Quinta Los
Colorados del Monte, en el
mes de Nuestras Señoras de Itatí y de Caá-cupê del año del Señor de 2007.
A don CARLOS FERNANDEZ
Dilecto amigo y
buen camarada de allá-itê:
Bien: como usted
me ha pedido ésta, aguántela mi amigo sin quejas ni rezongos, siéntese y pida
que le ceben unos mates. Pero, ¿ha visto como se insiste en estos tiempos sobre
el asuntejo de izquierdas y derechas? Mire vea don: antiguamente,
con seguridad usted lo recordará, cada vez que le presentaban una persona, ésta
intimaba preguntándole por sus nombres de pila, pretexto para inquirir en
seguida sobre sus santos protectores y, ahí nomás, volteaba para el lado del
apellido. Y si usted era un González de los de Yasí-yareté, seguramente su
interlocutor conocía a unos González de Cambá-Cuá, el pueblo vecino, por lo que,
al final, resultaba pariente y ya era amigo de la punta del dedo hasta el
sobaco. Así se iniciaban la conversación con un desconocido, mientras el que
había hecho de presentador sonreía asintiendo con la cabeza todo lo que se
decía.
Pero vea, mi caro
amigo, que ahora las cosas no son así. Y lo primero que le preguntan es si usted
es de izquierda o de derecha. Es como si anduvieran con unos
frasquitos etiquetados, como los que usan los boticarios, para meterlo a uno
dentro. Así como se hace con el pimentón, la albahaca, la sal, el laurel, la
pimienta o el aceite de ricino que en Italia hizo milagros. Pero, eso sí, una
vez que usted está dentro del frasco no hay Dios que lo saque de allí. Tampoco
usted podrá salir, porque el vidrio déstas redomas es irrompible, así que es de
balde que se desgañite protestando. Usted quedó enfrascado.
Como yo soy medio
cabestreador, es al ñudo que me enrienden, y le digo con sinceridad, que estas
cosas, antes que disgustar, me espantan. No por el hecho de andarse escondiendo,
como peludo perseguido por los perros; tampoco porque uno, de vez en cuando, se
cambia la camiseta, o porque usa el poncho reversible de dos colores. No. Si no
porque esta división geométrica de las ideologías es, en verdad, matusalénica.
Eso de izquierdas y derechas, sin contar las posiciones ambiguas
de centro, centro-derecha, centro-izquierda
(es decir: los que son pero no se animan a decirlo), nauseabundas
hasta el cacúmen, ya han cumplido los 200 años y están en marcha hacia los 300,
usándolas estos tipos que las van de modernos, y le andan diciendo a los
infelices, que son progre. Así nos lo enseña la Historia que, cuando dice
la verdad y está escrita en castellano, uno le cree sin remilgos como me pasa a
mí.
De modo que
preguntar por el santo es una antigualla, pero interpelar si es de derecha
o de izquierda, es bien moderno, aunque esto sea más viejo que muchos
santos. Y ando en el caso bastante reculativo, porque yo no creo en esta
monserga tejida por los progre. Sí creo, y firmemente, que se
es o no se es de este régimen perverso y, siguiendo el hilo, llego al
carretel: si se es o no se es de lo que, precisamente los
progre, llaman el Nuevo Orden Mundial. El resto es chanfaina barata,
chala de choclo que no sirve ni para hacer fuego. O bien son escaramuzas para
distraer sobre la instauración de regímenes perversos, necesarios para el
ingreso expedito al Nuevo Orden Mundial. De donde yo aconsejaría don Carlos
que eso de izquierdas y derechas lo deje para el tránsito
municipal o la ubicación de las butacas en el cine. Que
no siendo carnaval, es preciso que se quiten las caretas.
El otro tema que
usted me pide que le trate es sobre el mes de octubre del corriente. Claro: es
un mes electoral. Bueno vea, algo ya le adelanté en otra de mis anteriores. Creo
que el problema no está en octubre donde todos han puesto las miras y el hocico.
No. Para mi entender don Carlos, el verdadero hueso de corvejón estará a partir
del 10 de diciembre. Porque el 11, que es martes si no miente el almanaque,
estará en el aire la taba culera y se clavará en la cancha para el mal de todos
y no para el bien de alguno. Fenómeno que ocurrirá en esta tierra hasta que
venga un criollo a mandar. O una criolla: porque está visto, y desde hace un
tiempo, que el mujeraje no está castrado como la generalidad de los varones, que
han dejado las hormonas en una cajita junto a la crema de depilar, la bolsa de
agua caliente y la vida de burgueses sibaritas. Ellos creen que salvándose sus
personas se salvará el mundo. Dice la Escritura que no hay nada más incorregible
que un necio. Sí, en verdad, son monumentos a la estulticia. Así les va. Y no le
cuento cómo les va a ir: los que no tienen cabeza para prever han de tener
buenas nalgas para aguantar.
También está
claro que algunas cosas han cambiado desde aquellas misivas. Como es el caso de
la Miceli sorprendida con la bolsita de morlacos, y otro, el de la Piccolotti,
chamuscada hasta en los pelos del pubis, que está en salmuera y tiene más
agujeros que las cortinas de mi abuela hechas con piolín de macramé. Pero el
meridiano del problema, del fúnebre 11 en adelante, pasa por lo económico. Y,
lógicamente, le da a lo social en el plexo solar: aquí entramos nosotros con
nuestra aporreada faltriquera. Vea amigo mío: cuando se inventó la ciencia
económica (aunque la Economía no se ajusta a la definición taxativa de
ciencia), allá por los tiempos del Justo Precio, de Quesney y Filangieri, se
la consideró como un apéndice de la Política. Había nacido para dar bienestar
al pueblo. Bien, discurriendo las fieras aguas del Betis, como dice
el poeta, vino a resultar que es la política la que está al servicio de la
economía. Lo que desde ya es una perversión en el sentido latino de
la palabra. Y como yo, además, soy un admirador de los griegos de la antigüedad,
generalizaría esto al decir: que todos, hasta el último
perro pulguiento, está en la actualidad al servicio de la economía.
Y esto, ¿qué
significa? Significa que un presidente que obtenga el 60% de los sufragios
deberá resignar su mandato y su éxito ante el verdadero Presidente de la Nación,
que es su Ministro de Economía, de seguro un perpetuo fracasado, que nadie
conoce y que fue elegido a dedo. De manera que nombrado su Ministro de Economía
el Presidente elegido por la voluntad popular pasa a Vice automáticamente. Esta
es la verdad del estofado.
Y mire vea: no me
venga con berrinches por esto, porque son campanas de palo las campanas de los
pobres, como usted, como yo, como este y aquel. El que gane en octubre y asuma
el 11 tiene una sola alternativa: sincerar la economía. Si lo hace
vivirá; si no lo hace terminará aplastado como un escuerzo por un camión
cargado de arena. Bueno, y usted siempre ansioso me dirá: “¿y que esto don, de
sincerarse?” Muy sencillo; es poner en blanco sobre negro todo lo que ha hecho
el Tuerto Maldito durante su férula. No me diga que es poco. Un terremoto, un
bombardeo, un tsunami, el gobierno de Aramburu, todo eso junto, es una miseria
hilachienta comparado con lo por venir. Crujirá la estantería, el sol se
detendrá en el horizonte y las palomas del monte volarán de espaldas.
Por un problema
de espacio no le puedo resumir aquí las medidas que habrá que tomar. Pero le
daré una idea para que no se me desconcierte: creo que los cuatro años de
mandato venidero, empleados al mango y con la alpargata al piso con el
acelerador, no alcanzarán para remendar este desastre que se cae a pedazos.
Tanto, que yo no sé cómo llegarán a diciembre. A octubre alcanzarán casi con
seguridad, porque ante la debacle la gente se inclinará por el proceso
eleccionario para sacárselo de encima. Pero entre octubre y diciembre, puestas
las cartas sobre la mesa, no sé cuántas manos habrán de tener para sujetar todos
los tarros podridos que se les irán cayendo de la estantería. Y ya que estoy en
esto: ¿se ha dado cuenta don Carlos que no hay programas políticos por los
canales de aire? El último fue el del doctor Mal ano Grondona. De a uno los
fueron desmierdando.
Hasta el próximo
don Carlos. Y no se queje, que esta fue con ilustración y todo. Que Dios lo
bendiga, caro fratello, y que la Virgen Celeste y Blanca lo proteja. Antes de
que me olvide:
¡NI YANQUIS NI MARXISTAS!
¡DIOS, PATRIA y HOGAR!
JUAN
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