Inframundo,
en el mes nono déste año qués mío.
Espumarajos, Flor y Nata de
Sabandijas, Esperpentos y Espantajos
Balcarce 50,
(1064) Ciudad Ano Mala de Buenos Aires
Horripilantes discípulos; dilectos
ladronzuelos; mefistofélicos de mis achuras:
Ya saben ustedes,
malditas alimañas mías, que dentro de la cochambre que les he armado
con tanto ahínco en esa republiqueta, yo no puedo, aunque quiera,
estar en todas partes como el innombrable de arriba, y por este
motivo de peso y sustento, es que debo visitar de a uno a mis
ínclitos seguidores. Ello me lleva tiempo, del que tampoco dispongo,
porque me ha sido negada la capacidad de manejar a gusto las
manecillas del reloj, o las arenillas que se desliza entre las
ampolletas bivalvas. Pero día vendrá en que yo manejaré todo y ahí
sí, van a ver todos los que se han negado a seguirme, gachas las
cabezas como siervos que deberían ser, cuántos pares son tres
botines.
Pero quiero que
entiendan: donde se junten tres, cuatro o más de la gavilla para
tramar la muerte, perpetrar robos, defraudar y estragar a la gilada,
prostituir las mentes y los cuerpos, es decir, para hacer el mal y
consumar la calamidad, yo estaré siempre entre vosotros para
guiaros, aunque más no sea con la luz mortecina de una candela. Y si
ésta se apaga, no olviden: queda la mecha; y no faltará alguno de
los míos que le arrime un fósforo para que arda nuevamente con
llamita fuliginosa, que embrea las almas y ennegrece los corazones.
Yo recorro
tozudamente todas las casas. En algunas me echan malamente, pero en
otras me siento muy cómodo, soy bienvenido y me quedo hospedando por
algún tiempo. Así, por ejemplo, estuve en lo Sestados Sunidos de la
Malamérica, do mora el espíritu del verdadero prócer esta nación:
Calvino, mi querido hijo. Allí me albergué a tan cómodo, como quien
dice un Fauno por las ruinas de Babilonia. Cohabité con los Bush
que, siendo padre e hijo, viven y reinan en la unidad de mi
espíritu, para formar una trinidad tal que, si la suerte, qués
mishia y grela, no nos larga de araca, no quedará un cascote sano en
este planeta, sistema solar y galaxias vecinas.
Pero resulta que
desde la Verganezuela me llama a cada rato Juguito, el Tizón del
Infierno, para pedirme consejos. Miren botarates: tan fanático de mí
se ha puesto el Mulato Ochavón, que ha vestido a toda la gilada de
colorado: mi color favorito, el de la gonorrea, el de las pulgas,
liendres, usapucas y garrapatas. Un homenaje que me hace, de
comedido qués el coso. Ya lo sé. Lo entiendo. Quiere ser el mejor. Y
aunque él, así vestido, parezca una morcilla con dulce de membrillo
casero como el que hace doña Jacinta en el barrio El Congo, no me
interesa. Yo soy quien le hace los discursos, mientras el se come un
guiso de lengua de vaca, mechado con locutor, mandrágora y ajos,
para luego darle, por horas, al micrófono, asperjando chanfaina por
doquier se ponga el ojo, por más que de Néstor y disperso sea. Es
como yo les digo: siempre habrá una gotita que salpique al infeliz
que pase. Y si lo toca, ya saben: ése es nuestro.
De manera que ya
ven, no ando de balde como algunos de ustedes, criticándome y
tratando de asestarme una puñalada en el espinazo para quedarse con
mi reino. No. Sépanlo ya: yo soy único y ustedes mis discípulos. Y
si se hacen los desacatados, ¿a dónde irán? ¿Eh? Díganme: ¿a dónde?
Si ni sus familias los quieren por haber revolcado los apellidos.
¿Acaso a ver a Momo? No, porque Momo es mío. ¿Tal vez al Becerrillo
de Oro? ¡Pero por favor! Si al Ternerillo de Oro lo inventé yo,
papitos míos.
Trabajo señores
todo el día. Y de noche tenebrosa ni les cuento. Los diablillos de
Callao 1242, Sarmiento 1872, Cochabamba 223, Avenida de Mayo 645,
Sucre 3365, Paseo Colón 221, entre otros, se reúnen todas las noches
para golpear las velas en los Templos levantados para mí. Pero mi
corazón reposa en la Diócesis de Quilmes, donde los sacerdotes,
Obispos y los laicos majaderos, aunque interesados, siguen mis pasos
y glorifican mi nombre. A ellos todo vómito negro, sapos y culebras
que salgan de mis adentros para gratificarlos en su quehacer diario
y hediondo.
De todas maneras
estoy contento por todo lo que ha hecho y hace el Primer Belcebú de
la Nación. Aunque si se mira bien, podría haber hecho mucho más. Ya
sé que ustedes fueron grandes colaboradores, explicándole a la
gente, que ya está rendida y al desnudo su trasero, lo que nadie
nunca podría explicárselo: mintiendo por aquí, silogismeando por
allá, sofismeando por acullá. Pero sobre todo mintiendo. La mentira,
diablitos míos, es una virtud. Sed entonces virtuosos hasta el
caracú.
Trabajos ímprobos
como los de la diablesa Servini de Cubría son de un grande encomio,
a tan que yo la quiero como secretaría aquí entre llamaradas,
fogonazos y cañitas voladoras. Será como un soplo de azufre fundido
para nosotros, el día que la valetudinaria llegue al Inframundo, mi
reino. Pero ella no debe olvidar que a sus apellidos se los di yo:
porque Sirve y Cubre. Lo de Romilda no sé, creo que se
lo puso la madre, al ver en la cuna semejante esperpento
desgalichado. No me digan que lo de sus apellidos no es un sutil
ingenio de mi parte creativa. A esto la gilada, cada día más
turbada, no lo sabe. Ni lo sabrá nunca, entretenida con la más
turbación que les hacen ustedes todo el día, todos los días,
poniendo el huevo aquí y dando el grito entre las chilcas, por allá.
Pero ya le
adelanté a los Bush y al Mulato Cuarterón de la Verganezuela que el
28 de octubre, sí o sí, yo me voy para allá. ¡Ah, no, no y no! Que
una cosa es una cosa, y otra cosa es otra cosa. Tengo que ir a
alentar a la Doncella de Buenos Aires, o por mejor decir, hacerla
ganar. Allí está mi futuro. Ella se ha confesado conmigo y sé que
tiene miedo, pobrecita. Porque yo conozco que no tiene nada en su
cerebro, más que boletos de colectivo, papelitos para liar caramelos
y envoltorios para pizzas. Aunque yo he vislumbrado con mi ojo
potente, algún vestigio de seso. Poco, pero haylo. Mas no necesita
de celebro, porque al celebro ya lo tengo yo que pensará por ella.
Mujer cálida y bella, es más linda que la Fernández Meijide y que la
Carrió juntas, no me digan que no. Es la llamada a culminar mi obra,
mi mejor alumna, la predestinada, en fin, la Doncella de Buenos
Aires.
Muy bueno lo que
ha ocurrido en Córdoba. Buenísimo. Ahora lo tienen que intentar en
la Provincia de Buenos Aires y en el cinturón conurbano bonaerense.
Si esto ocurriese, que no es tan difícil después de todo, vamos a
ver qué hacen todos los toritos que andan mugiendo en este ruedo
sancochado. Se la van a tener que comer doblada los machitos
marchitos. Porque al sistema de la Democacacracia lo inventé yo.
Ningún país serio puede soportar más de 10 años de Democacacracia.
Entonces decir 20 ya es heroico. Y ustedes ¡ya pasaron los 20! No,
si es como yo digo: son un milagro.
Ahora los dejo.
Sí, pero no los abandono: azotacalles y calabacines salidos de mis
cuernos. Me voy a arreglar un entuerto que han hecho en mi ausencia
Balbín y Frondizi, junto con Aramburu y Rojas, que los tengo en el
tártaro de tiempo ha. No sé qué diferencias tienen entre ellos. Aún
allí, en el fogón crematorio, el uno quiere ser mejor que el otro. Y
ni mandándole al fuego palos de ñandubay se sosiegan.
No se olviden que
yo siempre me entero de todo, porque tengo alcauciles por todas
partes. Cumplan con su trabajo. Métanse en las sacristías y en los
conventos, en las Iglesias y parroquias, de manera que los infelices
pensando que hacen el bien, en verdad luchan por mi causa.
Perviertan y prostituyan a la mujer que hasta ahora se nos ha
presentado como un escollo. Ella con nosotros está llamada a la Gran
Obra y, aparte de fornicarla, si bregan, les podemos dar un puestito
de morondanga.
El 28 de octubre y
el 10 de diciembre reinaré como nunca, en la Sodoma y Gomorra del
Plata. Espérenme. Será grande el triunfo como mi alegría.
MANDINGA
Vuestro Padre
en el Odio y la Mentira
¡YANQUIS, CANALLAS y MARXISTAS!
¡SATANÁS, CACHO de TIERRA y PROSTIBULO!
kkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkk
REGRESAR A "ÍNDICE DE HUMORADAS"
|