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EL PRESIDENTE DESPRECIA 
NUESTRA ENSEÑA PATRIA

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   "... ese baldón de ignominia sustentado por la soldadesca bajo el pendón celeste y blanco del que nosotros renegamos y maldecimos. Nosotros tenemos otro emblema, el rojo, que por la violencia y la lucha que sintetiza, ha de redimir al mundo.” (Heraldo, del miércoles 2 de mayo de 1908, diario de Tucumán; alocución de Gregorio Pinto en el acto del 1° de mayo).

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   ¡Ave María Purísima!

   Queridísimo don Carlos; amigo y compañero:

   Mire don, que yo siempre le ando debiendo una. Es que usted, en su correspondencia, por cada renglón que escribe me manda tres preguntas y, como me creo en la obligación de contestarle, ya me ha gastado la clavija de tanto darle a la cuarta.

   Sabrá usted que supe conocer en este pago a uno que le decían el Tuerto Sánchez. Y lo nombraban así porque era tuerto del ojo izquierdo: en un corral de palo a pique una vaca matrera le dio una cornada allí. Estuvo mal, internado en la Clínica Mayo, y era un desfile de amigos que íbamos a darle el pésame por el ojo y a consolarlo un poco. Y hasta el cura La Calle fue una mañana a esparcirle el hisopo con agua bendita por pedido de doña Misia Carmen de Crespo. Hasta que un día nos reunió a los muchachos del selecto bar y despensa La Almóndiga Embrujada, que está en la esquina de Echagüe y Saavedra, y nos dijo: “Qué andan diciendo ustedes de mi ojo, ¿eh? ¿Qué? Si con lo que se ve en este pueblo con un solo ojo me basta.” Y ahí no más se terminó la función, pero quedó el dicho.

   Este tuerto era famoso porque de todo lo que había de tenerse dos, él tenía uno, con la excepción de los brazos, porque a una pierna la tenía tiesa. Y de los dos de abajo, también: porque una tardecita siguiendo un borrego guacho, se pasó de potrero por arriba del alambrado. Cuando va éste y se corta: pero el alambre de abajo, que le dio en los ijares, era de púas. Así que ahí mismo quedó toruno para toda la cosecha.

   Y fue el Tuerto Sánchez que caviloso me decía: “Mire don: si uno remienda la lona, al lado le nace otro agujero; y si la cose le durará menos que una batata en la boca de un chancho. Lo que hay que hacer es cambiar la lona. Y si no le da el cuero, aguante la gotera.” Pero, me dirá usted don Carlos, ¿a qué viene todo esto? Viene a lo que nos pasa con nuestro Presidente, que es tuerto como Sánchez, aunque no por accidente, y no creo que lo empardaría en lo guapo y corajudo, que son prendas finas de un gaucho.

   Este Presidente que no nos saluda para Natividad de Nuestro Señor; que no nos desea felicidad para el Año Nuevo como lo dice la tradición; que ha llenado de desprecio a nuestros soldados y, lo que es peor, no ha querido saludar a las banderas de los batallones, casi todas ellas varias veces condecoradas y que aguardaban para saludarlo a él; que rebuscando en el fangal ha dividido, en aras de cierta justicia, a la sociedad en sectores irreconciliables; que aprovecha los micrófonos que le da el extranjero para denostar al Pueblo y a la Patria trayendo al tapete el Proceso del cual él es el Sexto Presidente y se hace el distraído como perro cocinero que ha volteado la olla.

   Este presidente, se ha marchado a España y no ha querido estar presente en el Día de la Bandera de la Patria. Para no saludarla, digo yo de meterete, como no lo quiso hacer con la enseña de los regimientos. Un desaire sin igual. Un desplate incomparable para un pueblo que adora su bandera y la lleva hecha carne en el corazón. No quiso saludar a la verdadera Madre de todos nosotros en el Verdadero Día de la Madre, porque ella tiene los mismos colores de la Inmaculada Concepción (y no del cielo, como dice Aurora, canción infame).

   Bueno, me dirá usted de puro bonachón y complaciente que es, no me haga problemas por una mancha más, que este gato ya es overo de nacimiento. Sí, pero no me diga don Carlos que ésta no es una mancha fulera y dolorosa como el roce de un silicio o de un callo apostemado.

   Son muy pocos los que han dicho la verdadera causa del extrañamiento del Presidente en tan magno día. Porque desde la Península llegan noticias de alianzas estratégicas. Sí, con la España que se hacía la distraída durante Malvinas, siendo que Argentina es, supuestamente una hija suya, se van a hacer alianzas estratégicas. Pero, ¿cuál España? Sí don Carlos: la España del PSOE, de Felipe González (amigo de Alfonsín), de Aznar (amigo de Menem y de la Rúa), de Rodríguez Zapatero (amigo de Kirchner) y de Repsol. ¿Acaso es la España de las 600 valijas de Southern Wins y la de la red de pornografía infantil? ¡Sí, don Carlos, por fin acertó! Que es la España borbónica del Rey Juan Carlos, que algunos llaman  El Traidor y otros El Cochino, y yo no sabría decirle por qué.

   Usted sabe, mi querido amigo, que Néstor es bolchevique y masón. Así como su mujer, que fue la que lo inició en La Plata, y de perejil lo trocó en tunante. A esto, hoy en día, hay poco gente que lo discuta. Y otras cosas más que no repetiré. ¿Y que es lo que piensan los masones sucioylistos de la Bandera de la Patria? Es lo que no me recordaba; pero hurgando mi biblioteca encontré esta parrafada que le puede servir:

   “He nacido en este país –decía el sucioylisto y masón Mario Bravo-, y no tengo otro título para llamarme argentino. Poco me aflige el pensar que hubiera podido nacer en otra parte. ¿Y qué valor tiene para mí, socialista, es decir ciudadano de la Internacional, la bandera azul y blanca de este país? ¡Ninguno! La bandera argentina no es otra cosa que el símbolo político del gobierno que soporta esta comarca de la tierra. Mañana esta comarca puede pertenecer a la clase gobernante de los Estados Unidos y entonces tener otro gobierno, desde que no podemos dejar de tenerlo. ¿Es razón de cordura entonces que carguemos con todos los atributos y farolerías de la clase que gobierna? ¿Aceptaremos eso nosotros, los Hermanos y Socialistas, que mañana revolcaremos las instituciones de esa burguesía con su bandera argentina, para suplantarlas con las instituciones sociales, con la bandera roja de la Internacional? Dejemos la bandera donde está, mientras el símbolo no estorbe. El proletariado no tiene por qué ni para qué colocarla al lado de su estandarte rojo de combate.” (La Vanguardia, editorial de Mario Bravo, miércoles 9 de junio de 1909).

   Pero ya sé lo que me va a decir: “esto, amigo mío, es viejo y va a cumplir un siglo”. ¡Gran verdad don Carlos! Pero le ruego no se olvide que la palabra de un masón de hace 200 años “tiene hoy la misma vigencia, así como todo masón, cualquiera sea su rito, es Hermano de todos los masones del mundo” (Resolución del Congreso de Supremos Consejos de Lausana de fecha 22 de septiembre de 1875). Porque la masonería no cambió, ni cambia, ni cambiará jamás de los jamacejes.

   Tal vez sea por esto que me recuerde del Hermano Enrique del Valle Iberlucea, senador nacional sucioylisto en ejercicio -mano derecha de Alfredo Palacios, uno de los adalides de la Involución Libertadora de 1955-, que, aunque comido por la tisis pulmonar, pudo dejarnos este bello recuerdo: “El hombre no tiene alma, no hay Dios, la religión es el cómplice de los burgueses y capitalistas, la propiedad es un robo, los sacerdotes son unos ogros que hay que degollar, el gobierno es el mal que hay que extirpar, el hombre y la mujer deben vivir en el amor libre.” Y dicho que fue esto, la tuberculosis + la Parca se lo llevaron un 30 de agosto de 1921 al Horno de la Gehená, donde seguramente seguirá ardiendo a la vista de Mandinga y una buena cuadrilla de satanases emperifollados.

   Pero el Hermano Quique Iberlucea no estaba solo y, si no, mire esto don Carlos: “El militarismo que defiende la patria –decía el masón sucioylisto Gregorio Pinto-: ese baldón de ignominia sustentado por la soldadesca bajo el pendón celeste y blanco del que nosotros renegamos y maldecimos. Nosotros tenemos otro emblema, el rojo, que por la violencia y la lucha que sintetiza, ha de redimir al mundo.” (Heraldo, del miércoles 2 de mayo de 1908, diario de Tucumán; alocución de Gregorio Pinto en el acto del 1° de mayo).

   Pero, ¡cuidado don Carlos! ¡Estos no son fragmentos de un discurso del Presidente! ¡No, por favor! Para eso le puse las citas al final de cada párrafo. No se me confunda.

   Bueno, se preguntará usted que, como mi hermano me dice que estas son pamplinas de trasnochados, pero, ¿por qué se eligió el mes de junio? ¿Eh, por qué? Porque junio, le respondo, es el mes de la Masonería Universal.

   En junio los masones celebran a su Santo Patrono, San Juan, sin que jamás nos hayan dicho si se trata del Bautista, del evangelista o el de Patmos, apocaleta que, sin ser santo, todos los tienen por tal. Mire: Fray Bernardo, tomador de mate amargo y gaucho como el que más, gustador de lo que escribo, me ha mandado desde Córdoba el Santoral de Nuestra Santa Madre Iglesia. Y allí figura el 24 de junio como el de la Natividad de San Juan Bautista. Pero además figuran otros santos como Juan (a secas), Fausto y sus compañeros, y el muy querido Iván el ermitaño, que agradaron a Dios en este mundo.

   Pero además “en los diez primeros días de junio de cada año, el Gran Consejo dará una palabra de orden o reconocimiento en sesión extraordinaria secreta (…) Esta palabra será transmitida a cada logia y exigida a la entrada del templo (…) La entrada será negada a los que no la pronuncien.” (Constitución General de la Masonería, artículos 332, 333 y 337).

   Por otra parte entre el 21 y 24 de junio de cada año ocurre el Solsticio de Invierno que es la fecha de la Magna Tenida de la Masonería Universal (es fecha móvil por la presesión de los equinoccios). El Sol (Mitra) es “adulto” en el hemisferio Norte y termina de “morir” en el hemisferio sur, para comenzar a “resucitar” hacia el equinoccio (iguales noches) de primavera (los primeros verdes).

   Así como les predije en 1982 don Carlos, que por el Billete de 5 Pesos Argentinos (editados por el Proceso), habría no menos de 20 años de desolación en la Argentina (augurados y escritos en el billete; ver mi estudio), le digo hoy que por esta reunión en España, densos nubarrones de tormenta se ciernen sobre nuestra Patria que empezarán a verse y sentirse a partir de este semestre que le falta al 2006 y muy ostensiblemente a partir del 2007. No lo digo yo haciéndome la Pitonisa de Delfos (que aparte de loca la ponían en pedo), lo dicen ellos en aquel billete de 5 Pesos Argentinos, editado con la cara de cuatro Diablos (sin contar la de San Martín): entre el 2005 y 2006 habrá un punto de inflexión en nuestra Historia. Un punto de no retorno.

   Se da cuenta don Carlos que el Tuerto Sánchez tenía razón: por lo poco que hay que ver aquí con un solo ojo basta; y a esta lona no hay que remendarla más, hay que cambiarla, y si no, hay que aguantarse la gotera. Que es lo que estamos haciendo ahora, y es lo que muy probablemente hagamos mañana, porque no nos da el cuero, y no se tienen pelotas, perdidas, como el amigo Sánchez, al cruzar alguna alambrada.

   Mis saludos don Carlos y hasta la próxima. Que Dios y su Santa Madre lo cuiden y protejan, manteniéndolo bueno como hasta ahora.

                                                                                                                     Juan

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