A los Lectores:
Quiera Dios bendecirles.
A todo hombre le gusta conocer la verdad y su inteligencia creada la busca ansiosa en cada hora de cada día.
Nadie se conforma con el error o la mentira, no al menos
para si. Los hombres mienten para otros, no para si mismos.
La inteligencia busca ansiosa la verdad porque fue
creada para ella, es su objeto propio, su fin y por lo mismo aquello que la
calma y la sosiega al conocerla.
Si ahondamos más, la verdad no es sinó lo que las
cosas son, y las cosas son tales al responder con su naturaleza a la Idea
creadora de Dios.
Las cosas no pueden ser distintas de como Dios las pensó
al crearlas y como El las piensa eternamente.
Cuando las cosas o los seres o los hombres quieren ser
distintos entran en contradicción consigo mismos, se oponen a su misma
naturaleza y a la Inteligencia suprema que los creó. Esta contradicción es
siempre desastrosa, no podía ser de otra manera. Es contradicción profunda y
permanente y al causar tal desorden elimina toda paz posible. Una pretensión
semejante está condenada a la suerte de Icaro y con ella al fin de todas sus
erradas ilusiones.
Si es absurdo que las cosas puedan ser distintas de como
Dios las piensa y las quiere, vale entonces el principio del Aquinate: "Las
cosas son porque Dios las piensa y existen porque Dios las ama".
Esta pequeña recopilación de artículos, que debemos a
la caridad entrañable de nuestros amigos de "Nación Napolitana",
quiere ser un homenaje a la Verdad Suprema que es Dios y a su Verbo bendito que
es su expresión infinita, Verbo que sólo Dios entiende, abarca y comprende,
pero que se nos ha hecho inteligible gracias a la Encarnación.
Sea entonces nuestro homenaje a Dios y un pequeño servicio a los hombres.
"Veritas liberabit vos", "La verdad os
hará libres". Si es cierta esta afirmación vale la contraria, el error
y la mentira os harán esclavos o libertinos que es otra forma de mentira.
Quiera Dios que estas pocas páginas acerquen a los hombres a Dios, a la única Verdad Suprema que es Jesucristo y los unan a Ella en
un encendido amor.
P.
Andrés Moreno
|