LOS
MOTIVOS
(Carta a los Hombres de Corazón Católico)
¿PUEDE SER ESTE UN CARDENAL CATÓLICO? |
CARDENAL IVÁN DIAS, ARZOBISPO DE MUMBAL, QUEMANDO |
INCIENSO ANTE UNA ESTATUA DE LA DIOSA GANESHA |
. |
Quiera
Dios Bendecirles: Vivimos un momento en que una inmensa mayoría de católicos mira con ojos atónitos y desconcertados la situación de la Iglesia, su accionar, su dirigencia, su futuro. No cabe ni la menor duda, y nadie que se precie de ser católico puede tenerla, que en los planes de su Divina Providencia Dios ha querido fundar la Santa Iglesia, “nacida del costado abierto de Nuestro Señor Jesucristo” como lo dijo San Agustín. No debemos sin embargo perder de vista en esta Institución 2 elementos:
La Religión, la Iglesia Católica, fue creada como “Única Verdadera” y “fuera de la cual nadie absolutamente se salva” (Inocencio III; IV Conc. De Letrán; Dz. 423, 430), para nosotros los hombres, para nuestra salvación y por lo tanto era necesario designar una cabeza visible, una jerarquía que la guiara y rigiera, es decir, otro “dulce Cristo en la tierra” –como hermosamente lo dijo Santa Catalina de Siena– alguien quien representara a Jesús, su cabeza real y mística. Dicha cabeza visible después de N.S.J.C. fue San Pedro, vicario suyo, y así luego sus sucesores, el Papa, el Soberano Pontífice. Así
entonces, el Depósito de la Doctrina y los Sacramentos que Nuestro Señor
Jesucristo le ha legado a su Iglesia, el fundamento de la “Fe Católica”, no
es menor que la persona del Papa, ni es la Fe la que está al servicio suyo sino
al contrario, el Soberano Pontífice dirigente de la Iglesia, es o debe ser el
primer "servidor" de esa Fe que nos fue legada, él debe ser su fiel
guardián, su defensor, su principal propagador. Hoy la Santa Iglesia Católica está pasando por el peor momento de su historia, esto es evidente, nunca antes se había visto una crisis doctrinal y moral de tal magnitud. Siempre, desde sus orígenes hubo hombres, claro está que no de Dios, que quisieron usar de los dones espirituales para provecho propio, como el caso de Simón Mago y otros que queriendo tergiversar la doctrina de N. S. Jesucristo pugnaban por otra fe o sostenían gravísimos errores sobre la Iglesia o la persona misma de Cristo, como el caso de los primeros heresiarcas. Pero siempre estuvieron también los Papas, que con la "Espada de la Verdad" supieron dar el golpe certero para cortar el cáncer a tiempo y así custodiar la integridad del depósito y la salud de las ovejas que les fueron confiadas, librándolas así del "error" que es la peste de las inteligencias, y del mal moral que éste trae consigo. Personas
que han vivido los ambientes católicos de antaño, se sorprenden al ver la
diferencia, como lo hemos escuchado mas de una vez, entre la Iglesia de ayer y
la iglesia de hoy. “¡No
es la misma!” dicen
sorprendidos, al considerar detenidamente las diferencias. Sabemos perfectamente, nosotros Sacerdotes, que no podemos pretender, ni mucho menos exigir que los laicos entiendan cuestiones de difícil teología; pero sí podemos y debemos hablarles como un deber de estado, para que sobre todo y ante todo brille la luz de la verdad, de lo que se vive hoy, de esta crisis, de sus consecuencias desastrosas, de sus causas; y por ende exigir que sean concientes y sobre todo consecuentes, ante la destrucción que se está padeciendo. Haremos
entonces una reflexión, lo más sencilla posible, sobre la Iglesia posterior al
Concilio Vaticano II tratando de
encontrar las causas (pues no hay efecto sin causa) de lo que algunos han
llamado “autodemolición”. Después de Vaticano II:
Tan sólo Paulo VI firmó 15,000 reducciones al estado laical. En Francia para dar un ejemplo encontramos las siguientes estadísticas: Año Número de Padres
1946
43,991
1956
43,879
1960
41,477
1965
40,994
1975
36,014
(“L´etat des religions dans le monde” 1985 28,629 “L´Homme Noveau” del 16-3-1986)
No
así desde sus preparativos, puesto que la Comisión Preparatoria de la cual
formaban parte activa serios teólogos, (31 cardenales, 2 patriarcas, 12
arzobispos y obispos, 4 superiores de órdenes y 23 consultores) trabajó
durante "dos años" para elaborar los esquemas de las sesiones y los
temas que en ellas se tratarían. La idea original del Concilio en su preparación
era Pastoral, era explanar, es decir presentar de manera sencilla la Fe de
siempre, al común de las gentes, "NO ASI DE
CAMBIARLA". No nació como un concilio dogmático, no se tratarían
cuestiones de fe, “...la Iglesia
de Cristo, pletórica de vitalidad, ya desde el comienzo de nuestro
pontificado.” –decía Juan XXIII en la Constitución de apertura del
concilio–. Sin embargo el Concilio dió un vuelco, se cambiaron los esquemas,
desechando los de la comisión preparatoria y presentando otros ya elaborados
por el "ala liberal" para este
momento, imponiéndose entonces éstos, concluyendo el Concilio en lo que
"no se quería" desde el principio, ni fue previsto por muchos. En
esta “ala liberal”, como se la llamó dentro del concilio, encontramos a
partir de entonces y más descaradamente Sacerdotes, Obispos y Cardenales
infectados por ese cáncer que ya S.S. San Pío X desenmascarara y condenara:
"El Modernismo" . Del Concilio Vat. II salieron innumerables errores: Como
el de la "Libertad Religiosa" para hablar de alguno, (ya trataremos en
particular estos errores que reclaman de nosotros un conocimiento más exacto de
sus consecuencias funestas) y su "Ecumenismo herético" como
consecuencia, que ha llevado a afirmar a Juan Pablo II que "todas
las religiones son caminos de salvación" y cuando recuerda
junto con el concilio que "la Iglesia católica no rechaza nada de cuanto
hay de verdadero y santo en estas religiones",
refiriéndose al Budismo, al Mahometanismo, al Judaísmo, etc. (Cruzan. p.
95), y pero aún que "lo
que se encuentra de verdad en las otras religiones es obra del Espíritu Santo"
(Cruz. P. 96). Afirmado ésto ¿Qué valor deja al dogma de fe que la religión
católica es la única verdadera y
santa? ¿Qué puede haber, de santo y verdadero en las falsas
religiones? ¿Acaso puede permanecer El Espíritu Santo y el error, El Espíritu
Santo y el pecado?
Muchos seminaristas y religiosos han experimentado de una manera
fehaciente la diferencia, o mejor dicho la oposición entre lo que decían los
libros y lo que se enseñaba e "imponía" como la verdad. El hecho era
insoluble, tener que abandonar el Seminario o las Casas Religiosas y buscar
donde poder continuar los estudios “conforme a la doctrina verdadera de la
Iglesia” y así poder Ordenarse "como Dios manda". (Podemos enumerar
casos concretos en varios países del mundo, que además nos dan una idea de lo
generalizado de la situación).
Las
reformas al día de hoy han sido llevadas al límite. Muchas
personas que asisten a la misa nueva ven horrorizadas los desvaríos que van
cada vez en aumento, sin tener noción de lo que está ocurriendo y sin tener el
conocimiento de que existe otra opción. No
han dejado nada en pie:
Pues bien, si personas como Usted, de “buena voluntad”, lo digo así para excluir a todas aquellas que se encuentran cómodas dentro de las reformas, es decir que no tienen problema con los “sacrilegios y las aberraciones litúrgicas” que se cometen, que les gusta recibir la comunión en la mano, que se “prenden” al compás de las guitarras u otros instrumentos o que se “sacuden violentamente” en una celebración pentecostal. No, no nos referimos a ellos, ni a quienes no les importa si el Sacerdote “atiende su celular durante la misa” o se saca las zapatillas para “bailar” durante la ceremonia, ni a quienes se recuestan en una "poltrona" para hacer su confesión, ni les escandaliza que su párroco asista a la “disco” o a la playa, y que tenga hijos "en el mejor de los casos". Me refiero aquí a personas como usted y como muchas otras que tienen buena voluntad, que lloran por la situación deplorable de la Iglesia y desean que vuelva a ser lo que fue siempre. Si Usted pues, o esas personas al igual que nosotros, fuimos o somos capaces de darnos cuenta que algo anda mal "sobre todo por los efectos", es justo, justísimo preguntarse ¿Sacerdotes, Obispos, Cardenales y los mismos Papas de Vaticano II a la fecha no se dan cuenta? Con la preparación que ellos tienen o debieran tener, ¿Es posible que no se den cuenta? Lamentablemente
en ellos no podemos justificar ignorancia:
La
situación más que triste es catastrófica, no
para llorar sino para morirse de dolor al ver lo que han hecho con la Esposa
Inmaculada del Cordero. Ellos no
quieren los escándalos de todo tipo que a raíz de Vaticano II se han generado,
dicen poner freno a los excesos, pero sí quieren la cosa, pues sostienen la
causa.
Ante
todo esto que ha pasado y que cada vez empeora, consideramos tres conductas
posibles: La primera, es la del "hereje", que viendo todo esto, no concibe que la Iglesia Católica pueda ser la religión verdadera y prefiere volcarse a las sectas. La segunda, la de la mayoría, es la conducta del "avestruz", del que sabe lo que pasa y "mete en tierra la cabeza", llora y despotrica pero se niega a "concluir" y actuar distinto. Es cómplice de alguna manera. La
tercera, la posibilidad que han presentado algunos Santos
como San Roberto Belarmino; o el gran Teólogo Suárez, la cual dice que en
ESPECIALISIMAS CIRCUNSTANCIAS puede pasar que estas autoridades, especialmente
el Papa, "no lo sea tal". -¡Imposible!-, podrá decir tal vez, pero ¿Por qué descartar hoy en día una "infiltración" de los enemigos de Cristo en su Iglesia? ¿No fue acaso la meta de los Carbonarios, de los Iluminati, masones todos? Recuérdese el Cónclave del cual resultó electo el Cardenal José Sarto, luego San Pío X. Como fue "vetada" la elección anterior a ésta por el Emperador Francisco José de Austria, en la que había resultado electo el Cardenal Rampolla y de quien luego de elegido Papa San Pío X, se supiera de su pertenencia a la Masonería. Aclaramos nuevamente, no podemos pretender que los laicos entiendan cuestiones de difícil teología, pero tampoco se puede justificar una recta intención en quienes han impuesto "con el peso de su autoridad" las reformas que están "destruyendo" la única religión verdadera, queriendo transformarla en la "religión universal" soñada por los masones. Por lo menos si no nos atrevemos a concluir, no debemos "hacer caso". Por otro lado está vigente, como señalamos, el derecho perpetuo a celebrar la Misa de San Pío V y la conciencia verdaderamente católica, que excluye de la obediencia (si ésta cabe) a las "autoridades" cuando éstas se apartan de la Fe o piden algo que constituye un pecado. Gracias al liberalismo imperante el día de hoy, muchos debemos sobrellevar el nombre de "Tradicionalistas", cuando en realidad no somos más que Católicos con todo el significado y contenido de la palabra; debiéndose al contrario llamar con más propiedad a los que se gozan en la iglesia nueva "MODERNISTAS", como los calificó el mismo San Pío X al condenarlos; y en el caso de que se lo ignore, aclaramos que nadie ha sido ni será excomulgado por mantener su Fe. Sino que de manera injusta se citan prerrogativas y derechos inexistentes, a condenar lo que siempre se creyó, lo que siempre se practicó y fué la santificación de todos los santos: La Doctrina de Jesucristo dejada en depósito a su Esposa Inmaculada la Santa Iglesia Católica. Si por ésto o por defender simplemente la Santa Fe de Cristo, su única Misa y los Sacramentos que Él instituyó debemos ser llamados “obscurantistas, herejes, sectarios, cismáticos” y otras acepciones, con las que autoridades de la iglesia oficial se han referido a quienes luchan por preservar la Fe desde Vaticano II a la fecha, estamos orgullosos de ser vilipendiados por el nombre de Cristo y de la Verdad, que es lo mismo. Y aún cuando de parte de Roma se nos quisiera imponer una pena de excomunión, como ya lo han hecho con otros, contestaremos con el Crucifijo en mano: "Quieren echarme de una iglesia a la que nunca pertenecí". Quiera Dios no que "ME ENTIENDA", sino que "LO ENTIENDA", puesto que es "OBJETIVO" esto que está pasando. Que logre ver con claridad que "NO HAY EFECTO SIN CAUSA" y los efectos son gravísimos . Recemos,
SI, todo lo que se quiera y pueda por ellos, pero "no
con ellos" pues la fe de Vaticano II no es la Fe Católica que
usted y yo profesamos; recemos para que se conviertan, para que la iglesia que
se muestra al mundo vuelva a ser la Iglesia de Cristo, la de siempre, pero,
mientras tanto, "no
se puede", "no se debe" ser partícipe, ni cómplice de "su
destrucción". Dios
les bendiga. Gracias por las oraciones que puedan dirigir a Dios por estos
pobres religiosos, que se ponen de manera incondicional a su disposición,
reiterándoles su sincera amistad y bendición, dispuestos a brindar un
Sacerdote si ustedes lo requieren para despejar dudas al respecto. Nuestro
Señor Jesucristo y su Santísima Madre les asistan en esta hora. Ntra. Sra. del Carmen, 16 de julio de 2006
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