La orden ha llegado y debe cumplirse. Ginés González García,
ministro de "salud" de la Nación pide el aborto. Lo mismo hace
Carmen Argibay de la Corte Suprema de Justicia. Se suma el ministro de
"salud" de la provincia de Buenos Aires, Claudio Mate. El gobernador
Felipe Solá, esta vez sin rosario en el cuello, no se queda
atrás. La procuradora provincial que otrora puso Duhalde, María del Carmen
Falbo, dictamina a favor del aborto. En igual sentido lo hacen Elisa Carrió,
Mauricio Macri, Hebe de Bonafini, Aníbal Ibarra, el Partido Obrero, Roberto
Lavagna, la CTA de Víctor De Gennaro. Estela de Carlotto y Luis D´Elía.
Todos esconden las cruces que habitualmente exhiben.
Ni Solá, ni Carrió o Lavagna muestran nada. Sólo cumplen la orden y se alínean:
¡Debe morir! repiten al unísono. La prensa subordinada con avisos oficiales
se limita a amplificar los pedidos. Los diputados kirchneristas,
del gobierno que está contra el aborto, piden se haga el aborto. Todos
coinciden: el código penal está por encima de la Constitución. El
orden jurídico debe ser trastocado. Los tratados
incorporados a la Carta Magna como el Pacto de San José de Costa Rica o la
Convención de los Derechos del Niño, que mandan proteger la vida
humana desde la concepción, esta vez no rigen.
Los obispos, salvo contadísimas excepciones, no se enteran. La
inmensa mayoría ni dice ni hace nada. No va a haber excomuniones para los que
públicamente se dicen católicos y piden la muerte para un niño indefenso. El
Banco Mundial ha dado la orden. Debe imponerse el aborto, el método más económico
para que los pobres eliminen a los pobres. Encima convencidos que son
libres porque ejercen un "derecho".
El caballo de Troya para sensibilizar a la opinión pública es
que el embarazo es producto de una violación. Se repite hasta el cansancio.
Pero en la desprolijidad de la operación se olvidan de algunos detalles,
tales como que la joven embarazada de 19 años no pidió ningún
aborto y que no hay nadie condenado o detenido por la supuesta violación.
Claro son detalles, pero para qué abundar en ellos. Hay
que cumplir la orden que se ha dado a la colonia.