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EL COHETE CONDOR y

EL TENIENTE CORONEL

ARGENTINO LARRABURE

 

El cohete Cóndor en su versión Alacrán. Su motor a combustible

sólido (grano de pólvora) no difiere del que habría ideado, diseñado,

 ensayado y fabricado el Teniente Coronel, Oficial Ingeniero Militar,

 Argentino del Valle Larrabure. ¿Su martirio fue por su atrevimiento?

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Quinta Los Colorados del Monte, agosto de 2007.

   Carta a don CARLOS FERNANDEZ.

   Querido amigo y distinguido compatriota:

  En menudo trance me ha puesto usted al pedirme telefónicamente que le escriba sobre el tema del misil Cóndor y las relaciones que pudo haber tenido, y que creo firmemente las tuvo, con el Teniente Coronel Argentino del Valle Larrabure, una consecuencia de su posterior martirio. Como ya le dijera, y se lo repito ahora, sobre este particular no hay nada escrito, y el caso Larrabure fue incluido, desaprensiva y malamente, dentro de la bolsa de los hechos ocurridos durante aquel agitado año 1974. Esto es: se le dio la jerarquía de un acaecer más, sin trascendencia aparente, perpetrado por el bandolerismo criminal del ERP, como el anterior ataque del 20 de enero de ese año a la Guarnición Militar de Azul, Provincia de Buenos Aires, o los llevados a cabo el 11 de agosto contra las guarniciones militares de Córdoba y Catamarca.

   Pero antes de seguir con lo que conozco, tengo anotado, lerecuerdo algunos de sus datos biográficos. Así le cuento que, al morir el 19 de agosto de 1975, Larrabure tenía 42 años cumplidos de edad, y 27 continuados de servicios en el Ejército. Con esto quiero decirle que al desatarse su tragedia era una bella esperanza para la Patria. Había nacido en Tucumán el 6 de junio de 1932. Y así siguiendo  aparece por aquí un dato de interés: ingresó al Colegio Militar el 1° de marzo de 1949 y egresó como subteniente de Infantería el 1° de diciembre de 1952, en la Promoción 82da. de las Armas, ocupando el puesto 73° entre 207 de sus compañeros. Es decir, cursó en este Instituto y hasta su egreso, los Años Dorados del Presidente Perón y del Justicialismo. Mire don Carlos y entiéndame: yo no le estoy diciendo que Larrabure haya sido peronista, ni siquiera que tuvo simpatías con él, porque no me consta. Simplemente relato la época que le tocó vivir cuando era un mocito de apenas 17 años, debió ver aquella magnificencia nacional y vivir inmerso en aquel poderoso Ejército que tenía un efectivo de 118.000 hombres.

   También puedo agregarle, de lo muy poco que he investigado sobre este hombre que, siendo Capitán, egresó de la Escuela Superior Técnica del Ejército en la Promoción 31° (años 1963/1964), graduado como Ingeniero Químico, entre un total de 34 oficiales. Sin embargo en la especialidad de Ingenieros Químicos sólo fueron tres los diplomados: Larrabure, el Capitán Alerito Beltramino y el Teniente Primero Mario Norberto Fornari. Su Directores fueron los Coroneles Gonzalo Gómez y Antonio R. Wyngaard, y su Jefe de Curso  (para el 4° y 5° curso) el Teniente Coronel Roque Leonardo Aloi.

   Y bien caro amigo, llegamos al misil Condor I cuya imagen le dejo más abajo. Parado así, en el portal de semejante tema, solamente le auguro que entramos en un tembladeral. Pero, ¿por qué? Mire: mucho de lo que aquí le digo está recolectado de los comentarios escuchados en aquellos días en que fui un asiduo visitante de la Fábrica Militar Río Tercero (éramos 6 los que estábamos trabajando con el Ingeniero Jefe General Huergo en el ultra secreto proyecto del Cañón Calibre 155 mm que entonces se llamaba CITEFA y hoy creo que lo han bautizado SOFMA o algo así), y de la FM de Pólvoras y Explosivos de Villa María (era la fábrica que nos iba a proveer del propulsante para el cañón CITEFA). Río Tercero era la que nos haría el afuste y el vínculo elástico del cañón, pero también teníamos gente trabajando en el proyectil (de unos 44 kg de peso), y en la aleación de acero de su envuelta o carcaza, para que tuviera una buena fragmentación. Al tubo lo harían con la forja pesada de Zapla; el perfil interior con su rayado (brochado) y el perfil exterior, también lo haría Río Tercero. Quiero decirle con esto que siempre anduve por allí porque el General Huergo, aunque nos quería mucho, nos tenía más que al trote.

   Pero tomando el año 1976 hacia atrás, no se conocen antecedentes escritos del proyectil Cóndor I. Así como no se sabe de quién fue la idea primigenia, ni quiénes participaron en el proyecto, tampoco quién diseñó la geometría del motor y los componentes químicos del grano, o las aleaciones metálicas que se emplearon para su cofia de vuelo. Como nadie sabe de buena tinta quién dispuso los fondos para estos trabajos, a los que cierta gente llamó canilla libre, como queriendo significar que no había límites para el gasto.

   El 12 de octubre el General Perón asume la Presidencia de la Nación, luego de la elección que ganara con el 61,85% de los sufragios (alrededor de unas 7.359.139 personas votaron por él). Y esta fecha podría ser tomada, arbitrariamente, como la de la partida de nacimiento del misil Cóndor, tal vez con un “háganlo” como decía siempre. Desde principios de octubre de 1973 hasta marzo de 1976 hay un vacío muy difícil de llenar en esta historia. Aunque soy de opinión que en estas fechas el Cóndor debió existir, aunque más no sea en los papeles, la factibilidad de su construcción, las etapas previas a cubrir, el personal que se empeñaría en el proyecto (llegaron en su mejor momento a 40,000 personas), los pasos a dar posteriormente, etc. De otra manera no se concibe cómo pudo ser aprobado por el Estado, volando en 1976 y presentado en Le Bouget, Francia, en su versión III, en 1985.

   El lugar elegido para el desarrollo del misil habría sido la FMA (la Fábrica Militar de Aviones en Córdoba, donde Perón había visto volar los Pulqui I, II y III), bajo el patrocinio del IIAE (Instituto de Investigaciones Aeronáuticas y Espaciales), un ente dedicado al desarrollo satelital. Pero también en Córdoba se encontraban las fábricas de Río Tercero, y Villa María (pegada a ella se localiza la planta química de Atanor), y la Planta de la Falda del Carmen,  en el Valle de Punilla (el propulsante del Condor III se fabricó en esta planta), cuyos terrenos habían sido cedidos por un estanciero amigo de la Fuerza Aérea, quedando su construcción a cargo de Techint (por orden de la compañía suizo-alemana Consen).

   Como apoyo de este conjunto primario, llamémoslo cordobés, posiblemente hayan colaborado la FM San Francisco, un poco más al norte, de este conglomerado sobre el límite con Santa Fe y, hacia el sudeste, sobre la Provincia de Buenos Aires, Fanazul, otra planta de propulsantes que dependía de la Armada. Los lanzamientos se hacían desde la base del Chamical (que funcionaba desde 1962) a cargo de CELPA (Centro de Experimentación y Lanzamiento de Proyectiles Autopropulsados); de Mar Chiquita, Provincia de Buenos Aires (dependiente también de CELPA); y de la Base Marambio.

   Desde el punto de vista militar el Cóndor podía ser utilizado como misil con cabeza de guerra (con carga atómica, química o convencional), o como portador de satélites militares. Desde el punto de vista civil este desarrollo estaba en condiciones de poner en órbita satélites de comunicaciones o de investigación.

   En el proyecto o fase definida como Cóndor I, se utilizó el propulsante sólido que se llamó después Compuesto HTPB. Se trata de una formulación completamente novedosa que permitía la colocación de cargas útiles de unos 300 Kg de peso a una distancia de 300 Km (el Cóndor III tenía un alcance de 1200 Km y portaba una carga útil de 500 Kg). La selección de materiales para la envuelta, conjuntos y subconjuntos, debido a las altas temperaturas que debería soportar el aparato, incluyó materiales como los de amianto-fenol, fibra de vidrio-fenol y trióxido de molibdeno-epoxy. Para la protección ablativa del Condor I se desarrolló la resina epoxy-trióxido de molibdeno para ser usada en la cabeza del misil.

   Alrededor de lo que le estoy contando mi amigo, circulaba la versión de que todas las fórmulas del propulsante y la geometría del motor (tarea muy delicada por cuanto un proyectil autopropulsado precisa un empuje constante para que sea predecible), eran ideas e invenciones del entonces Teniente Coronel Larrabure, quien a la sazón se desempeñaba, casualmente, como subdirector de la Fábrica Militar de Villa María (¿lo habrían mandado allí para que estuviese cerca del proyecto, así como nos mandaron a nosotros?).

Como usted sabe sobrevino el ataque a la Fábrica por elementos del ERP (ayer jóvenes idealistas, hoy gobierno). Un ataque completamente traído de los pelos. Porque, ¿qué buscaban estos forajidos en una fábrica química? Ya, con sólo decir esto, comienza a sonar raro. Porque aparte de la fabricación de pólvoras para armas portátiles y de artillería no había nada más. A excepción de los ensayos de un nuevo compuesto rompedor que se llamaba Trilita, un mezcla de hexógeno y TNT (trinitro tolueno), con el que finalmente se cargaron los proyectiles del Cañón 155 CITEFA (pero entonces lo probaba YPF para hacer sus prospecciones geológicas), y una líneas de producción de diacida de plomo para reemplazar al peligrosísimo trinitro resorcinato de plomo, un iniciador para las cargas de proyección.

   Más raro resultó entonces que los mal vivientes se llevaron al Teniente Coronel Larrabure (y creo que también al Mayor Roberto Adolfo García, ingeniero militar en la especialidad de Química, que después liberaron), para mantenerlo por casi un año, torturándolo, en el más extraño cautiverio. Cuentan que también buscaban documentos en las Oficinas Técnicas (de Ingeniería de Producto y de Métodos y Procesos), pero no encontraron nada, y se llevaron muestras de todo tipo, pero ninguna relacionada con nuestros secretos.

   Y la pregunta del millón es por qué el cautiverio tan prolongado de Larrabure. Y por qué su martirio. ¿Sería acaso para que les dijese los secretos del Cóndor I? Dijeron por allí que le pedían diseños de armas y de explosivos y que el Teniente Coronel se los negó. Mire vea don Carlos: yo creo firmemente es que le pedían todos los datos sobre el Cóndor I. Pero, ¿para qué? ¿Qué habrían de hacer estos pestilentes con las fórmulas químicas y la tecnología para lograrlos? ¡Nada mi amigo! Escuetamente nada. Porque las formulaciones, la tecnología y el estado de avance del Cóndor I no era para ellos: era para otra gente, a la que ellos prestaron y prestaban servicios. El ERP era un forro.

   Desde que trascendió el Cóndor I como proyecto (y luego en todas sus versiones) tuvo dos enemigos implacables: Inglaterra y el Estado de Israel. En el libro Relaciones Carnales, de Eduardo Barcelona y Julio Villalonga, los dos investigadores terminan aceptándolo. Y hubo una mano de obra calificada: la CIA norteamericana, usada por los dos anteriores (después en la década de los ’80 entraría en acción el Mossad judío).

   Entonces mi buen amigo: ¿qué tenemos por aquí? ¿Al ERP, tildado de ultraizquierda, que venía a hacer la de redención de la Patria con jóvenes idealistas, al servicio de la CIA norteamericana? ¿Y no vimos al ERP actuando a nombre de la CIA con la muerte de Anastasio Somoza en Paraguay, a cargo del terrorista Gorriarán Merlo? Somoza los amenazó con que habría de hablar. No pudo hacerlo. Y Montoneros, ¿qué pito tocaba en este carnaval? Larrabure es un héroe contemporáneo. A él todo honor y toda gloria.

                                                                                                                                                                  JUAN  

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