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INFLACIÓN, IVA E INDEC

Nosotros como San Jorge, el Príncipe de la Capadocia,

luchamos contra los dragones sin alma pero con rostro.

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Quinta Los Colorados del Monte, agosto de 2007.

   Carta a don CARLOS FERNANDEZ   

   Querido amigo y viejo camarada:

   Mire camarada, yo le voy a decir la verdad: no ando bien. Y no me refiero a la salud, que está muy bien, a Dios y su Santa Madre sea dada las muchas gracias, si no un poco por lo que está pasando y delicadamente por lo que seguramente pasará. En esto dirá usted que me he vuelto un poco reiterativo, y así como le manifiesto que puede ser verdad, le pido que no se me canse. De paso aprovecho para apelar a su indulgencia por los errores que cometo al escribirle, porque cuando releo las cartas que le envié, recién me doy cuenta que me faltó un artículo o se me escapó un tiempo de verbo, sin contar las cosillas que van quedando en el tintero para redondear una idea. Pero esto forma parte de mi acervo: sentarme, escribir y así enviar lo dicho, salga pato o gallareta. Que es una mala costumbre, decía mi tía Clarisa que me enseñaba el castellano. En los versos que por ahí me brotan, por ejemplo, ni se le ocurra buscar la métrica. ¿Sabía usted que el cancionero popular no tiene métrica? Bueno, yo soy de esta recopilación y me gusta que los versos suenen, así como se hace con las alteraciones de la música sincopada. Yo no soy un literato don Carlos, ni lo quiero ser, tampoco me pagan por ello: antes me darán una buena tunda.

   Bueno: usted que parece vivir sentado arriba de un hormiguero de coloradas, se preguntará qué es lo que me tiene mal. Ya se lo dije y se lo repito sucintamente: lo que pasará hasta el 28 de octubre; lo que acontecerá del 28 de octubre hasta el 10 de diciembre (43 días) y la pavura estremecedora, del 11 de diciembre en adelante. En síntesis serían tres períodos bien diferenciados que, si usted me dice cuál prefiero, le diría estremecido que no sé. Aunque mi verdadera intención sería huir de este amasijo, o esconder la cabeza como el avestruz dejando las almorranas al viento (mis almorranas ya han sido peinadas para adentro por distintos gobiernos, así que dolor casi no siento).

   Mire vea don Carlos, ¿acaso se ha enterado usted que la recaudación del IVA se ha incrementado en un 50% para igual semestre del año anterior? Bueno: si no se ha enterado ya se lo estoy diciendo. Y esto, querido cumpa, es suficiente para darse de mordiscones en los codos. ¿Cómo puede crecer el impuesto al valor agregado en un 50% en un país que tiene una inflación anual de un 7 u 8 por ciento? Hace un par de días escuché a un economista, de esos que tienen más uñas que dientes y más dientes que cabeza, que esta cifra asombrosa se debió a un incremento fabuloso en el blanqueo de los contribuyentes. Resulta que, averiguando esto con unos amigos, el incremento fabuloso no pasó del 3%. Descontando esto de aquello, faltaría un 47% por aclarar. Entonces salió un pelado, que tiene la cabeza brillante como rodilla fuera del agua, y dijo que el 47% se debe a un aumento en el consumo. Entonces ya me empecé a reír. Le digo la verdad.

   Este 47%, o el 50% si le gusta más, no es otra cosa que la inflación, dado que el IVA es directamente proporcional al precio. Pero como la cifra me pareció grande, me puse a sonsacarle algunos ítems para que resultase más racional. Y así a los tumbos, estrujando mi desvencijado cerebro,  llegué a un 38%. Que de aquí, que de acullá, este 38% se mantiene firme como tapón de arena. De donde colijo don Carlos que esta es la inflación que hubo entre julio de 2006 y julio de 2007. No hay vuelta que darle y creería que se van a hacer guasca para hacerlo bajar.

   Ahora bien: suponiendo que este 38% sea real como yo creo, si se lo divide por 12, que son los meses del año, resulta un 3,17% mensual directo. Lo que no se condice con las cifras que larga el INDEC. Ni por las tapas. Pero sí se concierta con los intereses que cobran los bancos y uno dice que es usura. Así como la realidad económico-social cambia radicalmente al pasar del 0,5% dado para este mes, ante un 3,15% mensual obtenido por mi encéfalo: la pobreza, por ejemplo, crece sideralmente. O si usted prefiere, cada vez hay más pobres y los que fueron pobres, cuando los tomó el modelo que ventila Cristina, hoy deben estar en el pozo ciego (o más abajo). Los salarios, otro ejemplo, habrían perdido un 38% en su valor adquisitivo, contra un 16,5% de incremento de haberes anunciado por el gobierno con bombos, platillos y cañitas voladoras, pero 12 meses después. He ahí la depresión de la que se quejan los comerciantes.

   Y usted me podrá decir lo que quiera y darme cien explicaciones, pero no entiendo cómo pudo ser que se les escapase este dato del IVA, cuando debieron taparlo con una buena carrada de ripio. Creyendo que anunciaban un triunfo, en realidad estaban poniendo en blanco sobre negro una derrota estrepitosa, y lo que más temen los liberales y marxistas: la verdad, que es la única realidad. ¿Serán tan idiotas? No. No don Carlos, no galope que hay agujeros de peludos. Ellos están persuadidos en su autismo que todos somos idiotas, que es muy distinto. Porque la pobre gente, nuestro pueblo, atosigado como está para sobrevivir en este fandango fenomenal, es incapaz de hacer estas miserables cuentitas que nosotros hemos hecho sin gastar una neurona.

   Estas son las cosas que me tienen preocupado, caro amicevole. ¿Se sincerarán algún día? La Cristina al lanzar su candidatura, con cara de perro, muy enojada y labios de riñón partido, dijo que profundizará el modelo. También se lo dijo a la Aristegui, una empleada del Departamento de Estado que trabaja en la CNN y hace de periodista. Si hacemos la cuenta, bien, pero bien hecha, en julio del 2008 la inflación estará en un 76% como mínimo, es decir el doble de lo que es ahora. Entonces la pregunta es otra: ¿qué cuerpo será el que aguante? Y si aparece un sincerador, le pregunto don Carlos, ¿qué estructura será la que aguante? ¿Nos iremos todos por el aguacero del retrete golpeándonos con los nacos? No sé. Por eso ando mal.

   Como usted habrá visto, todo economista (perpetuos fracasados) al terminar su charla dan un consejo. Mas como yo no lo soy, alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar, no tendría que dar consejo, por más que haya opinado. Sin embargo daré uno a usted y sus amigos: saquen ya toda la plata de los bancos y no les pongan un peso más, por tentadoras que sean las ofertas. La otra alternativa es el cacerolazo, los gemidos, llantos, lutos y Nito Artaza dando consejos sobre los escombros. Pero a la plata no la verán jamás de los jamasejes. Ya se los dije. No se los repetiré.

   Un abrazo don Carlos. En otras quizá siga con este asuntejo. Que Dios y su Santa Madre lo protejan y lo mantengan bueno y amigo mío como hasta ahora.

                                                                  JUAN
                                                        Milico Matrero

Mil perdones por el olvido:

¡NI YANQUIS NI MARXISTAS!

¡DIOS, PATRIA Y HOGAR!

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