COMPLOT CONTRA LA IGLESIA
Maurice Pinay |
Cuarta Parte |
ANEXO: OTROS SECRETOS DEL JUDAÍSMO |
Capítulo Cuadragésimo Séptimo
LA PINZA SOVIETICO-ISRAELITA ESTRANGULA A LOS ARABES
Stalin a su vez, en la lucha que emprendió contra el Sio nismo y el Estado de Israel, dio todo género de apoyo a los árabes, tanto con el objeto de golpear al bando judío rival, como para atraer progresivamente a los árabes a la órbita so viética y socialista. Además planeaba este dictador hebreo uti lizar la influencia que los árabes tienen sobre el Islam, y éste sobre el mundo libre afroasiático, para ir conduciendo a éste hacia la órbita socialista soviética, mediante el apoyo a un falso tercer mundo, que en realidad se fuera convirtiendo en satélite de los comunistas. La muerte extraña de Stalin, de momento no cambió las cosas, que siguieron igual durante las pugnas internas que sur gieron entre sus colaboradores hebreos para adueñarse de la dictadura soviética, que como lobos hambrientos se disputa ron, matándose, encarcelándose, o desterrándose a Siberia unos a otros, quedando al fin dueño de la situación el israelita Nikita Salomón Kruschev. Este cisma que por unos años desgarró al Judaísmo, le cos tó a éste muy caro, ya que mientras, en el lado comunista, des trozando todos los planes hebreos anteriores con respecto a Alemania, rearmaba Stalin a la Oriental, y al mismo tiempo armaba a los árabes contra el Estado de Israel. Y su sucesor Kruschev apoyaba al Presidente egipcio Nasser en su recon quista del Canal de Suez, bajo la amenaza de desatar la guerra atómica, si las potencias occidentales intervenían para impe dirla; a su vez, en lado contrario el mando mundial judaico con sede en Nueva York, para detener los avances de Stalin, e impedir que éste pudiera conquistar el mundo, hacía que se aplicaran una serie de medidas para hacer realmente efectivo el resurgimiento económico de Europa Occidental y del Japón, del caos económico en que los sumió la guerra mundial, y rearmaba a Europa, rodeando a la Unión Soviética y a China Roja, con la más grande red de alianzas de todos los tiempos; estableciendo bases militares en diversos puntos del mundo, que apuntaban al corazón de las potencias comunistas, llegan do al extremo de cesar la guerra a muerte contra el régimen anticomunista del General Franco en España, para negociar con él, el establecimiento de bases aéreas en dicho país, y re forzar la gigantesca red de bases militares destinadas a aniqui lar a la dictadura staliniana, en caso de que ésta desatara la tan temida guerra de conquista mundial. Pero no deseando pa ralizar del todo la expansión del comunismo, la judería apoyó el. triunfo de Ho-Chi-Min, que sancionó el gobernante israelita francés Méndez Frante, debido a las promesas que hizo el fu turo dictador de Vietnam del Norte de desligarse del stalinis mo. Pero ante el temor de que Ho-Chi-Min no cumpliera tales promesas, se le permitió solamente un triunfo limitado, me diante los acuerdos de Ginebra, en espera de ver si Ho-Chi-Min cumplía o no sus promesas. La habilidad del caudillo rojo de Indochina fue hacer creer a ambos bandos rivales, que en se creto les era fiel, y logró así que tanto la Unión Soviética como las potencias occidentales suscribieran los acuerdos de Gine bra, que aunque constituían sólo un triunfo parcial del caudillo rojo vietnamita, se vio éste forzado a aprobarlos, pero con el fin de violarlos en la primera oportunidad que se le presenta ra, para lanzarse a la conquista de Vietnam del Sur, de Laos y de Camboya. ¿A quién engañó Ho-Chi-Min? ¿Al stalinismo del Kremlin y de Pekín o a los poderes judaicos antistalinianos? No lo sabemos. El fortalecimiento del mundo libre debido a la pugna entre los dos bandos judíos rivales, como es natural, causaba cada día más pena y consternación en las organizaciones judías de ambas facciones, que comprendían que estaban perdiendo en pleitos internos todo lo que habían ganado con la segunda guerra mundial, y los deseos y esfuerzos de reconciliación fue ron aumentando. Al constituirse Kruschev en amo absoluto de la URSS, em pezó a tomar medidas para lograr esa reconciliación y el fin del cisma interno judaico. Soltó a los médicos judíos acusa dos de querer envenenar a Stalin, rehabilitó a todos los judíos comunistas que Stalin había encarcelado, y terminó por re negar del propio Stalin y por desestalinizar la Unión Soviéti ca, y sus satélites de Europa Oriental. Sin embargo, los pode res judaicos neoyorkinos seguían desconfiando de él, por ser criatura de Stalin. Disgustado Kruschev con esto, en uno de sus conocidos arranques de furia, apoyó el golpe dado por el Pre sidente de Egipto Nasser para apoderarse del Canal de Suez, echando por tierra de momento la obra de Disraeli, aunque seguro de que lo podría recuperar el Judaísmo con mando en Moscú, en un futuro, por medio de tropas paracaidistas y con un avance de los tanques y ejércitos soviéticos sobre dicho Ca nal de Suez, o mediante la conversión de Egipto en Estado sa télite progresivamente controlado por la Unión Soviética. En, cualquier forma, este incidente causó todavía mayor consternación en las comunidades judías de todo el mundo, en los hebreos de ambos bandos rivales, y la institución de reunificación interna que anes mencioné, incrementó con ma yor éxito los intentos de reconciliación, que por fin lograron liquidar el desastroso cisma, que había detenido los avances arrolladores del comunismo. Después de aquel viaje que hizo Kruschev a Nueva York, en que fue huésped ni más ni menos que de Bernard Baruch, jefe secreto del bando judío antistalinista, en cuya Casa se en trevistó con el Presidente cripto-judío republicano de Estados Unidos, D. David Eisenhower, hizo Nikita Salomón ya en Ru sia su famosa declaración, de que «el ciudadano norteamericano más estimado en la Unión Soviética, era Bernard Baruch». La reconciliación de los dos bandos hebreos antagónicos había quedado sellada. Hay que recordar que antes de esta reconci liación, eran procesados y hasta asesinados en la Unión Sovié tica los dirigentes judíos que tuvieran ligas con Bernard Baruch. A partir de este citado momento, las cosas habían cam biado por completo, y muy pronto el mundo libre habría de sentir los terribles efectos de la reunificación del Judaísmo universal. De esta manera poco tiempo después, el gobierno de Eisenhower impediría toda acción EFICAZ, tendiente a derrocarlo. Para consumar esta traición, el cripto-comunista John F. Kennedy urdió en secreto con Nikita Salomón Kruschev la forma de justificar, ante la opinión del pueblo norteamericano, un tratado nefando que obligara al gobierno de Estados Uni dos a apoyar al gobierno rojo de Fidel Castro, contra cualquier invasión, asegurando en esa forma la consolidación del régimen comunista en la esclavizada Cuba. Pero era necesario hacerlo en forma que Kennedy no se desprestigiara ante el mundo li bre y el pueblo norteamericano. Para ello urdieron Kruschev y Kennedy, con la bendición del amo de ambos, Bernard Baruch, y ayuda de técnicos hebreos, la comedia de los cohetes sovié ticos. La URSS mandó proyectiles cohete a Cuba, amenazando gravemente a los Estados Unidos. Kennedy mandó la flota a bloquear Cuba y exigió a la URSS el retiro de los peligrosos proyectiles. La prensa controlada por el Judaísmo, secundan do la comedia, hizo gran escándalo hablando de la posibilidad del estallido de la guerra atómica. El pueblo yankee y el mun do libre creyeron esa farsa, y se alarmaron. Luego vino la tran sacción salvadora. La URSS retiraba los proyectiles atómicos de Cuba, y Estados Unidos se comprometían a garantizar al go bierno del marrano comunista Fidel Castro, contra cualquier invasión. Fue tan hábilmente urdida esta farsa, que sólo muy pocos políticos, de aguda visión, pudieron darse cuenta de que todo no había sido más que una maniobra traidora de Kenne dy, para asegurar la vida del régimen castrista, sin exponerse a perder su prestigio ante el pueblo, sino más bien, consolidán dolo con miras a las elecciones parciales que estaban por cele brarse en Estados Unidos. En esta forma el infeliz pueblo cu bano fue definitivamente crucificado por el Judaísmo de los Es tados Unidos. Este tipo de farsas es muy frecuente en la estra tegia revolucionaria del Judaísmo, por lo que los patriotas de todo el mundo deben estar alertas para no dejarse engañar por ellas. Con posterioridad se intensificarían las intrigas judaicas tendientes a debilitar y destruir tanto la alianza del Atlántico del Norte, como la Alianza del Sureste de Asia, impidiendo al mismo tiempo toda acción eficaz de la organización de los Es tados Americanos en contra del tirano asesino comunista Fidel Castro, y redondeando esta traición con esa campaña mundial de las fuerzas controladas por el Judaísmo, para obligar al gobierno de Estados Unidos a abandonar al pueblo de Vietnam del Sur en las garras de la esclavitud comunista y facilitar así la caída de todo el sur de Asia en manos de los rojos. Volviendo a los días de la reconciliación,
de los poderes secretos israelitas de Moscú y Nueva York, es
preciso añadir que después de lograda ésta en la forma dicha, iba a surgir
para el Judaísmo y su revolución comunista, un nuevo problema, el conflicto
entre la Unión Soviética y China Roja. Como expusi mos con anterioridad, los
judíos llegaron a China hace más o menos dos mil años. Debido a matrimonios
mixtos con los chi nos, a las condiciones del clima y de la alimentación, se
fue formando a través de los siglos, una comunidad de judíos chi nos, que según
los escritores sobre la materia, tiene un tipo racial chino, en forma que
actualmente, se confunden con los chinos auténticos. Adoptaron nombres y
apellidos chinos, mu chos se convirtieron fingidamente al budismo y lograron
obte ner cargos tan importantes como el de Mandarín, ocultando su religión
judía, que han conservado en secreto de generación en generación. Estos judíos
marranos chinos, fueron los organiza dores primero de la masonería china y
después del partido y del ejército comunistas chinos. Situación similar
prevalece en Corea y en Vietnam. En el Judaísmo se les conoce, como judíos El Judaísmo es quizá la institución que ha tomado medidas más eficaces para conservar la unión y la hermandad en sus filas; pero a pesar de ellas, los judíos son hombres como todos, y no dioses, por ende están expuestos a las divisiones y cismas internos, que han ocurrido temporalmente a través de la his toria. Lo más frecuente ha sido que ambiciones de mando, en cubiertas a veces por alardeadas discrepancias ideológicas, ha yan provocado en el pueblo disperso cismas de mayor o menor duración, tal como ha ocurrido también en otros pueblos de la tierra; y tengo datos para presumir que, más que las diferen cias ideológicas, es la ambición de mando de Mao y de sus partidarios, por una parte, y por otra, la de los actuales jefes judíos de Moscú y Nueva York, las que han hecho que esta pugna se haya ido agravando cada vez más. Lo mismo que en el caso de Stalin, los poderes judaicos mencionados, de ninguna manera pretenden en su pugna con Mao-Tse-Tung, destruir el comunismo en China, ya que eso sig nificaría dar una catastrófica marcha atrás en los planes he breos de comunizar al mundo, sino que lo que pretenden, es fomentar en China la rebelión contra Mao y su pandilla, para derrocarlos y sustituirlos por judíos comunistas Tiao-Kiu- Kiaou fieles a Moscú y Nueva York, y que están descontentos con la intrasigencia de Mao. Por ello será imposible que el pa triota mariscal Chiang-Kai-Shek reciba ayuda de Estados Uni dos para libertar a China de las fauces del comunismo, mien tras que el gobierno de Washington siga bajo el control e in fluencia decisiva de los poderes ocultos del Judaísmo, aunque ello signifique para Estados Unidos y para el mundo libre, despreciar criminalmente la brillante oportunidad que el conflicto Moscú-Pekín, para libertar a Vietnam del Norte, terminar victoriosamente esa absurda guerra meramente defensiva en Vietnam del Sur y hasta para libertar al infeliz pue blo chino. Lo más que harán los gobiernos de Washington, mientras sean títeres del Judaísmo, será seguir impidiendo que Mao conquiste Formosa, para impedir que éste tome mayor fuerza; hasta que surja en los Estados Unidos un Presidente patriota y enérgico que pueda aprovechar la pugna Pekín-Mos cú, para liquidar la amenaza comunista china, ayudando a Chiang-Kai-Shek a libertar a su pueblo. Si esto llegare a ocu rrir, ojalá sea todavía tiempo, ya que es posible que cualquier día, se reconcilien Moscú y Pekín, como se reconciliaron los po deres judaicos con sede en Moscú y en Nueva York. Es tanto más criminal que no se haya apoyado a tiempo a Chiang Kai- Shek para libertar a China, y hasta que se le haya prohibido intentarlo, ya que habiendo el Judaísmo, tanto de Nueva York como de Moscú, entregado a Pekín los secretos atómicos, los Tiao-Kiu-Kiaou lograron fabricar sus bombas atómicas y de hidrógeno, a pesar de la muy tardía retirada de la asistencia atómica soviético-norteamericana, realizada cuando la rebelión de Mao-Tse-Tung tomó proporciones peligrosas. Pero dicho re tiro se realizó demasiado pronto. Lo lógico hubiera sido que se hubiera aplastado la dictadura roja de China antes de que ésta hubiera podido terminar la fabricación de sus armas ató micas. Ahora la amenaza de una guerra nuclear toma inminen cia pavorosa y los responsables de esta posible agresión nuclear de Pekín serán los gobernantes francmasones de Washington y los judíos del Kremlin, que hicieron posible el poderío nuclear de Pekín. Pero el Judaísmo internacional prefirió correr el riesgo de que el mundo se hunda en una guerra atómica, a permitir que los patriotas de Formosa recuperen China, por que ello hubiera sido para el Judaísmo, perder el control de esa cuarta parte del mundo, y un paso atrás desastroso en la marcha de la revolución comunista. Esto lo saben muy bien Mao-Tse-Tung y su pandilla judaica Tiao-Kiu-Kiaou, y por ello se sienten tan seguros y tan agresivos, sabiendo que el único peligro que tienen que afrontar, es el de que les provoquen dentro de China revueltas, y traten de impedirles que consigan el liderato que desean en el comunismo mundial, lanzándoles en su contra las fuerzas comunistas de todo el mundo, cosa que tratarán de impedir los Tiao-Kiu-Koaou, liderados por Mao, ya que éste tiene partidarios aunque por ahora en mino ría, entre los judíos de todo el mundo, y por ende entre comu nistas de todo el orbe y están resueltos a dar la batalla exter na o interna a sus rivales hasta formando nuevos partidos co munistas Pro-Pekín, en donde Moscú logró controlar los parti dos comunistas tradicionales. Incluso en la Unión Soviética dicen tener adictos los judíos Pro-Pekín, entre antiguos stali nistas recalcitrantes, y jóvenes rebeldes que nunca faltan en las filas del Judaísmo, y que están descontentos con la política de los actuales gobernantes israelitas de la Unión Soviética. Y si la pugna Pekín-Moscú se recrudeciera, y degenerara en conflicto bélico, la judería de Estados Unidos trataría de impedir que los nacionalistas chinos pudieran aprovechar la ocasión para liberar a su patria de la esclavitud comunista. Ello por las razones antes mencionadas. Con respecto al conflicto árabe-israelita, los árabes no se han dado cuenta del cambio operado en la situación, a partir del momento en que se reconciliaron los bandos hebreos riva les con jefaturas en Moscú y Nueva York. Los árabes compro baron que Stalin y sus sucesores por algunos años los ayuda ron eficazmente contra el Estado de Israel, y sus aliados de los gobiernos de Estados Unidos, Inglaterra y Francia, y con estos hechos palpables adquirieron confianza en los dirigentes de Moscú. Lo que ignoran los árabes, es que todo ha cambiado a partir de la citada reconciliación de Moscú y Nueva York. La situación, según informes muy confidenciales y fidedignos que tengo, es la siguiente en la actualidad. De común acuerdo, los jefes del Judaísmo mundial tanto con sede en Nueva York como en Moscú, aprobaron con respec to a los árabes y al Estado de Israel la siguiente política:
El plan de conquista por los hebreos de territorios árabes
y cuando sea posible en un futuro, de puntos vitales del mundo árabe (Canal de Suez, Mar Rojo, que debe ser un nuevo Mare Nostrum judío,
regiones petroleras, etc.) no consideran los judíos realizarlo de golpe, sino
por partes, con períodos de
paz o de tregua intermedios, QUE SOLAMENTE DEBEN SER
APROVECHADOS para digerir las tierras conquistadas a los árabes, aumentar con
la inmigración la población judía y el poder económico y militar del Estado
de Israel. PARA PRE PARAR Y REALIZAR OTRA OFENSIVA EN EL MOMENTO
OPORTUNO, que puede venir por medio del brazo de la tenaza" El pretexto sería enviar ejércitos soviéticos a territorios árabes, para defenderlos de una agresión a Israel. Ejércitos comunistas que entrarían en tierras árabes, no para defender las; sino para dominarlas, como cuando entraron a mi patria y a otras naciones de Europa Oriental, dizque para libertarlas de los nazis y después se quedaron allí para esclavizarlas. Este plan se facilitará, si los gobiernos árabes, amenazados por una nueva agresión israelita, cometen el error suicida de pedir tro pas comunistas para que los defiendan de dicha agresión. Una ventaja que el Judaísmo quiere lograr a toda costa con esta tenaza soviético-israelita sobre el mundo árabe, es el reconocimiento oficial del Estado de Israel por los árabes, y de la perdida consiguiente para los árabes, de los territorios que les ha quitado dicho Estado judío. Estos planes tan ambi ciosos, actualmente han sido ya ejecutados en parte, y seguirán siendo realizados poco a poco, para no causar reacciones peligrosas. Se ha previsto incluso la posibilidad de tener que dar parcialmente marcha atrás en algún punto, pero sólo transito riamente y esto sólo en caso de que una reacción mundial pe ligrosa exija su conveniencia; para después volver a la carga en el momento oportuno. Se ha considerado también la posibi lidad de acelerar estos planes y avanzar rápidamente en su eje cución cuando se presenten oportunidades de hacerlo sin peli gro de malograrlos. De esta manera, la tenaza judío-comunista podrá facilitar o la conquista del mundo árabe por el Estado de Israel, COSA MENOS PROBABLE POR AHORA, o su con quista por la Unión Soviética y el socialismo, COSA MAS PRO BABLE POR AHORA, o una conquista en parte lograda por el Estado de Israel, y en parte lograda por la Unión Soviética y el socialismo, COSA CASI SEGURA. Pero desde que fue concebido este maquiavélico plan, sus elaboradores, según asegura mi fuente de información a este respecto, previeron graves dificultades que tendrían que vencer, y entre éstas las siguientes:
Como podrá observarse, el Israel Mundial está estrangu lando al mundo árabe por medio de la triturante tenaza soviético-israelita, que lo ha colocado entre la espada y la pared. El Islam, que difícilmente podría ser conquistado por el co munismo ateo, ha sido penetrado en esta hábil forma, y puede llegar a ser conquistado paulatinamente, si las potencias del mundo libre no se aprestan a impedirlo. Tal cosa será im posible, mientras el gobierno de Estados Unidos y otros de las grandes potencias occidentales sigan prestando ayuda eco nómica y militar al Estado de Israel, causando no sólo grandes perjuicios a los árabes, sino a sus propias naciones, que saldrán perdiendo en todo caso, si el Israel Mundial logra conquistar al mundo árabe, ya sea por medio de la expansión territorial del Estado de Israel, o por medio de la conquista de dicho mundo árabe por el imperialismo judaico comunista. El sur gimiento en las grandes potencias occidentales de uno o más jefes de Estado gentiles, libres de la tutela judaico-masónica que comprendiendo esta terrible amenaza para toda la humani dad, se apresten a destruir en forma valerosa la criminal tenaza soviético-israelita que oprime a los árabes, ofreciendo a éstos la ayuda económica militar necesaria, para su lucha de legítima defensa contra la agresión de Israel, podría des truir los planes judío-comunistas en el Oriente Medio, ya que los árabes al no necesitar más la ayuda soviética, se librarían de sus garras, quedando hecha pedazos la pinza nefasta. Al Gobernante o Gobernantes patriotas de las potencias occidentales que tengan el espíritu de justicia, la gran visión política, y el valor de tomar esta determinación importante y decisiva para los destinos del mundo, les estarán agradecidos no solamente los árabes y el Islam, sino los hombres libres de todo el mundo. Pero es evidente que este golpe, si se llevara a cabo con la eficacia suficiente que pueda echar por tierra los planes aquí descritos del imperialismo judaico y de la revolución comunista, para la conquista de los Estados árabes y del mundo islámico, provocaría en el Israel Mundial una reacción apasionada contra el gran patriota que realizara tan hermosa hazaña, tratando de hundirlo políticamente, de estrangular políticamente a su gobierno y recurriendo quizá hasta a su tradicional sistema, de atentar contra su vida. |