¿POR QUÉ ESOS MONJES?

    Hace ya más de cinco años que estos Monjes de pelo corto y hábitos negros llegaron aquí. La fantasía popular ayudada desde algunos medios masivos dibujó las más curiosas explicaciones, confundiendo unas veces, sembrando la duda otras. Estas líneas sencillas quieren evitar dichas confusiones y resolver las dudas que pudieran quedar todavía.

 

   Estos Monjes son sencillamente monjes, monjes católicos con todos los principios y costumbres y usanzas que durante siglos mantuvo la Iglesia Católica. Esto hace naturalmente que nuestra manera de pensar y de obrar, de vestir y de rezar, de estudiar y de vivir sea muy diferente a la de los sacerdotes de hoy.

 

   Pensamos como siempre pensó la Iglesia , queremos decir, como lo hizo y enseñó la Iglesia desde tiempos de los Apóstoles hasta los graves cambios operados a partir de Vaticano II (1963).

 

   Creemos que hay una sola manera de salvarse, la que enseñó Nuestro Señor Jesucristo y que encomendó enseñar a sus Sacerdotes a través de los siglos. Si toda religión fuera camino de salvación Jesucristo no hubiera muerto sobre la Cruz para fundar su religión, la Iglesia Católica. Sentado esto no creemos por eso que todo el que no sea católico deba entonces ser malo. Nó, puede ser bueno pero pese a estar equivocado y seguir de buena fe una religión que de suyo no salva a nadie. Si vale el ejemplo, yo podría tomar un placebo en lugar de una aspirina para calmar el dolor de cabeza, pero ese remedio fingido nunca me curaría por más buena voluntad que yo pusiera al tomarlo. La misión de un sacerdote no es condenar a nadie sino procurar que se salven todos cumpliéndole a Dios y siguiendo la religión por El fundada y querida.

 

   Si esa manera es la manera de salvarse, es normal que enseñemos a los hombres la Moral de los Mandamientos que es la vida cristiana para que así se salven; por lo mismo es normal que estemos en contra de todo lo que contradiga esos Mandamientos de Dios.

 

   Esa Moral nos obliga primero a nosotros que somos Monjes, por fidelidad a la Fe que creemos y enseñamos, por honradez hacia todos los demás. Por eso mantenemos nosotros los tres votos de Pobreza, Obediencia y Castidad; tratamos de no llevar una vida mundana, de no buscar diversiones que sin ser malas de suyo, no son de religiosos o son propias de laicos. No tenemos televisión, no vamos al cine, al pool o al billar, pasamos el día en nuestros rezos o estudios, trabajando la tierra con nuestras manos, cortando la leña que nos guarda de las inclemencias del tiempo, ayudando a algún vecino o enseñando el catecismo. Lo mismo que hace trescientos años hicieron aquí el Padre Mascardi, el Padre Guillelmo, el Padre Elguea o el Padre de La Laguna , héroes de la cristianización de los poyas y de los puelches en las riberas del Nahuel Huapi.

 

   La fidelidad a esa misma religión católica hace que rechacemos de plano los cambios en la Misa y en los Sacramentos obrados desde 1969 a la fecha; los rechazamos apoyados en la sana teología católica que nos indica una clara contradicción entre la doctrina católica y esos cambios, y la evidencia irrefutable de la disminución de la Fe de los católicos así como su abandono de la práctica religiosa o inclusive su éxodo a las sectas.

 

   Es normal entonces que coherentes con la Fe católica de siempre, estemos convencidos que este mundo está como está por haber aflojado la Iglesia oficial su doctrina, su moral y su disciplina y por no dar un buen ejemplo sus sacerdotes y Obispos, más ocupados en lo temporal y en lo económico en vez de ocuparse en que todos sean buenos siendo mejores cristianos. Cuando la sociedad supo regirse por valores y principios cristianos entonces supo estar en paz; hoy manda en los pobres el bolsillo, buscando cómo sobrevivir, y en los ricos la billetera buscando cómo llenarla más; el que puede pagarse los placeres lo hace y el que nó los envidia. Una sociedad así no está instaurada en el amor a Dios por sobre todas las cosas y al prójimo como a si mismo, sino que está fundada en el más asqueroso egoísmo que busca sólo la propia conveniencia sin importarle para nada el bien de los demás. Quitemos a Dios y quitemos su Ley y todo queda invertido y todo vicio adquiere legalidad.

 

   Nuestra intención es que esta tierra hermosa en que vivimos, esta Nación y todas vuelvan a ser católicas; para eso es imperatativo y esencial que la misma Iglesia Católica retome el rumbo perdido volviendo a todos a Dios.

 

   Ese es el POR QUE de estos MONJES.

 

   Quiera Dios Bendecirles.   

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 Rincón Inalef. Mallín Ahogado, 17 de junio año 2005
P. Andrés Morello
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