ABORTO, CONTRACEPCIÓN
Y PROMISCUIDAD SEXUAL*
PARA QUE LA ARGENTINA VUELVA |
A SER DE Y PARA LOS ARGENTINOS |
Últimamente el enemigo ha puesto sobre el tapete de nuevo, como lo hace en forma cíclica, el tema del aborto, la contracepción y de la denominada educación sexual. Algunos han interpretado, en parte con acierto, que la ofensiva desatada por la partidocracia gobernante es un ataque a la Iglesia en todo lo relacionado a lo ético-moral. Esta apreciación se fortalece si se le agregan las conocidas expresiones de arte degenerado, con las bendiciones de la Comuna capitalina y la llegada hace un tiempo, con bombos y platillos de una genocida sueca agasajada, protegida y adulada por los que, desde el Congreso y otros antros culturales y políticos, se rasgan las vestiduras y derraman mares de lagrimas hablando de los genocidios. Todo esto ha indignado a la porción de la ciudadanía, aun no contaminada con la chatarra intelectualoide elaborada por las usinas del progresismo y esgrimidas, como siempre, por la burguesía tilinga y las más altas indignidades del desgobierno que padecemos. Sin embargo, nos debemos una lectura política de lo que podría ser denominado un directo ataque a la fe, poniendo las cosas en su justo lugar. Mas aún si se tiene en cuenta que actualmente la Iglesia, no representa amenaza de ningún tipo para el régimen, atento a la "vocación democrática" y la inclinación al "dialogo pluralista" que se evidencia en la cúpula de la misma, extensiva a gran parte del clero (la inmensa mayoría) y de la feligresía estragada por la propaganda del sistema. Ese clero y esa feligresía piensan, sienten y hablan con las mismas categorías y el mismo lenguaje que el enemigo, consciente o inconscientemente. Nos remitimos como prueba a las ya tristemente conocidas declaraciones del vocero del Cardenal Bergoglio. En el tema del aborto, del control de la natalidad y la educación sexual escolar el sistema se ha esmerado en su hipocresía y doble discurso. Al mismo tiempo, es destacable que los anhelos e intenciones de los voceros del mismo, se encuentran mas acá del denominado ataque a la fe, sin perjuicio del desprecio que sienten por el catolicismo en especial y el cristianismo en general (no con la Iglesia Oficial con la que pueden disentir civilizadamente) con los cuales entra en el tome y daca. Desde una perspectiva política- estratégica Por Guillermo Rojas La ira del régimen se centra contra una serie de principios que, dicho sea de paso, la Iglesia ya no defiende frontalmente como hace algunas décadas, principios a los que dicho régimen teme y odia. Pero sus objetivos son mucho más mundanos y prosaicos de lo que algunos católicos piensan. Estos objetivos van en consonancia con la ortodoxia del Nuevo Orden Internacional. En la concreción de esos objetivos son ayudados por muchos idiotas prominentes cautivados por los eslóganes progres, que sirven a ello con su frivolidad intelectual, aunque digan detestar dicho orden político supranacional. La política del Imperio para la periferia: contracepción y pansexualismo Durante la década del 90, se fueron asentando una serie de condicionamientos impuestos por los organismos internacionales para el otorgamiento de créditos y de ayuda financiera a países en vías de desarrollo, basados en los viejos dichos del presidente Lindon B. Jhonson, quien a grandes rasgos sostenía con respecto a los pobres, que era preferible gastar con ellos 10 dólares en anticonceptivos y no 100 en alimentos. Esa sería la tónica con la que hace 30 años se despachara también el famoso informe Kissinger. A partir de éste se diseñaría, por ejemplo, la estrategia de la usura global supeditándose la ayuda crediticia a las políticas demográficas seguidas por los Estados. Mediante esas políticas, se pensaba además disminuir la inmigración legal e ilegal a los países centrales y, en lo que respecta a los recursos naturales se mantendrían áreas despobladas como reservas, sujetas a su utilización por el imperio en el futuro. Paralelamente, se difundirá el pan sexualismo disfrazado de educación reproductiva. Con dicha excusa, hoy flota en el aire la permanente cultura del sexo sin ningún tipo de freno, ayudado esto por la difusión de la contracepción. El sexo como una nueva forma de lavado cerebral a través de la propaganda mercantil, como un entretenimiento, como un elemento revolucionario contra una cultura supuestamente represiva. Con ese norte se implementa la "educación sexual", no para educar en la debida forma, sino para difundir la cultura del hedonismo o directamente del sexo contranatural, como si fuera algo normal, lógico y hasta deseable. Véanse sino los diversos proyectos de ley que la partidocracia tiene en carpeta. Esto último, el pansexualismo, más la generalización del consumo de narcóticos y de alcohol y la chatura cultural que se expande mediante los medios de comunicación social, da como resultado la absoluta relajación moral y un medio ambiente imbecilizado y fácilmente maleable por ingenieros sociales, subvencionados por fundaciones multimillonarias dependientes de empresas transnacionales. Fundaciones empeñadas en modificar las pautas culturales de estas sociedades para dominarlas con más facilidad. Los EE.UU. y la reducción de población en el Tercer Mundo Esto consta en el "documento 2000", emitido por el Departamento de Estado Norteamericano en 1974, durante la presidencia de Ford, donde se describe como prioritarias las políticas demográficas de reducción de la natalidad en el Tercer Mundo, ya sea mediante el empleo de métodos contraceptivos y/o con la legalización del aborto.
Diez años después del documento 2000, en la conferencia sobre población realizada en México, se intentó introducir el aborto como método de planificación familiar, cosa que fue rechazada. En El Cairo, en 1994 se insistiría con el tema, tratándose de poner coto al crecimiento demográfico de los países del Tercer Mundo, diciendo que el planeta no podía tener mas de 7.200 millones de personas. Esta iniciativa disparatada, cuya autoría corrió por cuenta de las Naciones Unidas. Con esa tesitura se continuaría en la conferencia siguiente, con el agravante de la catarata de dólares que el gobierno norteamericano había arrojado sobre las ONG abortistas desde hacia años, especialmente del máximo centro norteamericano promotor del aborto para el tercer mundo como lo es la International Planet Parenthood Federation, surgida de una clínica de abortos de EEUU. A ese trencito se unirán como de costumbre las fundaciones Rockefeller y Ford entre otras, siempre embarcadas en la destrucción cultural o moral de los países donde derrama sus subvenciones. En consecuencia los objetivos del imperio se centran en: Despoblar: evitando que se consuman áreas de reserva de recursos naturales y, al mismo tiempo, promoviendo el estancamiento económico y el desarrollo independiente en países como el nuestro, donde hace falta un mercado de consumidores y un mercado laboral amplio. Limitando la inmigración cada vez más masiva, especialmente a los países europeos, los que por su baja natalidad corren el riesgo de cambiar su composición racial a corto plazo. Especialmente a eso va orientada la campaña anti-natalista y abortista. Resulta más barato el aborto y el anticonceptivo, que implementar planes para mejorar las condiciones de vida en los países pobres, según la ya mencionada ecuación deLBJ. Promover políticas culturales de Control Social: En principio en las propias sociedades desarrolladas y mas aún dentro de los países periféricos, donde se esparcirá la contracultura, con financiación de las multinacionales del espectáculo y la diversión y la subvención de fundaciones progresistas, como las ya mencionadas (Ford. Ceros, Rockefeller), a entidades y ONG progresistas vernáculas. Tanto unos como otros justificarán, alentarán y propagandizarán la liberación sexual, elemento fundamental en la imbccilización colectiva de esas sociedades y harán campañas para una supuesta educación que haga ver esta forma de moral sexual (incluyendo el sexo contra natura) como algo normal, lógico y deseable. Todos estos aspectos se encuentran en ejecución en la actualidad. Es evidente que en nuestro país hace falta una política demográfica, no para disminuir la población sino para incrementarla, porque se trata de un país baldío, en el cual el imperio no quiere que nazcan argentinos. Además, al mismo tiempo, se debe terminar con el pernicioso criterio de continuar promoviendo y aceptando el arraigo de cualquier inmigrante en tanto tenga dinero. Ambas actitudes, buscan cambiar la raíz étnica cultural y espiritual de la Argentina. En cuanto a la educación sexual nadie puede negar su necesidad, pero no como la plantea Ibarra y su corte de "cromagnones", para fomentar la degradación, sino una que eduque en la responsabilidad y dentro del ámbito especifico en la que esto debe hacerse: la familia. En este sentido, la educación escolar guiada por rectos principios también tiene mucho que hacer, no se puede caer en el infantilismo o la mojigatería obtusa de antaño cuando se dictaban clases de anatomía y se describían los sistemas y las funciones del cuerpo humano haciendo como si lo sexual no existiera La necesidad de una estrategia política-cultural coherente De lo dicho se deduce claramente que las cuestiones tratadas en esta nota además de ser un tema permanente del magisterio de la Iglesia, son tópicos de altísimo voltaje estratégico, en lanto atañen a la verdadera guerra que la globalización ha desatado contra las Naciones para someterlas a sus dictados, de allí que no se puede entrar en incoherencias ni realizar acciones parciales en esta lucha. En otras palabras, es inadecuado agotar la militancia en el antiabortismo o en la oposición a la "educación sexual", por el simple y sencillo motivo que son la consecuencia lógica del Régimen o Sistema de dominación impuesto a la Argentina. Tampoco dejarse engañar por los cantos de sirena de ciertos gobernantes que establecen el "Día del Niño por Nacer" y dice oponerse al aborto (por una cuestión meramente oportunista), mientras que con la práctica de la política económica de la globalización y el incremento de la deuda externa matan a los niños ya nacidos y a muchos grandes también (Ver Patria Argentina de Junio 2003; Nro 187). Operar con esos criterios, por más buena intención que se tenga, es combatir las consecuencias no las causas, tratar de curar el cáncer con una aspirina. Lo que hay que hacer es acabar con el sistema, al que por la lógica que ha tomado no le cabe reformismo alguno. De la misma manera, resulta ilusorio el entusiasmo que se despertó con la política anunciada por Bush, contraria a la homosexualidad y al aborto -lo que ayudó a que ganara las elecciones- pues esa representa una de las pocas diferencias entre Republicanos y Demócratas. Los primeros tienen una tendencia mafioso-farisea, no aplican ciertas políticas en sus sociedades por lo perniciosas que son, pero las recomiendan y presionan para su aplicación a las naciones periféricas. Los segundos llaman al mal bien y al bien mal y quieren la difusión de este último tanto ad-intra como para los otros, al menos no confunden. Para decirlo claro, es incoherente ser antiabortista y optar por políticos que aplican los planes económicos de la globalización, porque aparentan ser mas "decentes" y atildados o tengan un discurso moderado o un aspecto más pulcro o "conservador" o porque simplemente, representan un supuesto mal menor. La mecánica misma del Régimen y su adscripción como apéndice del mundo uno, llevará finalmente a una encrucijada en que deberán aceptar las políticas de natalidad y sexualidad de la globalización, por que ellas vienen con todo el paquete que nos mandan desde el exterior en bulto cerrado y es una condición necesaria para permanecer en el poder. Por eso es necesario que tengamos en cuenta lo que ya se dijo en el número anterior de Patria Argentina. Cuando somos atacados en forma sistemática en el marco de una verdadera guerra contra la Nación no valen intenciones heroicas individuales, si no están enmarcadas en una estrategia organizada y también sistemática contra el oponente, que tenga por finalidad global la destrucción de este sistema perverso y la reconquista con ello de la soberanía conculcada (Ver Patria Argentina de Julio 2004; Nro 200 y de Enero de 2005; Nro 206). Lo demás se dará por añadidura. |
* Publicado en "PATRIA ARGENTINA", Año 19, Nº 207, 17 de febrero de 2005.