"Quizá el ser más miserable y
repugnante de cuantos van y vienen por el mundo a costa de los muertos,
sea Hebe de Bonafini, la gorda que domina un sector de las "Madres de la
Plaza de Mayo.
Este movimiento surgió de una idea noble y respetable.
Muchas de las madres que
perdieron a sus hijos se unieron para denunciar aquellas muertes. Al cabo de los
años. las «Madres de la Plaza de Mayo» iniciaron su disgregación. Algunas, cansadas
de luchar por un imposible -la recuperación de sus hijos-, y otras muchas, hartas del
protagonismo y el sesgo que daba a su noble asociación Hebe de Bonafini.
Esta incendiaria cotorra se mueve por el rencor. Para mí, que se trata de un rencor
social previo a la propia Dictadura Argentina.
Es una mala persona, y con su pañuelo anudado a la cabeza ha
viajado por todo el mundo sembrando odios y venganzas. Lo ha hecho
amparada por la Izquierda más tonta y extrema, que ya recela de su figura.
Y a todo plan, en hoteles de lujo y volando en primera
clase, como buena revolucionaria de bote.
En España fue agasajada y mimada en varias
ocasiones, y no se le concedió un premio importante porque los bobos políticamente
correctos estaban entusiasmados con Rigoberta Menchú, la santita guatemalteca.
De un tiempo a esta parte, Hebe de Bonafini se ha
convertido en la gran defensora de Batasuna y la ETA. Buena noticia para la
ciudadanía.
Ahora ha vuelto a la palestra enviando un
mensaje de solidaridad a los presos de la banda terrorista, en el que les
recuerda «que las Madres de la Plaza de Mayo peleamos y nos solidarizamos con
los presos políticos vascos y que nunca estaremos con los asesinos, los
torturadores y los fascistas».
Además de perversa y loca, esta gorda es gilipollas de
nacimiento.
Resulta cansador explicar a esta resentida que
en un Estado de Derecho los presos políticos no existen. Están en la cárcel
por asesinar, secuestrar y torturar. Y que el uso del término «fascista»
para definir a quienes defienden la libertad, la vida de todos y res
petan las leyes, es ya una costumbre idiota.
Se le podría responder que los fascistas son aquellos
que ella ampara con su delirio, pero caeríamos en el juego del error semántico y
conceptual que tantos resulta dos ha dado a los asesinos con la colaboración de la necedad. No son
fascistas, sino estalinistas, aunque se
muevan protegidos por un sistema fascista -la revolución de la burguesía-,
que acude a misa todos los días y establece diferencias entre los
grupos sanguíneos, los cráneos y demás requisitos de pureza de raza
entre unos y otros.
Pero Hebe de Bonafini no cesa, y su actividad, molesta e hiriente para las personas decentes, puede resultar altamente
beneficiosa por su esquizofrenia progresiva. Tener como aliada a Bonafini
es lastre de difícil superación.
Nadie, con una inteligencia y sensibilidad medianamente
normales en el mundo, toma en serio a esta chupona de su propia sangre,
que ha hecho del cadáver de su hijo, su pasaporte, su agencia de viajes, su
negocio y su forma de vivir.
A estas alturas de nuestra tragedia, del dolor de las
lágrimas.
con mil muertos asesinados de disparos en la nuca y explosiones de bombas, con
la desesperanza y la amargura de las familias de los inocentes masacrados. con
la opinión internacional ya, al fin, convencida de que la ETA es simple mente
terrorista y Batasuna es la ETA, con decenas de tumbas de cadáveres de niños
destrozados por el gélido odio del terror, no es tolerable que venga la gorda y
nos abra, aún más, nuestras heridas.
Cállese la cerda y no se mueva de su corralito.
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