La
Divisa Punzó, en
el mes de nuestra Santa Madre María de Itatí y de Caá-Cupê del año 2007 de
Nuestro Salvador Jesucristo.
A don CARLOS FERNANDEZ
Mi buen
camarada y querido compatriota:
Como ya sé lo que me va a regañar, diciendo que le
mando cartas como trompadas de loco, me voy atajando. En verdad, ésta no es otra
cosa que una continuación de la llamada telefónica que usted me hizo un par de
días atrás quedando el asuntejo a medias tinto. Motivo por el cual paso a
meterme en él, con su disculpa y sin más exordio.
Conociendo que usted es hombre leído y escribido, sabrá tan bien
como yo, del incidente con la bolsita bañera que vino a ocurrirle a la
cariacontecida de doña Infelisa. De esto han hecho un ombú, cuando no pasa de
semillita. Sí don Carlos, y no me mire de rabo de ojo con malicia: si usted
compara el caso Skanska, la partija de tierras en el Calafate, la plata de Santa
Cruz que se llevaron al exterior y otros muertos con más heder, convergerá
conmigo para decir que, lo de la Infelisa, no es otra cosa que un vuelto.
Sin embargo este pellejo tuvo su peso, y fue suficiente para
darle la extremaunción y pasar a otra cosa. Pero lo de la bolsita, quede esto
claro, es inexplicable, por más que lo haya reconocido su autora, quien arrastró
de paso y arañazos mediante, a unos cuantos de los suyos a los abismos
insondables do mora el temible averno.
Y, como le cuento, la otra cosa que sucedió fue el nombramiento
de Miguel Peirano en el puesto de Infelisa, pero sin la bolsita. Por lo que
arduo trabajo le viene a este hombre que tendrá que buscarse otra y llenarla
despacito o de golpe, según sea la forma de ahorrar que tenga. Toda esta gente
es muy ahorrativa, ¿sabía usted eso? Y tienen la virtud de que les va muy bien
cuando a la mayoría, incluida la Nación, les va muy mal. Dígame don Carlos si en
esto no hay un toque original y de genialidad.
Dos días después del desafuero apareció perorando el tal Peirano.
Despachóse el cusifai sin pelos en la lengua, y por su boca me vine a enterar
que es más progre que los progre, que es como decir progre al
cuadrado. Pero sobre el pucho agregó que económicamente todo está bien y que
seguirá profundizando en el modelo. Más aún don Carlos: hablaba este coso, como
si estuviese por quedarse 18 años el puesto, por lo menos, cuando todo el mundo
sabe que a esta administración no le quedan más de 4 meses y 10 días de vida.
Es decir, en lugar de jugarla de parche, un piloto de tormentas, se aquerenció
el mismo día que llegó y parece inamovible como el Marajá de Kapurtala. Por este
asunto le hablé a Pergamino al genealogista doctor Anselmo Piccolini,
requiriéndole me diga cuál es el origen del apellido Peirano, y me confesó que
este es un apellido latino, el que originalmente habría sido Paraelano.
El tiempo y el uso diario, lo habrían ido sometiendo a sucesivos apócopes y
síntesis, hasta llegar a este que hoy se muestra. Enterado de esto, ya no tuve
ninguna duda cual será nuestra dirección, sentido y destino, como personas, como
Pueblo y como Patria.
Ahora bien; como yo lo conozco mucho, usted me va a decir: no dé
por el chancho más de lo que el chancho vale. No. Lo que yo le estoy diciendo es
que le siento mal olor al chancho, que es bien distinto. Y si no me cree mire:
al otro día, en el lanzamiento de la candidatura de doña Cristina, La Maestra
Ciruela, ella dijo lo mismo que Peirano, palabras de más o de menos. Con
mohines de tilinga y cabezazos a lo Chirolita, de un lado para el
otro, como pato trancado con tripas, pero lo dijo. Ni que se hubiesen puesto de
acuerdo. Y agregó que su esposo es un hombre excepcional, adjetivo con el
que concuerdo plenamente. Santos Godino, el Petiso Orejudo, Chicho Grande y
Chicho Chico, Lombiglia y Amoresano, Aramburu y Rojas, Monseñor Pigna y
Monseñor Vergagoglio, el Padre Puigjané, Gorriarán Merlo, la Yiya Aponte de
Murano, el doctor Jekill, Santucho y Sarmiento, los Fernández y hasta el mismo
Cuco, todos fueron hombres y mujeres excepcionales. Gracias a Dios, digo
mientras tiemblo como una hoja. ¡Imagínese si estos hubiesen sido tipos comunes!
Ya se habría extinguido el género humano de puro amasijarlos de a uno o por
montones.
La otra cuestión que se ha ido quedando en el tintero, fue el
asunto del atentado a la AMIA, del cual se cumplieron 13 años. Seguramente usted
querrá una opinión sobre el particular. Pero le digo que no, porque tal tarea me
llevaría 18 páginas que yo escribiré para que usted no las lea y algún otro
tampoco. Solamente le haré unas pequeñas observaciones que he meditado a la
mañana mientras me hacía unas gárgaras con tachuelas.
¿Se fijó mi compadre, que cada vez va menos gente a este tipo de
actos? En un ayer fueron multitudinarios y hoy me atrevería a decir que la
concurrencia es discreta. Durante el desarrollo del acto, ni una invocación a
Dios por el eterno descanso de aquellas almas martirizadas. Nada. Pero uno de
los oradores rememoró a Menem, que es como dios, pero terreno. De él se acordó
mal, por supuesto, haciéndolo responsable de la falta de investigación sobre
aquella terrible violencia. Pero al mismo tiempo vino a mi desvencijada memoria
que en aquellos tiempos el Presidente Menem tenía a los judíos sionistas
y masones de Corach, como Ministro del Interior, y a Cohan, como
Secretario General de la Presidencia. Que es como decir que el ancho de bastos y
el siete de espadas del mazo estaban en poder de la estirpe hebrea. Pero de
ellos no dijeron una palabra.
También recuerdo, entre las volutas de humo de mi faso, que el
Embajador de Israel en aquellos momentos trágicos fue Yazik Havirán, que andaba
más malo que un manojo de ortigas, pero que terminó inmiscuido con don Menem por
la radicación de unas 8 empresas israelíes, privilegiadas por el Estado, para
hacer muy buenos negocios. Y el Presidente de la DAIA era Rubén Beraja, que
habría sido el puente de unión para que estos dos amiguitos armasen sus
correrías. Al poco tiempo don Rubén fue a dar a la fría mazmorra por la quiebra
fraudulenta de un banco y de una financiera para la construcción de viviendas
económicas. Hoy está en libertad, vaya uno a saber con qué argucia leguleya.
No se escapan a mis remembranzas aquellas brigadas del Mosad
judío, de la CIA y del FBI norteamericanos revolviendo entre medio de los
escombros, mientras nuestra Policía Federal les hacía de espectadores. Hay
numerosos testigos presentes que vieron a los agentes del Mosad llevándose
elementos encontrados entre los cascotes. Algunos diarios se hicieron eco de
este disparate, y los judíos se escudaron diciendo que aquellas eran pruebas que
habrían de ser analizadas en Israel. Nunca más volvieron, ni los del Mosad ni
las pruebas que dijeron haber encontrado con sus conclusiones para ser agregadas
a la causa. Por lo que me he echado a pensar que un buen juez tendría que
empezar por este lado con bisturí y serrucho.
Como nunca falta un roto para un descosido salió alguien a decir
que lo de la AMIA (sospechosamente lo de la Embajada de Israel no existe), fue
un atentado contra la Soberanía Nacional. Una verdad ineluctable. Como lo fue el
caso de Adolf Eichmann; el caso Satanosky; el caso de los hermanitos Todres (que
empezó con el asunto de los Impala y terminó con la quiebra fraudulenta de 19
empresas); el caso de Salomón Trituk y la estafa al Banco Central en oro y
joyas; de la estafa Nogoyá perpetrada por Isidoro Natanson que se fugó a Israel;
de la estafa monumental en la Caja de Crédito de Villa Devoto cuyo presidente
era León Grynwaig; de la estafa en la Cooperativa de Créditos Viamonte, cuyo
presidente era Moisés Jakubowicz, y un etcétera de 32 casos más. Sí: fueron
violaciones a nuestra soberanía y la candidez de nuestro Pueblo. De guantes
blancos. Sin bombas ni estruendos. Así se debe hacer.
El Colegio de Ingenieros de la República Argentina
determinó luego de 6 meses de estudios que las explosiones de la Embajada y la
AMIA provinieron del interior de estos edificios. Lo que concuerda con la
versión de los testigos oculares que amerita la causa. ¿Qué guardaban los
pacíficos hebreos en los sótanos de aquellos edificios?
Un abrazo don Carlos.
JUAN
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