¿CATOLICISMO O
ECUMENISMO?

   Si "católica" quiere decir universal, ¿qué razón de ser tiene el concepto "ecuménico" que significa lo mismo? El confundir una cosa con otra, con tendencia a anular la palabra "CATÓLICA", ¿es sólo un capricho, una moda o más bien un capítulo de la moderna conspiración? Las preguntas del hombre de la calle son correctísimas, las dudas muy puestas en razón: Se trata de un ataque frontal al ser mismo de la Iglesia.

   CATOLICISMO y ECUMENISMO son universalismos valederos, pero entitativamente diferentes. Anular la Catolicidad, para sustituirla por Ecumenismo, equivale a apostatar de la Iglesia como institución divina fundada por Cristo. Una Iglesia ecuménica, sin más, no sería la Iglesia de Cristo.

   La palabra "ecuménico" procede del verbo "oikéo", que significa tierra labrada, habitada. La "oikoumene" era el perímetro del Mediterráneo oriental construido o influido por la cultura griega. En ese perímetro nace el Cristianismo. Desde esas tierras labradas y habitadas, que llamaremos Antioquía, Corintio, Efeso, etc., se extenderá la Iglesia por medio de la predicación apostólica a otros pueblos. Ecumenismo tiene, por consiguiente, una significación geográfica y política. Podríamos decir que el ecumenismo es la geografía de la fe. Después, el ecumenismo adquiere un sentido espiritual y denotará el conjunto de comunidades con una misma fe y un mismo credo; en nuestro caso, el Credo Católico.

   Mírese por donde se mire, el universalismo del "ecumenismo" pertenece a la historia, empezó con el tiempo, es consecuencia de la apostolicidad, algo externo y encuadrado en formas históricas concretas: no es causa de nada, sino efecto de algo más esencial: De la Catolicidad, que es acción de Dios en la Humanidad, acción del Verbo Eterno por el cual "todas las cosas fueron hechas".

   Y entramos en un universalismo que es esencial a la Iglesia, el universalismo CATÓLICO del Credo proclamado en Nicea que trasciende a toda historia humana, por tener su origen fontal en la misma vida Trinitaria. Con otras palabras: CATÓLICO dice referencia a la imagen de Dios en las criaturas que, en el hombre, se convierte en vida divina por la gracia santificante. CATÓLICO es concepción teándrica de todo lo existente cuya meta o corona es la elevación del hombre al orden sobrenatural, después de la caída  y La habilitación para ser hijos de Dios, aunque el hombre no hubiese caído. Toda la Creación lleva el sello de la filiación, "todo ha sido hecho por el Verbo" (Jn., 1-3). Con hermosas palabras se expresa S. Agustín: "Todo lo estructuró Dios según la forma del Logos eterno, unido por siempre al Padre, y por Él, el Padre, desde toda la eternidad, quiso crear en el tiempo. Quien quiera desfigurar esta imagen, irremisiblemente cae, con deformidad siempre creciente, en la nada".

   El universalismo CATÓLlCO es la venida de Dios mismo al hombre, porque el espejo de Su imagen le llama y clama por El; es la Encarnación del Verbo que sublima lo creado y nos hace hijos de Dios por adopción.

   La tendencia a sustituir lo católico por lo ecuménico tiene su origen en una concepción materialista de la vida que quiere desacralizar la Iglesia y convertirla en una especie de Sociedad de Naciones al servicio de una humanidad separada de Dios y unida sólo por lazos meramente jurídicos, dialécticas de integración, cambios y desarrollos. Los ecumenistas posconciliares jamás entenderán las palabras de S. Pablo: "Sí, queridos hermanos, regaladme en el Señor alguna satisfacción vuestra, consolad un corazón en Cristo" (Philm., 20). Dejadme sentir, quiere decirnos el Apóstol, lo que el Señor obra en vuestra alma.

   Para el ecumenismo, la Iglesia podría ser una sinagoga con una dimensión histórica al servicio de los hombres y sin ninguna proyección al orden sobrenatural. El ecumenismo, podemos decir, es el marco del cuadro; la imagen, en nuestro caso viva, del cuadro es el catolicismo, eterna y universal voluntad de Dios de que todo lo creado llevase esculpida la imagen del Verbo.

   No es una cosa baladí el cambiar los términos, sustituir unas palabras por otras. Siempre las grandes revoluciones han empezado por ser guerras de palabras para terminar con luchas sangrientas. Hoy día "son muchos los sabios y sacerdotes que fallando en la virtud de la prudencia y en la lealtad a su misión, dilapidan el depósito de la verdad en artificios lingüísticos de juglar o en fantasías insensatas, para situarse en la avanzada de su época o para halagar las pasiones, cuando la esperanza desaparece para la Ciudad y para las almas que ella alberga" (Gambra). El movimiento de apostasía, que todo lo invade y que ya predijo San Pío X hace más de medio siglo, pretende el establecimiento de una nueva religión universal, sin dogmas ni jerarquía, sin regla para el espíritu, bajo pretexto de dignidad y de libertad (Le Sillón).

   No nos dejamos embaucar y reivindicamos para la Iglesia de Cristo el concepto de CATÓLICA como parte esencial de la misma, y cuyo origen fontal es la misma vida Trinitaria. Afirmamos el dichoso destino de ser hombres en aquella armonía teándrica de la Iglesia y lucharemos, en medio de la oscuridad reinante, por mantener sin ocultamientos la fisonomía celeste de la Esposa de Cristo. Una mera Iglesia ecumenista sería la negación rotunda de la verdadera conciliación teándrica entre la humanidad y la divinidad. Cristo es el modelo absoluto de todas las relaciones divino-humanas. Un "Cristo" ecuménico es absurdo, no vive del "sacrificium laudis" y sólo sirve para una planificación en la que la Iglesia se ponga al servicio de todos los egoísmos humanos y jamás al servicio de Dios.

Fr. Miguel Oltra, O. F. M.

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