EL VATICANO II y LOS ERRORES LIBERALES

   IV

EL LIBERALISMO CATÓLICO y LAS CONDENAS DE 
QUE HA SIDO OBJETO

   Por "liberalismo católico" y la expresión equivalente "catolicismo liberal", se designa sobre todo un conjunto de teorías sostenidas en el siglo XIX, cuyo objeto es minimizar la doctrina tradicional sobre el Estado que acabo de resumir.

   Esas teorías han sido condenadas por todos los Papas que se han sucedido desde Gregorio XVI hasta Pío XII inclusive. Además, como lo veremos más detalladamente, Pío IX, para condenarlas, compromete en la encíclica "Quanta Cura", la infalibilidad pontificia.

Gregorio XVI y la encíclica "Mirari vos"

   En 1830 el abate de Lamennais sostiene 'que todo hombre tiene el derecho de manifestar públicamente sus opiniones y que, por lo tanto, el Estado debe admitir el libre ejercicio de todos los cultos.

   Lamennais señala que en el sistema del Estado católico que ha reinado durante más de 15 siglos los poderes espirituales y temporales nunca han dejado de estar en pugna (el mismo San Luis tuvo dificultades con la Santa Sede). Al separar completamente los poderes, la Iglesia gozará de completa .libertad, lo que, según él, acrecentaría su resplandor.

   Todas estas ideas son sostenidas con talento en el periódico L'A venir del cual Lamennais es inspirador.

   Pero desde 1832 Roma las condena. En la encíclica "Mirari Vos" Gregorio XVI denuncia primero "el indiferentismo" que afirma que todas las religiones salvan, y escribe a continuación estas líneas, de las cuales las últimas (que subrayo) predicen los frutos amargos del liberalismo tal como hoy podemos comprobarlo: "De la corruptísima fuente del 'indiferentismo' brota esa absurda y errónea sentencia, o más bien delirio, de que se debe afirmar y vindicar para cada uno la absoluta 'libertad de conciencia'. Abre camino a ese pestilente error aquella plena e inmoderada libertad de opinión que para daño de lo sagrado y profano está tan difundida, repitiendo algunos insolentes que aquella libertad de conciencia reporta provecho a la religión. Pero, ¿qué muerte peor hay para el alma que la libertad del error?', decía ya San Agustín.

   "Porque ciertamente, quitando todo freno que retiene a los hombre en la senda de la verdad y abalanzándose ya su naturaleza hacia el mal, con verdad decimos que está abierto el 'pozo del abismo'... Porque de allí nacen las turbaciones de los ánimos, la corrupci6n de los jóvenes; de allí se infiltra en el pueblo el desprecio de las cosas santas y de las leyes sagradas; de allí, en una palabra, para la sociedad, la peste más grave que cualquier otra" (5).

   ¿No es exactamente eso lo que sucede en nuestra "sociedad liberal avanzada"?

   Los católicos liberales se sometieron y L'A'venir dejó de aparecer, pero pero Lamennais terminó por abandonar la Iglesia.

Pío IX, el Syllabus y la encíclica "Quanta Cura"

   La seducción de las ideas liberales era tal que el liberalismo católico reapareció 20 o 30 años más tarde. Montalembert, que se había sometido en 1832, fue uno de sus más ardientes defensores. Sostiene con talento que es necesario reconciliar el catolicismo con la democracia, la cual reclama antes que nada la libertad religiosa. Montalembert afirma que para la Iglesia es más ventajosa la libertad que la protección de los Reyes.

   Los discursos de Montalembert tuvieron gran repercusión, pero el 8 de diciembre de 1864 el sucesor de Gregorio XVI, Pío IX, condena nuevamente el liberalismo católico en el Syllabus y en la encíclica "Quanta Cura".

   Aquí tenemos por ejemplo, dos artículos del Syllabus: Están condenadas las siguientes proposiciones:

   55 -"La Iglesia ha de separarse del Estado y el Estado de la Iglesia."

   77 -"En nuestra época no conviene ya que la religión católica sea tenida como la única religión del Estado, con exclusión de cualquier otro culto".

   Pero he aquí un hecho nuevo: en la encíclica "Quanta Cura", Pío IX, como veremos, compromete la infalibilidad pontificia. Por eso más adelante dedicaré todo un párrafo a las condenas contenidas en esa Encíclica (6).

Monsefior Dupanloup

   Desanimados por esa nueva condena, Montalembert y sus amigos estuvieron de acuerdo en renunciar a la lucha, pero ésta fue reanudada por un folleto que Mons. Dupanloup, obispo de Orléans, envió a todos los obispos y al mismo Papa.

   Mons. Dupanloup sostiene allí que se ha leído mal la "Quanta Cura" y el Syllabus. Hace varias observaciones justas (como la distinción lógica entre "contrario" y "contradictorio", sobre la cual volveré luego), pero se mantiene constantemente al borde del sofisma. Retoma la distinción entre la tesis y la hipótesis, pero dando a entender que las tesis de Pío IX son hoy irrealizables

   Como no había nada positivamente falso en el folleto, Pío IX agradece a Mons. Dupanloup el envío, pero con una reserva que muestra que el Papa ha comprendido muy bien lo que sobrevendría. De hecho, los católicos liberales se mantuvieron en su posición; siguieron sobre todo pidiendo la separación de la Iglesia y del Estado (que en esa época aun no se había llevado a cabo) y permanecieron así fieles a una táctica que ya no abandonaron: en lugar de luchar contra los enemigos de la Iglesia, reclaman con ellos lo que se supone que obtendrán necesariamente un día.

León XIII

   León XIII sucede a Pío IX. En las encíclicas "Inmmortale Dei", sobre la constitución cristiana de los Estados (1885) , y "Libertas", sobre la libertad (1888), retorna todas las tesis tradicionales sobre el Estado catóhco.

   En "Libertas" León XIII toma por su cuenta lo que hay de justo en la distinción entre la "tesis" y la "hipótesis", pero re toma también, sin exceptuar una sola, todas las condenas formuladas por Gregorio XVI y Pío IX y cita explícitamente la encíclica "Mirari Vos" y el Syllabus.

   Una vez más es condenado el liberalismo católico.

San Pío X

   San Pío X sucede a León XIII y bajo su pontificado la República Francesa denuncia, en 1905, el Concordato proclamando que el Estado será en adelante laico y ya no reconocerá ningún culto.

   San Pío X en la encíclica ,"Vehementer Nos" del 11 de febrero de 1906, protesta, y lo hace en términos que constituyen una nueva condena del liberalismo católico: "En virtud de la suprema autoridad que Dios nos ha conferido ( ...). Nos condenamos y reprobamos la ley votada en Francia acerca de la separaci6n de la Iglesia y del Estado, por altamente injuriosa para Dios, de quien reniega oficialmente, sentando el' principio de que la República 'no reconoce ningún culto..."

   Era afirmar una vez más que, contrariamente a la tesis liberal, el Estado debe rendir homenaje a Dios y obedecer él también a Jesucristo, verdadero y único Rey de las Naciones. Y que en ningún caso el Estado puede dejar que el error se propague libremente al mismo título que la verdad. Si el Estado lo hace, la Iglesia no puede en ningún caso admitirlo. 

Pío XI y la fiesta de Cristo Rey

   Desde su ascenso al supremo pontificado en 1922, Pío XI condena implícitamente el liberalismo católico en su encíclica "La paz de Cristo en el Reino de Cristo" ("Ubi Arcano", 23.,XII-1922).

   Pero Pío XI pronto comprende que, habiendo quedado inoperantes las condenas de sus predecesores, ocurriría lo mismo con las suyas. Entonces utiliza otro método que probablemente habría tenido éxito si, sin quererlo; no lo hubiera hecho fracasar por sus propias manos.

   Como el pueblo por lo general no lee las encíclicas, Pío XI piensa que la mejor forma de enseñarlo es utilizando la Liturgia.

   En la encíclica "Quas Primas" del 11 de diciembre de 1925, expone primero en términos luminosos una teología muy completa sobre la Realeza de Cristo y muestra que ella implica necesariamente el deber para los católicos de hacer todo lo que esté a su alcance para obtener el ideal del Estado católico.

   "Corresponde a los católicos preparar y apresurar por su acción ese retorno (al reconocimiento de la Realeza de Cristo)".

   Declara a continuación que instituye la Fiesta de Cristo Rey, explicando que piensa así oponer (los subrayados son míos): "un remedio eficacísimo a la peste que infecta la humana sociedad.

   "La peste de nuestra edad es el llamado laicismo, con sus errores y sus impíos intentos". 

Pío XII

   Pío XII es un Papa moderno que ya se preocupa de la organizaci6n de comunidades de Estados.

   En un discurso del 6 de diciembre de 1953 consagrado a esa cuestión, recuerda una vez más los principios tradicionales: "Ante todo es preciso afirmar claramente que ninguna autoridad humana, ningún Estado, ninguna Comunidad de Estados, sea cual fuere su carácter religioso, pueden dar un mandato positivo o una positiva autorización de enseñar o de hacer lo que sería contrario a la verdad religiosa o al bien moral" (8)   Como León XIII, reconoce que el ideal no es siempre realizable; por lo tanto, a menudo es necesario ser tolerante; pero para determinar lo que hay que hacer en la práctica, hay que: " ...guiarse por las dañosas consecuencias que surgen de la tolerancia, comparadas con aquellas que, mediante la aceptación de la fórmula de la tolerancia, serán evitadas alas Comunidades de los Estados" (9).

   Las tesis del catolicismo liberal sobre el Estado eran una vez más condenadas. Sin mayor éxito.

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