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PEQUEÑA BIOGRAFÍA DE CRISTINA F. DE
KIRCHNER*
—Para hacer política, hay que tener plata –de Cristina a Rafael Flores, en
Río Gallegos, a principos de los ochenta.
CANTANDO EL HIMNO, CON SU CARA DE PEPONA DEFORMADA POR EL BOTOX, Y EL
GESTO DE LA MANO EN EL PECHO, COPIADO DE LOS NORTEAMERICANOS.
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Hace algunos meses, bromeaba en off un influyente secretario de
Estado K:
—Néstor y Cristina no tienen sexo porque todavía no definieron quién va arriba y
quién va abajo.
En el atardecer del jueves 19, en La Plata, parecían haberlo definido. Aunque
una cosa es iniciar el camino hacia el poder y otra muy distinta llegar a él.
—Cristina va a estar, acá, en Casa de Gobierno, y nosotros en Olivos arreglando
los quilombos –se entusiasmaba ante PERFIL, hace unos días, un integrante del
Gabinete K.
—Ellos siguen teniendo en la cabeza el Plan 4x4 –se sinceró un dirigente K que
formó alguna vez parte del grupo íntimo y salió dando un portazo–. La estrategia
de cuatro años para Cristina, cuatro más para Néstor y otra vuelta para todos,
más que ambiciosa o desmedida, suena ingenua: ¿tanto puede adormecer el efecto
negador del poder? Analizándolo desde el punto de vista hereditario, no parece
un gran legado el que Néstor dejará a Cristina: una inflación oculta del 25%
anual, una seria crisis energética que se profundizará en el verano y el
postergado aumento de tarifas. Una curiosa forma de amar.
La noche del jueves estaba más caliente fuera del teatro, con quince grados, que
adentro: afuera, los muchachos de Cariglino, el intendente de Malvinas
Argentinas, tomaron de puching ball a barras enemigas en medio de la explanada,
hasta que, desde los palcos, alguien ordenó:
—Son los de Cariglino, paralos.
Y después culparon a Quebracho. Adentro, el discurso plagado de citas
conceptuales no arrancó demasiados aplausos, hasta que Cristina se dirigió al
Presidente –siempre sin tutearlo– y le declaró su amor político. La
escenografía, los cortinados y los más mínimos detalles corrieron por cuenta de
Pepe Albistur Productions y ahí estaba CK, en medio del escenario enmarcado por
cortinas bordó, toda de blanco, insegura en sus tacos demasiado altos, bajo una
lluvia celeste y blanca de papelitos. En la segunda bandeja el Presidente,
Scioli y Alberto F, todo el Gabinete sin ausencia alguna, Moyano, D’Elía,
Quindimil, Bonasso, Ibarra, Heller, Timerman, Kunkel, Blas Altieri, Rovira,
Gabriela Cerrutti, Martín Granovsky, Leonardo Favio, Adriana Varela, los Korol,
Larry De Clay y video ad hoc de Cristina con Hillary, Cristina con Chávez,
Cristina con Baltasar Garzón, Cristina con Shakira y Cristina con Santaolalla.
HAS RECORRIDO UN LARGO CAMINO, MUCHACHA
Cristina Elisabet (así, sin la hache) Fernández nació en La Plata,
egresó del colegio de monjas De la Misericordia y tuvo a un rugbier, Raúl
Cafferata, como primer novio. Conoció a Néstor el Día de la Primavera de 1974 y
forma parte del anecdotario familiar que él estaba totalmente borracho cuando
los presentaron.
—Le discutía todo y, además, siempre me quería levantar –le dijo CK a Olga
Wornat en su biografía autorizada.
Ella militaba en la JUP (Juventud Universitaria Peronista), de la que se alejó
por desacuerdos con los Montoneros. Se casaron en mayo de 1975 y cantaron la
Marchita a la salida del Registro Civil.
El de 1976 fue el primer invierno que pasaron en el Sur; entre 1977 y 1982, se
especializaron en el remate de propiedades de deudores atrapados en la 1.050 y
compraron 21 propiedades. Fue electa diputada provincial por Santa Cruz en 1989
por un sublema que apoyó la candidatura presidencial de Carlos Menem, y renovó
en 1993 y 1995. En 1990 gobernó la Provincia, antes que Néstor: fue sólo por un
día reemplazando al entonces gobernador Del Val y a su vice Granero, como
vicepresidente de la Legislatura.
En 1995 se opuso a
la bancada oficialista por un proyecto del Consejo de la Magistratura muy
similar al que ella misma defendió años después. En 1997 fue expulsada del
bloque. En 2001 integró la Comisión Investigadora sobre Lavado de Dinero y pidió
entonces ocuparse de dos temas: la financiera Mercado Abierto y el tráfico de
armas. Mercado Abierto y su titular
Aldo Ducler asesoraron a
Kirchner con los fondos de Santa Cruz en el exterior incluyendo una cuenta en el
MA Bank de las islas Caimán, que luego se descubrió vinculado al Cartel de
Juárez. “La evasión aparece como objetivo explícito desde la propia constitución
del Banco”, dice el informe de Cristina sobre el MA Bank que, sin embargo,
olvida toda referencia sobre los fondos provinciales. Otro nombre traspapelado
entonces por Cristina es el de
Eduardo Cafaro, designado por Kirchner como
asesor financiero de Santa Cruz en agosto de 2000, y vinculado al banco de
Ducler. En octubre de 2003, cuando ya nada relacionaba a Cafaro con las famosas
cajas de lavado, Cristina defendió ante el Senado su designación como director
del Banco Central.
CK llegó a la senaduría por la provincia de Buenos Aires en silencio, sin dar
una sola entrevista y con un importante apoyo económico: en la rendición de
gastos de la campaña 2005, el Frente para la Victoria declara haber recibido
1.077.000 pesos en donaciones, de los cuales 813.000 provinieron de personas
físicas y 264.000 de empresas amigas, entre ellas Wall Street Vía Pública, del
secretario de Medios Albistur e hijo. Entre los donantes privados se encuentran
CK,
Carlos Kunkel, Sergio Massa,
Diana Conti[1],
Héctor Recalde, José Pampuro,
Jorge Taiana, aportando 20.000 pesos cada uno.
MOSQUITA MUERTA
Uno de los componentes más sobresalientes del voto a Cristina es que no cuenta
con el apoyo de género que podría esperarse: CK no les cae a las mujeres. Hay
quienes la perciben como autoritaria, otras como artificial o frívola, y otras
mujeres consultadas afirman:
—Es que es una típica… mosquita muerta –sin dar más explicaciones, pero con
énfasis en que eso significa algo malo en el lenguaje secreto de las mujeres.
—Es brava –dicen otras, y hay quien recuerda que en 2005, cuando lanzó su
candidatura de senadora virtual por la provincia de Buenos Aires, se enojó
porque el cartel del teatro de la Plata decía “Cristina Kirchner”:
—No soy Cristina Kirchner. Soy Cristina Fernández de Kirchner o simplemente
Cristina. Ténganlo en cuenta la próxima vez –dijo al final de su discurso.
Su relación con Néstor tiene momentos explosivos: después de uno de los actos de
la campaña 2003, en el que había hablado de nacionalizar los ferrocarriles,
Néstor cenaba con su comitiva. Cristina irrumpió en el restaurante y le dijo de
mala manera que la idea “atrasaba”. El Presidente enrojeció de cólera y le gritó
frente a todo el mundo:
—¡¡Andate a Santa Cruz y dejame de joder!!
Todos terminaron la comida como si estuvieran en misa, y Néstor no volvió a
hablar en público de los trenes.
El lanzamiento de CK trajo, desde el túnel del tiempo, una palabra con marca
registrada setentista: cuadro.
—Cristina es un importante cuadro –ha dicho Kunkel.
—La señora es el cuadro político más importante de los últimos cincuenta años
–baboseó Aníbal Fernández, olvidando a Perón y a Frondizi, por ejemplo.
“Cuadro” refería, en los setenta, a “cuadro político-militar” o a cada uno de
ambos. Se entiende hoy como un adjetivo que connota liderazgo, visión y
capacidad de mando. La vigesimosegunda edición del Diccionario de la Real
Academia aclara su significado militar: “En el ejército y por extensión en otra
instituciones –dice– empresas o partidos, jerarquía de aquellos que ejercen
mando”.
—Ella se las da de intelectual, pero no leyó nada –confiesa a PERFIL un
secretario de Estado en funciones–. Apenas un poquito de Jauretche. El otro día
les hice una apuesta a dos ministros: que juntaran frases de ella y él para
poner en su lápida. Es imposible. No dicen nada. Ella es mejor oradora que él,
que es pésimo. Los dos hablan desde el enojo, y eso resta. Cuando ella empezó a
defender los superpoderes, la imagen del Gobierno bajó 20 puntos, y decidieron
guardarla.
La actividad legislativa de Cristina disminuyó considerablemente con la llegada
de Néstor a la Presidencia. Desde entonces, ella va muy poco al Senado. Preside
la Comisión de Asuntos Constitucionales, que sólo se reunió una vez durante
2007. El año pasado encabezó los proyectos de reglamentación de los decretos de
necesidad y urgencia, reforma del Consejo de la Magistratura, reducción de los
miembros de la Corte y modificación de la Ley de Acceso a la Información que
había sido consensuada en Diputados con Poder Ciudadano.
Quienes hoy llaman al despacho de CK en el Senado para pedir una entrevista son
derivados a Prensa de la Presidencia; allí el vocero mudo Miguel Núñez mantiene
su pluriempleo: no es vocero activo del Presidente, ni tampoco de la Primera
Dama. Alberto Fernández –a quien señalan como canciller de la nueva gestión– y
Carlos Zannini son aliados cercanos y
Carlos Bettini, el hombre de los
negocios en España, prepara sus valijas para asumir como futuro jefe de
Gabinete.
Héctor Timerman, el cicerone de CK en Nueva York, también imagina una próxima temporada
en Buenos Aires haciendo rendir los intereses de su agenda.
CK declara, bajo juramento, poseer 28 propiedades (21 en Río Gallegos, 5 en El
Calafate y 2 en la Capital) incluyendo los terrenos fiscales asignados por el
intendente Méndez a $ 7,50 el metro cuadrado. Posee también dos Honda, un Civic
EX modelo 2001 y un 4x4 CRV modelo 2002. Vive con su salario de 4.893 pesos como
senadora y, pobre, no tiene nada en la caja de ahorros ni plata en efectivo.
INVESTIGACION: JL /LUCIANA GEUNA
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