Un
número considerable y conocido de cristianos quieren ponerse a salvo de
la Revolución Religiosa del Concilio Vaticano II salvando a sus
principalísimos promotores mundiales como Papas. Para dejar en pie
—aunque no en honra— el reclamo de título papal de los jefes vaticanos
neomodernistas pese a la mucha distancia que separa su conducta de la
que se esperaría normalmente de Papas católicos, rastrean en la historia
casos que se parecen a fallas doctrinarias de Papas. Entonces
proceden a razonar que si otros Papas fallaron doctrinariamente, los
jefes vaticanos neomodernistas, fallando doctrinariamente, pueden ser
Papas, mal que nos pese.
Los que
hacen tal razonamiento son cristianos antimodernistas que tienen
suficiente indignación contra las abominaciones neomodernistas como para
oponerse a ellas y a sus autores, pero no tienen suficiente sabiduría o
fortaleza como para negar a los autores de las abominaciones
neomodernistas el título de Papas.
En
realidad esos cristianos antimodernistas cometen impresionantes
superficialidades de evaluación. Un estudio atento de las peores
desviaciones doctrinarias de los Papas de la Historia sólo sirve para
poner de resalto su escasez, su accidentalidad, su insignificancia, y su
impotencia para desmentir o relativizar la asistencia divina al Papado.
El
primer ejemplo que suelen presentar, es la advertencia que San Pablo
hizo un San Pedro en Antioquia. Este es el texto neotestamentario.
Gálatas
II.
Y cuando vino Cefás a Antioquía, le hice resistencia cara a cara, por
ser digno de reprensión; 12 pues antes que llegasen ciertos
sujetos de parte de Santiago, comía con los gentiles; mas llegados que
fueron, empezó a recatarse y separarse, por temor de aquellos
circuncisos. 13 Y los demás judíos se conformaron con su
porte disimulado, por manera que aún Bernabé fue inducido por ellos a
usar de la misma disimulación. 14 Pero yo, visto que no
andaban derechamente conforme a la verdad del Evangelio, dije a Cefas en
presencia de todos: Si tú, con ser judío, vives como los gentiles, y no
como los judíos, ¿cómo fuerzas a los gentiles a judaizar?
Quienes imaginan un paralelismo entre la conducta de San Pedro, y las
abominaciones de los pseudo-papas conciliares, hacen no poca ofensa al
Príncipe de los Apóstoles.
A
continuación presentaremos las diferencias abismales entre ambos
comportamientos
SAN
PEDRO EN ANTIOQUÍA
|
CONDUCCIÓN PSEUDO-PAPAL NEOVATICANA |
1.
El
comportamiento de San Pedro en Antioquía no afectó el poco y simple
dogma que contenía la Revelación Mosaica, ni su moral ni su
liturgia, sino meros preceptos no litúrgicos. |
La
conducción pseudopapal neovaticana afectó fundamentalmente el dogma,
la moral y la liturgia de la Religión Verdadera |
2.
El
comportamiento de San Pedro en Antioquía sólo fue nocivo a la Fe
Católica de manera extrínseca y además potencial,
en una ciudad y por breve tiempo. El venerado
Obispo Inglés Challoner, en su revisión a la impecable versión
bíblica católica inglesa de Douay-Rheims, comenta así: La falta
que aquí se nota en el comportamiento de San Pedro, sólo fue
cierta imprudencia, al retirarse de la mesa de los Gentiles por
temor de dar ofensa a los judíos convertidos: pero esto, en tales
circunstancias, cuando hacerlo habría podido traer malas
consecuencias a los Gentiles, que habrían podido ser
inducidos a sentirse obligados a conformarse al modo de vida
judío, con perjuicio de su cristiana libertad. (del
inglés) |
La
conducción pseudopapal neovaticana ha sido intrínseca, actual y
planetariamente y más de tres veces decenialmente letal a
la Fe Católica. |
3.
El
comportamiento de San Pedro en Antioquía no buscó agradar a miembros
de una falsa religión, sino a cristianos de origen judío a quienes
se permitía observar la Ley de Moisés. |
La
conducción pseudopapal neovaticana ha sido idóneo para agradar y
confirmar todas las falsas religiones, el indiferentismo, el
ateísmo, y a todo el anticatolicismo en todas sus variedades
incluidas las peores |
4.
Al
Padre Wladyslaw Lohn,
S.J., profesor pre-conciliar de la Universidad Gregoriana de Roma,
no se le pueden sospechar intereses algunos en exagerar la pureza
doctrinaria de San Pedro. Este estudioso comenta así el pasaje
mencionado en la traducción bíblica católica polaca del Padre W. O.
Jakub Wujk, S.J. (Cracovia, 1962): Desde el Concilio de
Jerusalén, que ya había tenido lugar, estaba claro que los
cristianos gentiles estaban eximidos de observar la Ley de Moisés,
pero no estaba completamente claro que lo mismo valiera para los
cristianos judíos. Esta incertidumbre influyó el comportamiento
defectuoso de San Pedro en Antioquía, en el cual hubo más bien
indecisión que culpa moral. (del polaco) |
La
conducción pseudopapal neovaticana mal puede ser vehículo o
consecuencia de alguna incertidumbre posible y fundable. |
5.
La
falta de San Pedro en Antioquia no impuso a nadie ninguna
legislación nociva la Fe Católica, ni propuso ninguna doctrina
nociva a la Fe Católica, ni sentó Magisterio. |
La
conducción pseudopapal neovaticana ha sido gravemente nociva a la Fe
Católica en las legislaciones que ha impuesto y en las doctrinas que
ha propuesto. Además, hizo cuestionable el Magisterio Perenne
Infalible en su totalidad y en sus fundamentos. |
6.
No
se sabe de una sola alma que haya sufrido daño religioso siquiera
indirecto o accidental por el comportamiento de San Pedro. Podría no
haber habido tiempo para ello, por la rápida intervención de San
Pablo. Si llegó a ocurrir algún daño en absoluto, éste fue, en el
peor de los casos, indirecto, no doctrinal, no forzoso,
restringido a pocas personas, breve (a lo sumo de algunas semanas),
y reparado amplia y efectivamente. |
Como consecuencia de la conducción pseudopapal neovaticana, millones
o decenas de millones han perdido Fe, millones han abandonado su
práctica, millones se han entibiado, millones se han desorientado o
extraviado de innumerables modos. El daño resultante ha sido
directo, doctrinal, forzoso, universal, prolongado por cuatro
décadas —por poco dos generaciones—, no reparado, y constantemente
confirmado y defendido. |
7.
San
Pedro dio excesiva consideración a tradiciones judaicas
superficiales que habían caducado hacía poco tiempo. |
La
conducción pseudopapal neovaticana desconsideró y contradijo
tradiciones católicas fundamentales, y las puso en estado de
precariedad, agonía, envenenamiento o muerte en decenas o centenas
de millones de conciencias. |
8.
Las
tradiciones mosaicas que San Pedro respetó demasiado, eran válidas,
y divinamente dictadas, poco antes —de hecho, grandes teólogos
discuten acerca del momento exacto en que caducaron. |
Muchas doctrinas falsísimas y modos de vida irreligiosísimos que la
conducción pseudopapal neovaticana ha estado respetando todo el
tiempo, son intrínseca y eternamente inválidos. |
9.
San
Pedro no quebró una sola tradición católica. |
La
conducción pseudopapal neovaticana quebró tradiciones católicas
fundamentales, inclusive la misma razón de ser de la Encarnación del
Verbo, de la Redención, y de la Iglesia. |
10.
San
Pedro se arrepintió de manera sincera e inmediata ni bien percibió
su falta. |
La
conducción pseudopapal neovaticana hasta ahora se gloría de sus
abominaciones, y solamente se «arrepiente» de supuestas faltas
pasadas de la misma Iglesia de Cristo. |
11.
El
comportamiento de San Pedro en Antioquía fue privado. Sólo se
hizo público como pasado y ya corregido. |
La
conducción pseudopapal neovaticana ha sido pública tanto en
la intención como en el efecto, y jamás ha sido corregida por
sus culpables. |
12.
Más
importante aún: El comportamiento de San Pedro en Antioquía no
empeñó su autoridad. |
La
conducción pseudopapal neovaticana ha empeñado vigorosamente su
falsa autoridad, pretendiendo hasta tenerla mayor que el Conciliio
de Nicea (Pablo VI). |
13.
Como el Hijo fue enviado por el Padre, así cada miembro de la
Iglesia Docente es enviado por el Hijo a enviar Su
Revelación al mundo. Esta transmisión no puede fallar en la
Iglesia. San Pedro en Antioquia no tuvo ni la voluntad ni la
libertad de enviar nada malo o defectuoso desde la Iglesia hacia la
Iglesia mediante la Iglesia. |
La conducción pseudopapal neovaticana ha enviado de mil modos la
devastación y la corrupción a grandes partes del Cuerpo de la
Iglesia, y eso, pretendidamente “desde la Iglesia” y
“mediante la Iglesia”. |
14.
Lo
peor de que Santo Tomás
de
Aquino acusa a San
Pedro es de haber pecado venialmente y haber hecho
peligrar la Verdad del Evangelio. El mismo Doctor califica el
grado del peligro al llamar a ese pecado venial. Es de notar
que, sea cual fuere el peligro señalado, no se realizó —lo
cual resalta más bien cuánto Dios impide que un Papa falle, que
cuánto un Papa puede fallar en la conducción de la Iglesia.
San Agustín acusa a
San Pedro de pecado venial de falta de discernimiento.
San Jerónimo exonera
completamente a San Pedro de cualquier culpa. |
La
conducción pseudopapal neovaticana es una avalancha incomprensible
de lo más atroz que hay en cuanto a escándalos, sacrilegios, ardides
antirreligiosos, y engaños universales y fundamentales. Ha pasado
por incalculables años luz la línea de mero peligro potencial. |
15.
San
Pedro en el peor de los casos descuidó por un tiempo sus
potestades garantizadas por Dios, y algunos Papas posteriores harían
otro tanto de otros modos, pero ni él, ni ningún sucesor suyo, pudo
contradecir las potestades papales garantizadas por Dios;
supuesto que Dios constituyó esas potestades como plenas, como nada
más que plenas, y como incapaces de persistir en otra medida que en
la plena. |
La
conducción pseudopapal neovaticana contradijo los poderes
papales, y lo hizo de manera activa, forzosa, eficiente, metódica
y global. Esto prueba que en esa conducción no estaban plenas
las potestades papales, y la negación cierta de la plenitud de
potestad papal conlleva la negación cierta de cualquier grado de
potestad papal. |
16.
San Pedro cometió un tipo de falta que es posible que Dios permita
que un Papa cometa, por ser inferior y extrínseca a las
potestades papales. |
La conducción pseudopapal neovaticana cometió tipos de faltas
contradictorias a los poderes papales, daños que es imposible
que Dios permita que los cometa alguien siendo Papa o que alguien
sea Papa cometiéndolos. |
Dios
dio al Papa potestades extraordinarias. Él las ordenó a un fin. Él las
hizo necesariamente conducentes a ese fin. El fin es que los frutos de
la Redención duren para siempre. El Papa es la Base de la Iglesia, y la
Iglesia es la dispensadora de la Redención y de la Vida Sobrenatural y
es la Columna de la Verdad. Si Dios no ordenara ni condujera
necesariamente las potestades papales al fin al cual las ha ordenado, la
inmensa obra de la Redención pierde todo sentido.
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