Estamos ya en ella si bien las víctimas
caen solo de un lado: más de 200 al día, lo que supone un 11M diario de dolor
silencioso.
La violencia engendra violencia cuando no se abren paso al unísono
el arrepentimiento de unos y el perdón de otros. Confío en que los cristianos
sabremos perdonar llegado el momento pero dudo mucho que los abortistas quieran
arrepentirse. Y lamento decir que sin ese arrepentimiento este conflicto,el del
aborto, nos llevará a una guerra que nadie quiere.
De hecho estamos ya en ella si
bien las víctimas caen solo de un lado.
Este año han muerto 80.000. Más de 200 al día, lo que supone un 11M diario de
dolor silencioso y de impune holocausto. Visto el conflicto del aborto con
perspectiva histórica la huella es de una inhumanidad sin precedentes.
Tras la peste negra de 1342 a 1383 el aborto es la causa de muerte
que ha causado más víctimas en toda la historia de España. Son pocos los
datos que tenemos de la epidemia de peste bubónica que asoló Europa en el
siglo XIV pero los historiadores dan la cifra de 25 millones de muertos en toda
Europa y entre 1 y 2 millones en España. Del número de muertes producidas por
el aborto sí tenemos datos: son casi un millón desde su despenalización aquel
fatídico 5 de Julio de 1985. Si repasamos la historia de España no hay ningún
otro hecho histórico: ninguna guerra, ninguna otra epidemia que haya producido
más muertos.
Hay dos cosas que duelen
especialmente al hacer estas consideraciones. Una es saber que lo más probable
es que el número de abortos se incremente y que de aquí a un año tendremos
que dolernos
irremisiblemente de más muertes. Parece que si esto sigue así en muy poco
tiempo el aborto habrá sobrepasado a la peste bubónica en el ranking de la
desgracia. La otra cosa que nos llena de
tristeza, y porqué no decirlo, también de rabia, al hablar de estos asuntos,
es comprobar que hay desalmados que jalean las razzias de este quinto jinete del
Apocalipsis que es el aborto con absoluto desprecio por tanta víctima y tanta
muerte.
Estos desalmados no se creen que de verdad los cristianos vayan a
recurrir alguna vez a la violencia para defender a las víctimas. Piensan que el
cristianismo es una religión de paz y de fraternidad universal y que el
cristiano está obligado a perdonar siempre e incluso a amar al enemigo. En
verdad ello es así pero están del todo punto equivocados cuando calculan que
la violencia es desde el punto de vista de la cosmovisión cristiana un recurso
injustificable.
La violencia está justificada en el evangelio con el precepto de
la caridad. Yo estoy obligado en virtud de ese precepto a usar la violencia
contra el agresor para proteger la vida del inocente. El
manso Jesús sale en defensa de su padre Dios y llega incluso a usar la
violencia física cuando echa a latigazos a los mercaderes del templo. El
cristiano no debe utilizar la violencia para imponerse pero no puede dejar de
usarla cuando se trata de defender la vida del prójimo ofreciendo incluso su
vida en el empeño.
Ciertamente el asunto es tan importante que hay que estar seguro
del todo de que se defiende a otro antes de actuar violentamente contra nadie en
nombre de la caridad cristiana. Ello implica
necesariamente dos condiciones: que el uso de la violencia esté autorizado explícitamente
por la Iglesia y que sea medido. Estas son, por otra parte, las condiciones de
siempre de la justa guerra.
Las guerras se suceden sin remisión cuando la violencia se
encadena y se hace institución, como ocurre hoy con el aborto. Los cristianos
estamos dispuestos a perdonar la violencia abortista si esta cesa; si se procura
un arrepentimiento y se acaban las muertes. Ahora bien ¿entienden los
abortistas esta postura o más bien desearían que los cristianos no estorbasen
su macabro quehacer?
Muchos abortistas me dicen: “si vosotros estuvieseis realmente
convencidos de que el aborto es un crimen, hace ya tiempo que hubieseis luchado
por evitarlo y sin embargo seguís conviviendo con él e incluso lo subvencionáis
con vuestros impuestos”. O sea, el abortista sí que entiende que cristianismo
y aborto son incompatibles, lo que pasa es que aspira a que el cristiano deje de
serlo un poco para vivir con quien no lo es. Me temo que si este planteamiento
se enquista la violencia que ahora solo usa un bando será contestada
abiertamente con violencia dando paso a una escalada imprevisible. El cristiano
aguanta pero ¿entenderán los abortistas que hay cosas que ni puede ni debe
aguantar?
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