IGUALDAD Y FRATERNIDAD
"En
nuestra Obra siempre han encontrado
todos los hombres, católicos o no, un lugar amable
(...)"
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Los
cooperadores no católicos incluso los judíos, forman parte inseparable del
Opus según el mismo Escrivá reconoce, completándose así la "familia
espiritual". De nuevo es Berglar quien lo verifica a con tinuación:
(págs. 244-245):
"Cuando, en 1950, el Fundador obtuvo finalmente de la Santa
Sede el permiso para admitir en la Obra a los sacerdotes
diocesanos y para poder nombrar a nocatólicos e incluso no
cristianos Cooperadores de la Obra, se "completó"
la familia espiritual del Opus Dei.
"Lo que para una "familia
natural" son los amigos y conocidos, son los Cooperadores para la
"familia sobrenatural" del Opus Dei.
"(...) ya en mayo de 1935 el Fundador había
previsto su existencia en aquélla instrucción a la que dio forma definitiva en
1950: los Cooperadores -se dice en ella- "constituyen -sin ser miembros de
nuestra familia- una asociación propia e inseparable de la Obra".
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Vázquez también nos hace mención
a este respecto en "El Fundador del Opus Dei":
(pág.258):
"La aprobación definitiva de junio de 1950 produjo también
un agrandamiento de la labor. Con la amplitud de afecto hacia
todas las almas que caracterizaba al Fundador, consiguió -con
"filial forcejeo"- que la Santa Sede admitiera como
cooperadores a todas aquellas personas (católicos no-cató1icos
hasta no-cristianos) que desearan colaborar, material o
espiritualmente, en los apostolados de la Obra.
"Era algo inaudito en el acontecer
pastoral de la Iglesia, aquel descorrer cerrojos y abrir puertas de par en par,
integrando almas de benefactores: protestantes, cismáticos, judíos, musulmanes
y paganos. Sólo al pasar los lustros e iniciarse una nueva
corriente ecuménica, ese paso audaz, que pudo haberle engendrado muchas
incomprensiones, fluía ya con naturalidad en la historia contemporánea:
Charlando un día con Juan XXIII, le comentaba el Presidente General:
-"Padre Santo, en nuestra Obra siemprre han encontrado todos los hombres,
católicos o no, un lugar amable: no he aprendido el ecumeniso de Vuestra
Santidad"-, y el Papa sonreía, complacido.
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Como
conlusión, diremos que, el espíritu ecuménico del Opus Dei es
proverbial ya que, bajo una aparente "fachada" de
conservadurismo, se oculta una mentalidad progresista y netamente
modernista, la cual se refleja en la composición de los miembros de la
Obra llamados cooperadores, pues son de cualquier "religión"
(incluso judíos), para poder así financiarse.
Escrivá, según testimonio de Andrés Vázquez
en su libro "El Fundador del Opus Dei" (pág.317), tenía amistad con
M. Suskin, un judío de origen ruso, al cual frecuentaba. Lo mismo ocurría en
el caso de Hilary Schlesinger, inglesa pero de origen judío, lo cual la hacía
doblemente querida por el Fundador -(Tiempo de Caminar, pág.613).
La
amistad de Escrivá con judíos era tan común hasta el punto de tenerlos de cooperadores en la Obra. -Qué
contradicción: "Opus Dei" (Obra de Dios), con judíos que cooperan y la
financian. Parece ser más "Opus Judaei" (Obra de los Judíos), por
lo que se colige además de lo dicho por el P. Meinvielle (pág.26).
Leamos
lo que nos presenta al respecto la ya citada Ana Sastre en "Tiempo de Caminar":
(pág.614): "Su origen judío -habla
de Hilary Schlesinger- la hace doblemente querida por el Padre que, en más
de una ocasión ha respondido a un hebreo que le quiere porque sus dos_grandes
amores de la tierra son Jesucristo, que es judío, y su Madre María, también
hebrea.
"Confirmando esta actitud, cabe anotar la
respuesta de una mujer perteneciente a la Asociación de amistad
judeo-cristiana de Madrid. En una reunión celebrada en 1964, en una
sinagoga, un participante de origen sefardí, se levantó para preguntar
"por qué el Opus Dei perseguía a los judíos". Yo no era
moderadora pero me levanté y dije: "Sólo quiero atestiguar un hecho y es
que el Opus Dei, lejos de perseguir a los judíos, tiene Cooperadores judíos
en Estados Unidos desde 1948. Un aplauso cerrado acogió las palabras (...).
Luego hice constar, que no pertenecía al Opus Dei, pero que lo defendía por
justicia.
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¡Asombroso! el Opus y su Fundador aplaudidos en
una sinagoga. Estos judíos cooperadores de los E.E.U.U., son los que
financian la Obra pues los cooperadores tienen por "apostolado" el de
cooperar económicamente.
Ana Sastre continua:
(ibídem, pág. 615): "Cuando Peter Forbarth
le interroga en su entrevista del 15 de abril de 1967, la respuesta será
afirmación pública de esta alegre realidad de la Obra:
-"¿Cómo se sostiene económicamente el
Opus Dei?
-"Trabajando mucho sus miembros, yo
también. Y el que trabaja, gana. Así podemos promover obras corporativas de
enseñanza, de asistencia social, etc., que rara vez se sostienen solas. Para
mantenerlas además de los miembros del Opus Dei, hay otras personas que
ayudan; algunos no son católicos, y muchos, muchísimos, que no son cristianos.
Pero ven la labor, la palpan, y se entusiasman de verdad. Por eso aprovecho para
decir ahora que soy deudor a muchas personas, incluso no católicas y no
cristianas".
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Que no se diga después de estas declaraciones
del propio Escrivá que el Opus Dei no es financiado por judíos, al menos en
buena parte, ya que como es sabido, en materia de finanzas y dinero son los amos
del mundo. Pero además, Bernal nos hace una clara alusión en relación a este
punto:
(pág.309):
"Idéntica comprensión del verdadero alcance del Opus Dei se
dio en Londres, cuando la residencia Netherhall House se disponía
a duplicar sus instalaciones, para extender más aún su labor con
estudiantes del Tercer Mundo. El Patronato formado para allegar
fondos estaba presidido or un no católico, Bernard Audley
(...).
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Lo insólito y escandaloso es que, una
institución que se dice católica y de Iglesia, tenga pública y oficialmente
cooperadores no católicos... ¡Habráse visto mayor espíritu liberal y
modernista!
Pero sigamos con la misma autora, que continúa
explicando:
(pág.611): "Los Cooperadores no
católicos de la Obra ayudan en las empresas sociales, educativas, culturales,
del Opus Dei, y al calor y al ejemplo de esta firme y humana actitud,
algunos han llegado a la verdad de la Iglesia Católica por el camino de la
amistad, del respeto, de la libertad.
"Por esta doble postura de apertura y
firmeza, podía escribir el Cardenal Primado de España -Don Marcelo González
Martín-, unos días después de la muerte del Fundador del Opus Dei:
"Mucho antes del Concilio Vaticano II
trabajó Monseñor Escrivá de Balaguer, como nadie, en la promoción del
laicado, en la auténtica y profunda promoción, no en las ridículas y
tristes experiencias que tanto han abundado y siguen haciendo acto de presencia
en los años del postconcilio; y en el campo del ecumenismo, y en el diálogo
con el mundo moderno, y en el reconocimiento efectivo de la sana autonomía
de las realidades temporales.
"(...) Porque supo ser un auténtico
progresista, fue también -como no puede ser menos- un conservador denodado
y valiente.
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La actitud ecuménica del Opus es proverbial:
(ibídem pág.610): "Si
el Opus Dei practica esta abierta acogida con todos los credos de la tierra,
pide en cambio que se reconozca la libertad de su espíritu.
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V. ESCRIVÁ:
"PROFETA DE LOS TIEMPOS ACTUALES"
Y "PRECURSOR DEL VATICANO II".
"El Concilio
Vaticano II ha promulgado solemnemente lo que Monseñor Escrivá
de Balaguer y el Opus Dei ya enseñaban (...) desde hacía varios
decenios".
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Escrivá fue un "profeta de los tiempos
actuales" pues se adelantó un siglo. Fue por eso que tuvo que esperar al
Concilio Vaticano II, para que tuviera su Obra plena y cabal aceptación.
Sin cambiar de obra, en "Tiempos de
Caminar" (de Ana Sastre), se nos expone claramente lo dicho anteriormente:
( pág.326): "A mediados de junio de 1956,
llega a Madrid una carta de don Álvaro del Portillo para el Fundador del Opus
Dei. En sus líneas, esperanzadas pero realistas, le anunciaba al Padre el
desenlace de los esfuerzos llevados a cabo durante estos meses para conseguir el
"Decretum Laudis". Los organismos competentes de la -Santa Sede han
llegado al convencimiento de que tal concesión es, de momento, imposible. La Obra no encaja
en ninguna de las formas asociativas reconocidas por
el Derecho de la Iglesia. Un alto personaje de la Curia ha dicho a don
Álvaro: "Ustedes han llegado con
un siglo de anticipación". Está claro que para salvar esta dificultad
es necesaria la presencia de Padre. Sólo él, con su autoridad de Fundador,
podrá conseguir lo que, visto con ojos humanos, parece una empresa imposible.
(ibídem pág.328): "Años más tarde, el
Fundador del Opus Dei recordaba que, en 1956, decían en Roma que el cauce
jurídico de la Obra rompía los moldes del Derecho Canónico.
Y añadía:
"La Obra aparecía al mundo y a la
Iglesia, como una. novedad. La solución jurídica que buscaba, como imposible.
Pero, hijas e hijos míos, no podía esperar a que las cosas fueran
"posibles". -"Ustedes han llegado (dijo un alto personaje de la
Curia Romana) con un siglo de anticipación"-. Y, no obstante, había que
tentar lo imposible.
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La Iglesia Tradicional no podía por más que
rechazar al Opus. Se requirió que
el humo de Satanás penetrara en la Iglesia para que un Concilio como el de
Vaticano II diera cabida al Opus.
(pag.653): "El vacío de la legislación
para acoger el verdadero espíritu del Opus Dei, que se refería a cristianos
corrientes, obligó al Fundador a acogerse provisionalmente a fórmulas
jurídicas inadecuadas, pero nunca la Obra estuvo dentro de un marco idóneo ya
que había aspectos que contravenían principios esenciales de su caráter
secular.
"Monseñor Álvaro del Portillo declaraba en 1983:
" El Fundador (...) al aceptar esas soluciones -en
1943 y en 1947- hizo ya constar a la autoridad eclesiástica competente, que
esperaba se abrieran otros cauces jurídicos que pudieran resolver
satisfactoriamente -de acuerdo con su genuina naturaleza- el problema
institucional del Opus Dei"
"La
última etapa se inicia con el Concilio Vaticano II, que abrirá
el horizonte jurídico necesario.
"En el número 10 del Decreto
"Presbyterorum Ordinis", el Concilio deliberó sobre la utilidad
apostólica de las Prelaturas Personales, que han de ser erigidas por la Santa
Sede para llevar a cabo peculiares iniciativas dentro de la Iglesia, tanto a
nivel regional como nacional e, incluso, universal.
"El Colegio Episcopal, reunido con el
Sucesor de Pedro y bajo Autoridad en la Suma Asamblea Conciliar, introdujo
en el Derecho de la Iglesia esta nueva estructura jurisdicional de carácter
personal y secular.
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Escrivá fue un verdadero precursor del Concilio
Vaticano II, como acabamos de comprobar, al cual se adelantó:
(ibídem pág. 659) "Con ello se adelantó cincuenta años a una de las más
amplias e importantes decisiones del Concilio
Vaticano II: impulsar hacia la santidad a la inmensa parcela de los
cristianos en medio del mundo, con una decisión libre de poner a Cristo en las
actividades todas de la tierra.
"Por ello, subrayaba este hecho Juan Pablo
II en su Alocución del 19 de agosto de 1979 a un grupo de profesionales
miembros del Opus Dei: " Es ciertamente grande vuestro ideal, que
desde sus comienzos ha anticipado la teología del laicado que caracterizó
luego a la Iglesia del Concilio y del Postconcilio...".
Los hijos de Monseñor Escrivá de Balaguer han
visto así gozosamente confirmado el espíritu de su Fundador y, con ellos, en
palabras del Cardenal Baggio:
"Las razones de su alegría son también
motivo de alegría para todos los hombres de buena voluntad en la Iglesia
entera".
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Volviendo una vez más al libro "Opus Dei" de Peter
Berglar leeremos lo siguiente:
(pág.14): "El Concilio Vaticano II ha
promulgado solemnemente lo que Monseñor Escrivá de Balaguer y el Opus Dei ya enseñaban
y practicaban, con su espiritualidad y con su vida, desde hacía varios
decenios.
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Así pues, el título de "precursor del
Vaticano II" refiriéndonos al espíritu modernista de Escrivá,
(ibídem pág.303): "El Fundador del Opus
Dei, después de muchos años de incomprensiones, tuvo la satisfación de
que destacados Padres conciliares, como los Cardenales Frings (Colonia), Küning
(Viena), Lercaro (Bolonia) y otros, le reconcocieran, como un verdadero precursor
del Vaticanno II, sobre todo respecto a aquellos puntos capitales que, para
el Concilio, marcaban el camino a seguir en el futuro. e destacados Padres
conciliares, como los Cardenales Frings (Colonia), Küning (Viena), Lercaro
(Bolonia) y otros, le reconcocieran, como un verdadero precursor
del Vaticanno II, sobre todo respecto a aquellos puntos capitales que, para
el Concilio, marcaban el camino a seguir en el futuro.
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Tampoco
es gratuito su espíritu ecuménico y el de su progresismo:
(ibídem pág. 246): "En
este sentido, ser verdaderamente "romano" es ser verdaderamente "ecuménico"...
y viceversa. A menudo se olvida esto en nuestros días. Ante
periodis tas, Mons.
Escrivá comentó que, con ocasión de una audiencia, había dicho al Papa
Juan XXIII: "En nuestra Obra siempre
han encotrado todos los hombres, católicos, o no, un lugar
amable: no he aprendido el ecumenismo de Su Santidad " Este
comentario, que suena quizá algo pretencioso, expresa a una idea
tan importante para el Fundador que lo citó dos veces, la primera en un periódico francés, la segunda en otro español (...).
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Más
adelante, Bernal se refiere a lo mismo, recalcando lo inédito del hecho de que haya cooperadores del
Opus sin fe:
(págs. 295-296) "Por
último, para completar este rápido panorama es preciso referirse a su
actitud hacia los no católicos.
"No
hacía una" frase" cuando declaraba que estaba
dispuesto a dar cien veces su vida para defender la libertad
de una conciencia. De hecho, tuvo que luchar mucho con un filial forcejeo,
para que la Santa Sede aprobase algo inédito en la historia de las asociaciones de la Iglesia: que pudieran ser Cooperadores del
Opus
Dei personas sin fe católica.
"En
1966 contó a un periodista, Jacques Guillémé Brúlon de "Le Fígaro", lo que una vez había comentado
al Santo Padre
Juan XXIII movido por el encanto afable y paterno de su trato: "
Padre Santo, en nuestra Obra siempre han encontrado todos los hombres,
católicos o no, un lugar amable: no he aprendido el ecumenismo de Vuestra
Santidad". Él se rió emocionado, porque sabía que, ya desde 1950, la
Santa Sede había autorizado al Opus Dei a recibir como asociados cooperadores a
los no católicos y aun a los no cristianos.
(ibídem pág.267): "Un conocido sacerdote, don Juan Ordóñez Márquez,
publicó en un periódico de Sevilla, al día siguiente del
fallecimiento de Mons. Escrivá de Balaguer que había
sido "posiblemente, el hombre a quien el Vaticano II poco o nada nuevo tuvo
que decir porque desde bien atrás ya venía andando sus
caminos".
"Algo
semejante apuntaría unas semanas después el Cardenal Primado de
España, don Marcelo Gonzalez Martín: mucho anteses del Concilio Vaticano II
trabajó él como nadie, en la promoción del laicado,en la autétentica y profunda-
promoción, no en las ridículasi tristes experiencias que tanto han
abundado y siguen haciendo acto de presencia en los años del postconcilio;
y en el campo del ecumenismo, y en el diálogo
con el mundo moderno, y en el reconocimiento efectivo de la sana autonomía de las
realidades temporales.
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A
este punto, podríamos añadir lo que Berglar en "Opus Dei", comenta al respecto:
(pág.247): "Desde el principio de la Obra, y no sólo desde el Concilio, se ha
procurado vivir un catolicismo abierto, que defienda la legítima libertad
de las conciencias, que lleva a tratar con caridad fraterna a
todos los hombres, sean o no católicos, y a colaborar
con todos, participando de las diversas ilusiones nobles que
mueven a la humanidad.
(pág.249): Sabemos que Pablo VI utilizaba
"Camino" para su meditación personal. Juan XXIII, por su parte,
comentó a su secretario, el futuro Prelado Loreto, que la Obra "é
destinata ad operares nella Chiesa su inattesi orizzonti di universale
apostolato", que "está destinadava abrir en la Iglesia desconocidos
horizontes de apostolado universal". Para los Papas Juan Pablo I y Juan Pablo II, el Opus Dei y su Fundador eran ya hechos
históricos
objetivos que suponían el comienzo de una nueva
época del cristianismo.
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Por
tanto, lo que hoy suena a conocido gracias al Vaticano II, era una verdadera "revolución"
en 1928, como el mismo Bernal comenta:
(pág.113): "Después del Concilio Vaticano II, buena parte
del mensaje que el Fundador del Opus Dei difundió desde 1928, "suena a cosa conocida".
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