos y peligros; y subraya diciendo: la libertad de conciencia es un derecho natural inviolable. De donde se sigue que la neutralidad y el laicismo religioso del Estado serían preceptuados por el derecho natural" (Crit, p. 253-254). El error del personalismo de Maritain y de Juan Pablo II queda así evidenciado con estos textos que no podíamos dejar de citar en honor de la verdad, en primer lugar, y en segundo en memoria del gran paladín contra el personalismo antropocéntrico, el P. Julio Meinvíelle. Al hablar del error del Personalismo, lo hacemos indicando la herejía profunda que encierra. Herejia de la que no escapan ni Kant, ni Maritain, ni Juan Pablo II con su Concilio Vaticano II. Esa herejía queda señalada por el P. Meinvielle, en resumidas cuerntas, en lo siguiente: "Y así como el Kantismo, expresión de la soberbia espiritual, rechaza el orden sobrenatural, por cuanto no está proporcionado a la perfecta autonomía de la voluntad humana, aquéla libertad de autonomía maritiana rechaza así mismo, en cuanto es de sí, el orden de la gracia y de la gloria, en lo que tiene de desproporcionado y gratuito; porque ese orden no se subordina a la personalidad humana, sino que por el contrario la subordina a su propio orden, infinitamente trascendente" (Crit. p201). La herejía del personalismo de Maritain y de Juan Pablo II no consiste en rechazar la necesidad de la Gracia sino en que haga de ésta un derecho de la persona humana, tal como lo explica el Padre Meinville cuando afirma que: "El error que implican las fórmulas y el pensamiento de Maritain no consiste directamente en que rechace la absoluta necesidad de la gracia, sino en que haga de ésta un derecho de la persona humana" (Crit. p 222). Esta exigencia o derecho de la gracia, de lo sobrenatural de la persona humana, por el hecho de haber sido creada a imagen y semejanza de Dios, es la herejía de los modernistas e inmanentistas condenados por San Pío X en Pascendi, tal como hace ver pocos renglones más adelante el Padre Meinville, al decir sobre Maritain: "Su concepción, si guarda lógica, se vincularía más directamente con la 'indigencia de lo divino' de Schleiermacher, padre del modernismo, y sobre todo con los inmanentistas que reclaman lo sobrenatural como necesario a la plena expansión de las aspiraciones humanas. Dice Pío X en la Pascendi: "En este lugar conviene que nos lamentemos de nuevo grandemente de que no falten entre los católicos algunos que, si bien rechazan la doctrina de la inmanencia como doctrina, la emplean no obstante para la apologética, y esto lo hacen tan sin cautela, que parecen admitir en la naturaleza humana no solo capacidad y conveniencia para el orden sobrenatural, lo cual los apologistas católicos lo demostraron siempre, añadiendo las oportunas salvedades, sino una legitima y propiamente dicha exigencia" (Crit, p. 22).(4) Esta exigencia de la gracia de parte del Personalismo y de la Trascendencia de la dignidad de la persona humana, es también señalada por el Cardenal Siri en los siguientes términos: La concepción de lo sobrenatural necesariamente vinculado a la naturaleza humana está claramente propuesto por Karl Rahner, desde los años 1930. En su tesis 'Geist im Welt' presenta nítidamente esta concepción de lo sobrenatural no gratuito. Durante veinte años las proposiciones han sido desarrolladas después ampliamente. A veces podemos creer que Rahner rechaza las tesis del P. de Lubac, pero pronto nos damos cuenta de que en realidad Rahner sigue la misma idea y hasta la rebasa. En varios tratados vuelven semejantes ideas. Es necesario notar en seguida que en los escritos de Karl Rahner, por una parte, el principio dialéctico hegeliano es flagrante, -como Hans Küng mismo discípulo incontestable de Karl Rahner lo atestigua-" (Get. p. 72). Sobre la trascendencia de la persona humana, el Cardenal Siri cita al mismo Rahner, quien dice: " El espíritu del hombre no es posible en substancia sin esta trascendencia que es su cumplimiento absoluto, o sea la gracia" (Get. p. 78). Esta es la exigencia del personalismo y la pretensión de su herejía. No debe extrañarnos tampoco la correspondencia entre el personalismo de Maritain y Kant, pues: "toda la concepción maritainiana del dinamismo de la libertad en la vida espiritual no es sino la libertad de autonomía de Kant acoplada a la filosofía y teologia tomista" (Crit. 201). De aquí que Juan Pablo II se refiere a la ética kantiana al formular el concepto de norma personalista en su libro "Amor y Responsabilidad", diciendo: "Esta norma está ya presente en la ética kantiana y constituye el contenido del llamado segundo imperativo" (Cruzan. p. 199). Las herejías de Juan Pablo II contenidas en su libro "Cruzando el Umbral de la Esperanza", son manifiestas y no se pueden ocultar, del mismo modo que no se puede tapar la luz del sol con la palma de la mano. Todo católico debe defender la fe y no puede tolerar que ésta se manche sin que en ello vaya el precio de su eterna condenación. La herejía fue considerada, cuando los reinos eran católicos, como el peor de los crímenes contra el bien común del pueblo y del Estado católicos. Pero hoy en nombre de una "Nueva Cristiandad fundada en la aceptación y en el reconocimiento de las falsas libertades" (De Cab. p. 388) ya no se piensa así. "El mundo rechazó la soberanía de la Iglesia y campeó por, sus propios derechos, invocando la libertad de su conciencia, la libertad de expresión y la libertad de pensamiento" (De la Cab. p. 388) y este es el precio de la Apostasía actual, no nos engañemos. El Dios que se le propone hoy a los fieles católicos (o supuestamente tales), es el dios gnóstico, que es un dios indeterminado, del cual el Padre Meinville habla: "o sea un dios gnóstico que no supera la esfera de la indeterminación de lo absoluto" (De la Cab. p. 322), tal como el dios de la cábala judía y el del actual Ecumenismo, el dios de Juan Pablo II. "Roma perderá la Fe y será la sede del Anticristo", afirma Nuestra Señora de la Salette. Si estas palabras son verdad, el católico fiel no se puede sorprender de que hoy desde Roma se digan y propaguen herejías. Si se mira bien, qué puede ser más grave que lo dicho por la Virgen en la Salette; lo demás son las consecuencias, los efectos de la profecía del cielo. Hay otras profecías muy significativas que anuncian Papas dudosos, o hacen alusión directa a Juan Pablo II, como la de la letra K (Karol), o también la divisa de Labore Solis de San Malaquías. El Padre Urrutia S.J. en su folleto Aparición y Mensaje de la Salette, Madrid 1983, p. 38, hace referencia a la correspondencia de Melania al Padre Roubaud 30/IX/1894, donde habla de "dos Papas débiles, indecisos ('Vermoulous, plats, douteux')". El Padre Urrutia no se atrevió a poner en Español la expresión "dudosos", contentándose con ponerla sólo en Francés. Hay otro texto que el Padre Urrutia cita que está relacionado con el nombre de pila de Juan Pablo: "San Anselmo, Obispo de Sinium, Grecia, siglo XIII, (vaticina illustrium virorum, Venecia, 1805): ¡Ay de tí, villa de las siete colinas (Roma), cuando la letra K sea aclamada dentro de tus murallas! (Karol, nombre de Juan Pablo II) Entonces tu caída estará próxima, tus gobernantes serán destruidos. Has irritado al Altísimo con tus crímenes y blasfemias, perecerás en la derrota y la sangre". Con respecto a la divisa de Juan Pablo II, De labore solis, no es menor su significado: catastrófico, según el Padre Rafael Pijuan, Doctor en Sagrada Teología, Arcipreste de la Catedral de Menorca, España, quien dice de ésta y de la anterior divisa De medietate lunae de San Malaquías, lo siguiente: "el símbolo de la luna... muchas veces anuncia un antípapa; y no sin algún fundamento, porque en realidad, la luz de los antipapas es una luz prestada, no propia, como no es propia. sino prestada, la luz de la luna (...) Así es que el antipara Benedicto XIII es designado por San Malaquías con la divisa Luna cosmedina; Nicolás V con la divisa de Modicitate lunae, con la cual se hace una alusión al antipapa Félix V, que se sometió a aquel Pontífice. De modo que no carecería de fundamento el decir que es muy posible que la época marcada por la divisa De medietate lunae fuese testigo de un gran cisma que sería como el punto de partida de las terribles pruebas por las que tiene que atravesar la Iglesia en los últimos tiempos (...) La segunda divisa, De labore solis, es verdaderamente lúgubre, porque si la miramos en el sentido físico, parece indicar la realización de aquélla señal evangélica del fin del mundo "sol obscurabitur" (pp. 228-229) y más adelante: "en efecto, la interpretación dada a la divisa De medietate lunae en cuanto hace relación a algún nuevo cisma, parece tener su fulndamento en los Capítulos VIII y IX del Apocalipsis (...) De todos modos, parece deducirse que el símbolo de la luna anuncia un poder anticristiano, y muy probablemente también un falso Pontífice. La alusión al sol de la divisa siguiente sería una razón más en favor de esta interpretación (...) la divisa De labore solis responde a las amenazadoras realidades del porvenir" (pp. 232-234). La traducción correcta de la divisa De labore solis no es los trabajos del sol, o el trabajo del sol, como pretenden comúnmente hacernos creer, lo cual no tiene mayor sentido. La verdadera traducción es el eclipse del sol, y así cobra relieve su significado, pues se eclipsa el sol, la luz de Cristo, de la Iglesia, de su Evangelio, de la Fe, mientras las tinieblas y la obscuridad del error invaden hasta la misma Cátedra de Pedro, tal como lo previó León XIII en el exorcismo que hizo después de la visión que tuvo al finalizar la celebración de la misa del 13 de octubre de 1884, en la cual Nuestro Señor le concedía a Satanás el tiempo que pedía para demostrar que podía destruir la Iglesia. A raíz de lo cual León XIII publicó el exorcismo contra Satanás y los ángeles apóstatas, sabiendo que podían copar la Iglesia y llegar hasta la misma Cátedra de Pedro, en cuya versión original dice lo siguiente, aunque desgraciadamente después fue modificado por otro de sus sucesores, quizás por parecerle demasiado duro: "He aquí qué astutos enemigos han llenado de amargura a la Iglesia, Esposa del Cordero Inmaculado, le han dado a beber ajenjo, han puesto sus manos impías sobre todo lo que hay en Ella de deseable. Donde fueron establecidas la sede del Bienaventurado Pedro y la Cátedra de la Verdad, como una luz para las Naciones, ellos han erigido el trono de la abominación de su impiedad, a fin de que una vez golpeado el pastor pueda dispersarse el rebaño". La coincidencia con el mensaje de La Salette no puede ser mayor. La Fe rechaza instintivamente todo lo que se le opone o la contamine. Nuestra Fe Católica Apostólica Romana debe ser pura, sin tacha ni contaminación, ni adulteración, debe ser una Fe íntegra, pues: "todo el que quiera salvarse, ante todo es menester que tenga la Fe católica; y el que no la guarde íntegra, inviolada, sin duda perecerá para siempre" (D 39). Esto es lo que motíva el presente trabajo, y nos parece que lo mejor es concluirlo con la siguiente profesión de fe, para que no quede ninguna duda; a pesar de denunciar las herejias de Juan Pablo II contenidas en su último libro, Cruzando el Umbral de la Esperanza, "Reconozco a la Santa, Católica y Apostólica Iglesia Romana como madre y maestra de todas las Iglesias y prometo y Juro verdadera obediencia al Romano Pontífice, sucesor del bienaventurado Pedro Príncipe de los Apóstoles y vicario de Jesucristo. Igualmente recibo y profeso indubitablemente todas las demás cosas que han sido enseñadas, definidas y declaradas por los sagrados cánones y Concilios ecuménicos, principalmente por el sacrosanto Concilio de Trento ( y por el Concilio Ecuménico Vaticano, señaladamente acerca del primado e infalibilidad del Romano Pontífice); y al mismo tiempo, todas las cosas contrarias y cualesquiera herejías condenadas rechazadas y anatematizadas por la Iglesia, yo las condeno, rechazo y anatematizo igualmente. Esta verdadera Fe católica, fuera de la cual nadie puede salvarse, y que al presente espontáneamente profeso y verazmente mantengo, prometo, voto y juro que igualmente la he de conservar y confesar íntegra e inmaculada con la ayuda de Dios hasta el último suspiro de vida, con la mayor constancia, y que cuidaré, en cuanto de mi dependa, que por mis subordinados o por aquellos cuyo cuidado por mi cargo me incumbiere, sea mantenida, enseñada y predicada. Así Dios me ayude y estos Santos Evangelios" (D 999-1000). |
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