III.
LA LIBERTAD,
ESCRIVÁ
DE BALAGUER y EL OPUS DEI.
"Yo
daría mi vida cien veces por defender la libertad de tu conciencia.
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Los cooperadores no católicos incluso los judíos, forman
parte inseparable del Opus según el mismo Escrivá reconoce, completándose
así la "familia espiritual". De nuevo es Berglar quien lo verifica a con
tinuación:
"Soy amigo de la libertad -proclamaba Mons.
Escrivá de Balaguer- porque es un don de Dios, porque es un derecho
de la persona humana, porque, con libertad personal y responsabilidad
personal, se hubieran evita do la mayor parte de los crímenes
del mundo".
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En
"Tiempo de Caminar" también Ana Sastre recoge las palabras de Escrivá
(pág. 252).
"En
uno de los pasillos encontré un gran letrero
escrito por alguno no conformista, donde se leía: "cada
caminante siga su camino". Quisieron quitarlo, pero yo les
detuve: "Dejadlo -les dije-, me gusta(... )" Desde
entonces, esas palabras me han servido muchas veces de motivo de
predicación. Libertad: cada caminante siga su camino.
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Escrivá, como " paladín de la libertad", tuvo sus dificultades. Él mismo lo reconocería con las siguientes afirmaciones
recogidas por Bernal en su libro (págs. 208-209):
"( ...) la Obra. Cuando apenas había nacido,
encontró
ya la oposición de los enemigos de la libertad in
dividua1 y de personas tan aferradas a las ideas tradicionales que no podían
entender la vida de los socios del Opus Dei: ciudadanos corrientes, que se esfuerzan
por vivir plenamente su vocación cristiana sin dejar
el mundo.
(ibidem, pág. 272): "Así hay que amar la libertad: con
responsabilidad personal. (...) Pienso que soy -les decía bromean do- el
último romántico, porque amo la libertad personal
de todos -la de los no católicos también- (...). Amo la libertad de los
demás, la vuestra, la del que pasa ahora mismo por la calle, porque si no la amara, no
podría defender la mía.
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El citado autor continúa (pág.299)
:
"Lo
asombroso -quiero subrayarlo- fue la fidelidad del Fundador a ese espíritu en los años treinta y
cuarenta, cuando hablar de libertad y de pluralismo entre
los católicos ordinariamente resultaba contracorriente.
(pág.310/): "El
Fundador del Opus Dei vivió el amor a la li
bertad hasta extremos heroicos.
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También Ana Sastre lo declara en "Tiempo de
Caminar" (pág. 615):
"Llevaba
el amor a la libertad en la más honda raíz de su ser humano y cristiano" .
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Los
extremos "heroicos" con que Escrivá defiende la libertad parecen
no ser otros que el pluralismo. Su amor por ésta, le llevó a convertir
las casas del Opus en residencias interconfesionales, pues, en
ellas, como se nos dice claramente en "Conversaciones con Mons.
Escrivá de Ba1aguer" (pág. 126):
"(.
..) viven estudiantes de todas las religiones y de todas las ideologías"
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Si
volvemos al libro de Salvador Berna1, encontramos (pág.311):
"La
afirmación del pluralismo entre los cató1i cos fue en los
primeros años del Opus Dei novedad ininteligible
para muchos, porque habían sido formados
en una línea justamente contraria (...).
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Por
lo tanto, y como resultado de su patente amor y fidelidad para con la
libertad, se hizo firme y tenaz portavoz del pluralismo; en "Conversaciones
con Mos. Escrivá de Ba1aguer" es el mismo Fundador quien
nos da la prueba fehaciente, pues declara:
"Soy muy amigo de la libertad y de que cada uno
siga su camino (...) pág. 70
"El pluralismo no es temido sino amado como
legítima
consecuencia de la libertad personal. pág. 190
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Continuando con la Obra de Berna1 ("Mons. Escrivá de
Balaguer") , llegaremos a la conc1usión de que, la libertad
fue una de las pasiones del Fundador del Opus Dei pág. 284):
"El 27 de junio de 1975, en "La Vanguardia
Espa ñola" de Barcelona, Alfonso Balcells Gorina, testigo de excepción de las
dificultades en aquella ciudad, redactó a vuelapluma: "Cuando al principio
de los años cuarenta hubo en Barcelona incomprensiones y calumnias, nos enseñó
el amor a la libertad y el respeto a la libertad de todos.
(pág.287): "Una
de las cosas que más me han emocionado al
conversar con Mons. Escrivá de Balaguer, aparte de
su calor humano, de su entusiasmo y su sentido sobrenatural,
es su amor a la libertad", afirmó en "La Libre
Belgique", Mons. Onclin, pocos días después del fallecimiento del Fundador del
Opus Dei.
(pág.296): "Mons. Escrivá de Balaguer trató
con lealtad a las almas.
Defendió la libertad de sus conciencias (...).
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El mismo autor recoge en su libro lo que le dijo el Fundador de la Obra a una
metodista (pág. 297):
"Yo
daría mi vida cien veces por defender la 1ibertad
de tu conciencia".
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IV. LA "LIBERTAD IGUALDAD
y FRATERNIDAD"
EMBLEMA DEL OPUS DEI.
Al
igual que la Revolución Francesa y el Concilio Vaticano II,
Escrivá y el Opus se hacen los portavoces de "La Libertad, la Igualdad y
la fraternidad.
LIBERTAD
"En el Opus Dei el
pluralismo es querido y amado"
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En
el libro "tiempo de Caminar", de Ana Sastre (Editorial Rialp),
podemos encontrar (pág. 610):
"La Obra era así la primera asociación de
la Iglesia que abría fraternalmente sus brazos a todos los hombres,
sin distinción de credo ó confesión.
"Este respeto a la libertad de las conciencias
es algo
que Monseñor Escrivá de Balaguer ha gritado en todos
los idiomas del mundo. Ha dicho, repetidamente, que daría
la vida por defender la libertad de la conciencia de una sola persona. ¡Libérrimos!...
repite constante mente a sus
hijos.
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Pero, antes de continuar con lo que Ana Sastre
nos comenta en su obra, hagamos un paréntesis para remitirnos una vez más a
"Conversaciones con Mons. Escrivá de Ba1aguer", donde encontramos que
( pág.127):
"Como consecuencia del fin exclusivamente
divino de la Obra, su espíritu es un espíritu de libertad, de amor a la
libertad personal de todos los hombres. Y como ese amor a la libertad es
sincero y no un mero enunciado teórico, nosotros amamos la necesaria
consecuencia de la libertad: es decir, el pluralismo. En el Opus Dei el
pluralismo es querido y amado, no sencillamente tolerado y en modo alguno
dificultado.
"El
cristiano debe amar a los demás, y por tanto respetar las opiniones
contrarias a las suyas, y convivir con plena fraternidad con quienes piensan de
otro modo. (pág. 128)
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Volviendo pues, a Ana Sastre en "Tiempo de
Caminar", podremos leer (pág. 610):
"La Obra pregona
a los cuatro vientos, que por encima de toda ideología y
creencia, mantiene el profundo do respeto a la persona y a su
libertad.
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En la "defensa de la libertad", el Opus
hace la mejor garantía de su misión "sobrenatural"... En
"Conversaciones con Mons. Escrivá de Balaguer" se nos afirma
(pág.129):
"Es este un punto en el que nadie en el Opus
Dei podrá permitir jamás la menor desviación, porque debe defender
no sólo su libertad personal, sino la naturaleza sobrenatural de la labor a
la que se ha entrega do. Pienso, por eso, que
la libertad y la responsabilidad personales, son la mejor garantía de la
finalidad sobrenatural de la Obra de Dios.
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La libertad de Escrivá y del Opus culmina, como
es de prever, en la libertad religiosa de la cual es su "paladín
insólito", pues, téngase en cuenta que se trataba del año 1928 cuando
fundó la Obra.
La posición de ésta ante la declaración del
Concilio Vaticano II acerca de la libertad religiosa, se nos da a conocer, con
las propias palabras del Fundador, cuando fue interrogado por un periodista, y
recogidas después por Bernal en "Mons. Josemaría Escrivá de
Balaguer" (pág. 296):
"En cuanto a la libertad religiosa,
el Opus Dei, desde que se fundó, no ha hecho nunca discriminaciones; trabaja y
convive con todos, porque ve en cada persona un alma a la que hay que respetar y
amar. No son
sólo palabras; nuestra Obra es la primera organización católica que, con
la autorización de la Santa Sede admite como cooperadores a los no católicos cristianos ó no. He defendido siempre la libertad de
las conciencias. No comprendo la violencia: no me parece apta ni para
convencer; el error se supera con la oración, con la gracia de Dios, con el
estudio; nunca con la fuerza, siempre con la caridad. Comprenderá que siendo
ése el espíritu que desde el primer momento hemos vivido, sólo alegría
pueden producirme las enseñanzas que sobre este tema ha promulgado el
Concilio.
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Más adelante Bernal añade (pág 299):
"Estaba
dispuesto a dar cien vidas que tuviera para
defender la libertad de las conciencias.
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Para Escrivá, la santidad deriva de la libertad
y del trabajo del hombre, dada su dignidad. De aquí que se puede decir que el
Opus y su Fundador tienen una mentalidad "tecnocrática"
revestida de apostolado. Prestemos pues, atención a lo que se nos dice
en la obra "Opus Dei" de Berglar (pág. 102):
"El núcleo de esta renovación ha sido y será
siempre el mismo: la santidad de todos los miembros de la Iglesia. No se trata de la
"emancipación" de los laicos,
sino de su santidad, que nace de su libertad y- la asume.
(pág. 218: "(...) servimos
-dice Escrivá- a toda la Iglesia con un servicio de carácter
profesional, de ciudadanos que llevan el testimonio
cristiano del ejemplo y la doctrina hasta los últimos rincones
de la sociedad civil".
(pág. 306): "(...) llega un
sacerdote español, Josemaría Escrivá de Balaguer, y
proclama una nueva "teología del trabajo",
en la que "currelar" es un medio imprescindible de
santificación para el cristiano corriente.¿No es esto una
provocación? ¿o sólo se trata de una "locura"
?
(pag 306): "La triple fórmula:
santificar el trabajo, santificarse en el trabajo,
santificar a los demás con
el trabajo", es una de las autodefiniciones que más
se citan cuando se trata de describir el Opus Dei, una
fórmula que no falta nunca ni siquiera en la más escueta
contestación a la pregunta sobre la esencia del
Opus Dei, sobre qué es realmente y qué pretende la Obra;
y, sin embargo, sabemos por experiencia que es uno
de los puntos más difíciles de entender. La dificultad
no es ficticia, ni tampoco consecuencia de la superficialidad o del no querer
entender, sino que tiene
aspectos objetivos, pues toca problemas fundamentales
del hombre, sobre todo en nuestra época, con su
civilización global
(pág. 312): "En la espiritualidad del Opus Dei
-decía Escrivá en cierta ocasión- el trabajo es
fundamental, porque
toda la Obra se apoya, como la puerta en el quicio, en
el ejercicio de un oficio ó trabajo en medio del mundo;
de tal manera que cualquiera que excluya un trabajo
humano honesto -importante ó humilde-, afirmando que
no puede ser santificado y santificante, podemos
decirle con toda seguridad que Dios no le ha llamado
a la Obra". Palabras inequívocas, casi implacables,
esculpidas en la primera piedra del Opus Dei. Con
ellas volvía a las reflexiones que ya había expresado
indénticamente en 1932. y dieciséis años más tarde
escribía de nuevo: " no hay incompatibilidad entre la
moral cristiana, entre la perfección cristiana, y cualquier
profesión lícita, intelectual ó manual, de esas
que la gente califica como importantes ó de esas que
considera humildes " .
(pág. 312): "Precisamente
por ser tan categóricas estas afirmaciones de Monseñor Escrivá, es
necesario explicarlas pues
no se puede creer que sean tan sencillas como pueden
parecer a primera vista; se refieren al núcleo más central
del Opus Dei y desvelan una característica totalmente
irrenunciable de la vocación a la Obra.
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Es
asombroso que, sin mencionar para nada la gracia, se llegue a
afirmar (dentro de la misma obra que nos ocupa) que:
(pág. 320): "La única condición (indispensable por
supuesto) para que el trabajo sea labor santificante y santificadora es que sea un trabajo honesto y
honrado.
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El
trabajo es para Escrivá y su Obra lo que vincula al hombre con
el mundo, esta es la clave; el trabajo como medio de unión con el mundo al que
tan apasionadamente ama.
También
Ana Sastre en "Tiempo de Caminar" lo describe:
(pág. 598): "Un rasgo esencial del espíritu del Opus Dei es la valoración del
trabajo profesional. Esa tarea que vincula
al hombre con el mundo.
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Mucho
antes del Concilio Vaticano II Escrivá muestra el lazo entre santidad, trabajo y dignidad del hombre, mejor que cualquier modernista
postconciliar:
(pág. 95): "El trabajo, todo trabajo, es testimonio de la dignidad del hombre, de su dominio sobre la creación
(...). No sólo es el ámbito en el que el hombre vive, sino medio y camino de
santidad, realidad santificable
y santificadora
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Volviendo a Bernal, su enfoque (el de
Escrivá) de la santidad y
del trabajo son absolutamente nuevos. Así lo manifestaría el autor:
(pág.
115):
"El
Fundador del Opus Dei no quería resolver ningún problema inmediato. El enfoque con el que planteaba la santificación del trabajo era absolutamente nuevo, original.
(págs. 137-138): "El
propio Fundador explicó esta idea central en infinidad de ocasiones con
palabras precisas y atra yentes. He aquí algunas, entresacadas de varias de sus respuestas a diversos periodistas, que fueron
publicadas en
un libro con el título conocido de "Conversaciones con Mons. Escrivá de Balaguer" :
"El Señor suscitó el Opus Dei en 1928 para
ayudar a recordar a los
cristianos que, como cuenta el libro del Génesis, Dios creó al hombre para trabajar...
"Las condiciones de la sociedad
contemporánea, que valora cada vez más
el trabajo, facilitan evidentemente
que los hombres de nuestro tiempo puedan com prender este aspecto del
mensaje cristiano que el es píritu del Opus Dei ha venido a subrayar. Pero más
importante
aún es el influjo del Espíritu Santo, que en su acción vivificadora ha querido que nuestro
tiem po sea testigo de
un gran movimiento de renovación en todo el
cristianismo. Leyendo los decretos del Concilio
Vaticano II se ve claramente que parte importante de
esa renovación ha sido precisamente la revalorización
del trabajo ordinario y de la dignidad de la vocación
del cristiano que vive y trabaja en el mundo.
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Podemos
sacar la conclusión de que, la santidad, no implica para Escrivá, un espíritu
opuesto al mundo, sino todo lo contrario. Fue por tanto una dicha para él,
ver cómo el Vaticano II no rechazaba al mundo que tanto amaba.
En "Opus Dei" de Peter Berglar lo comprobamos de nuevo:
(pág.217): "Su
mensaje de que el mundo puede y debe ser santificado desde dentro, por los cristianos
corrientes
que viven "en medio de la calle", rompía los esquemas acostumbrados que hacían creer
que la lucha por la santidad exigía la retirada de este mundo ("mundo" entendido
como el reino "cuyo príncipe"
es el enemigo de Dios) y el paso a otro estado, al estado religioso de
"almas consagradas a Dios".
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Vázquez nos lo ratifica en "El Fundador del Opus Dei":
(pág.338): "Qué dicha la de Mons. Escrivá de Balaguer,
viendo que el
Concilio refrendaba con solemnidad el que la Iglesia
"no rechazaba el mundo en que vive, ni su progreso
y desarrollo, sino que lo comprende y ama".
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La
novedad es tal, que no lo pueden ocultar. Así lo expone Bernal:
(pág.141): "y
el Fundador del Opus insistía, consciente de la novedad de
ese planteamiento:
"
El auténtico sentido cris tiano -que profesa la resurrección de toda carne- se
enfrentó siempre, como es lógico, con la desencarnación, sin temor a ser juzgado de
materialismo. Es lícito, por tanto, hablar de un materialismo cristiano, que
se opone audazmente a los materialismos cerrados al espíritu.
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"El
trabajo es, pues, la materia prima que hay que
santificar, el instrumento de la santificación de los demás.
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