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30 de abril de 2005 
EN EL CÍRCULO MILITAR 
DURÍSIMO DISCURSO SOBRE
LOS '70 Y LA POLÍTICA K

   De manera sorpresiva habló en el Círculo Militar el capitán (re) Carlos Augusto Franceschi Carabajal, cuya oratoria fue considerada muy importante para los días en que se debate la relación entre el poder político y la institución castrense. Sin duda, un tema que dará mucho para debatir en este fin de semana entre quienes se interesan por el tema. 

   Noche especial en el Circulo Militar: No es poca cosa. Alguien dio la cara y trazó, como Francisco Pizarro en la Isla de Gallo, una raya.

   Habló el coronel Carlos Alberto Anún para recordar al teniente Mario Asúa y al hecho en el cual perdiera su vida. Se procedió a la colocación de una ofrenda floral y a la entrega de un recordatorio a la esposa del fallecido militar, Dra. Elsa Giardella. Pero luego ocurrió un acontecimiento que dará que hablar porque tomó el micrófono Carlos Augusto Franceschi Carabajal.

   Se lo recuerda a Franceschi como un oficial de Infanteria muy recto, muy militar, a quienes los cadetes de la Promocion 99 (la de Roberto Bendini, la de Néstor Hernán Pérez Vovard, la de Juan Bautista Yofre, a quien se consultó antes de redactar esta crónica), tomaba como ejemplo.

   Yofre dijo haberlo tenido en cuenta más que a Mohamed Ali Seineldin, también oficial de Infantería y referencia de cadetes en aquellos tiempos.

   Yofre recordó: "Franceschi era oficial cuando nosotros éramos unos cadetes de 1er. año (1965, cuando ingresó Bendini al Colegio Mlitar de la Nación, aunque algunos de la 99 entramos en junio de 1964). Si no me equivoco, uno de sus últimos destinos fue director del Liceo Militar General San Martin, por donde yo pasé en 1960/1961".

   En cuanto a Anun, alias el Turco, fue jefe de pelotón en la 1º Compañia de Infantería en junio de 1964, es decir estaba en 4º Año.

Los liceístas pueden olvidarse todo pero jamás quién fue su 1er. jefe de pelotón. Es la tradición. Es quien lo cuida, pasa revista al paclard con guantes blancos (si se ensucian, adiós fin de semana), quien reta y quien castiga, quien controla.

   Anun, tenia un aire 'napoleónico', decían todos, porque cuando retaba ponía la mano izquierada atras, a la altura de la cintura y la derecha con los dedos entre el tercer y cuarto boton de la chaquetilla de diario, y hablaba inclinándose hacia adelante.

   Anun, se recibió en diciembre de 1964.

   Franceschi era ya oficial, por lo tanto más antiguo que Anun, pero se retiró antes.

   Eran los tiempos en que Bendini, cadete, tenía como oficiales a:

  • Seineldin,

  • Faustino José Svencionis (al que apodaban 'el Barba' porque pasaba revista -antes de salir de franco- con algodon y si quedaban restos en el rostro del cadete era demostración de que no se encontraba bien afeitado),

  • Ernesto Alais (jefe de la 1ª compañia de Infanteria, recordado porque nunca llegó a Campo de Mayo para reprimir a Aldo Rico), 

  • Enrique Schineli Garay, quien hacia desfilar al 2do. año de la Cia. cantando 'Cara al Sol', el himno franquista,

  • Roberto Jauregui, que estuvo en Tucumán (sufría de úlcera, así que a veces venia mal y 'bailaba' a todos un largo rato...),

  • Latasa, que acostumbraba acentuar la é, especialmente cuando era la última letra, como 'chiclé', y

  • Barrera (al que le decían "sopera" por lo grande de su cabeza y su gorra) que ordenó "tomar las tres mantas en cada una de las manos", provocando sonrisas inocultables... y francos perdidos...

   En aquella promoción también se recuerda al malvado Berazay, cuyo placer era tener a los cadetes en cuclillas hasta que se les acalambraran los músculos de los muslos, y a un tal Artuso, que cuando alguien estaba de "imaginaria" debía despertarlo a las 05:14, ordenaba "Ilumíneme el reloj" que marcaba las 05:17... y el pobre desgraciado corría durante horas.

   Aquel fue el ambiente en el que se formó Bendini, quien venía de militar en la agrupación nacionalista católica Tacuara, y cuyo contrincante era Pedro Lavaisse --el abanderado de la Promoción 99, compañero de cuarto del 'petiso' Bartrons, que luego fue a Caballeria--.

   Ocurre que Lavaisse venía de la Guardia Restauradora Nacionalista.

   Lavaisse nunca llegó a general porque tuvo un problema familiar muy grande estando en París (pero fue un gran oficial aunque poco sociable: le decían 'Tornillo', "Apretá para abajo, aflojá para arriba..." Fue jefe de la custodia de Jorge Rafael Videla, donde no llegaba cualquiera.

   Aquellos fueron los cadetes de 1er. Año que desfilamos en 1965, frente a Arturo Illia el 25 de mayo....un año antes del golpe de Juan Carlos Onganía.

   El director del Colegio Militar era el general Demarchi, un general que era campeón de tiro que cuando se retiró administró Ferrocarriles y luego se hizo 'motoquero', como hoy día lo son otros que descubrieron la vida tarde: Daniel Hadad, Hugo Franco y 'el Corcho' Rodríguez.

   En su despacho tenia un cartel que decía "Medite".

   Bendini era medio obeso, a quien le costaba trepar la pared de la "pista de Infantería" y había que empujarlo del traste.

   El encargado de la 3ra. Compañía de Infantería era Adalberto Rodríguez Giavarini, era la compañía de los "mersas" de la Infanteria.

   Rodríguez Giavarini y Aldo Rico eran los escoltas de la bandera del Colegio.

   Eran años de 'códigos': A un cadete lo agarraron copiando y se puso un FAL en la boca y se mató...

   Cuando íban a almorzar marchaban desde la Compañía al comedor, muchas veces, lo hacían con "Alte Kameraden".

   Alemania obsequió esa marcha y nosotros le dimos San Lorenzo, por eso los alemanes entraron a Paris con la melodía de la Marcha de San Lorenzo, algo que muchos ignoran.

   De manera sorpresiva y al concluir Anún, se acercó y tomó posesión del micrófono el capitán (re) Carlos Augusto Franceschi Carabajal, quién argumentando haber sido jefe de la compañía cuando el homenajeado cursara el Colegio Militar de la Nación, dijo lo siguiente:

   “Con la verdad, tan esquiva hoy, recordamos a nuestro amigo y compañero Tte. 1ro Mario César Asúa y también a nuestro soldado Hugo Alberto Vacca, el conductor del vehículo en el que viajaba el Tte. 1ro Asúa.

   Vacca fue salvajemente baleado, quedando hemipléjico y falleció 4 años más tarde. Es nuestro deber homenajear a nuestros héroes muertos en la guerra contra la subversión y el terrorismo.

   El Tte. 1ro Asúa basó su vida en el amor a su prójimo, a su familia, a su Ejército, a su Patria y a Dios. En el amor al servicio. Los ejecutores del odio lo asesinaron por ser como era. Por vestir el uniforme de la Patria. Por ser militar.

   El Tte. 1ro Asúa fue sacrificado, desde entonces lloramos ocultos este holocausto. A partir de hoy no lloraremos más en la oscuridad ni a escondidas.

   Desde hoy llamaremos a las cosas por su nombre y diremos al pueblo argentino la verdad y sólo la verdad.

   La actualidad nos exige declarar con firmeza y en voz alta: “Basta”. Basta de mentir, basta de engañar al pueblo, basta de atacar a las instituciones fundacionales de la República.

   Declaramos: no somos asesinos, no somos genocidas, no somos violadores, no robamos niños, no asesinamos a nadie por la espalda, no matamos a nadie que esperaba un colectivo y no nos ensañamos asesinando niños.

   No implantamos el terrorismo de estado, que se inició en un gobierno democrático con la Triple A en 1973. Combatimos y vencimos a un enemigo solapado que atacaba a la República.

   Esos son los ejecutores del odio y la venganza que asesinaron al Tte. 1ro Asúa, son los que juzgaron a los vencedores de la guerra contra la subversión y el terrorismo con leyes posteriores a los hechos que ellos mismos ordenaron ejecutar y cómo hacerlo.

   Son los que pagan a los traidores a la patria.

   Son los que pagan a los que atacaron a su pueblo.

   Son los que pretenden sacar a Dios de nuestras vidas y para ello intentan quitarnos a nuestros obispos.

   Son los que niegan a nuestras mujeres el derecho a la palabra. Porque hoy en la Argentina decir la verdad es delito y mentir tiene premio en dólares.

   El ataque a las instituciones fundacionales de la República es posible porque los que tienen el deber de defenderlas no lo hacen. Llamemos a las cosas por su nombre.

   El que niega o desconoce la trágica guerra, el que quema reglamentos o esconde pruebas que sirven para aclarar los hechos sufridos por nuestra Argentina, se llama “traidor”.

   Al enemigo le reconocemos el derecho a luchar por sus ideas, a los traidores no les permitimos ni llamarse nuestros camaradas.

   En nuestro mártir recordamos a todos los asesinados por los delincuentes terroristas.

   Hoy veneramos junto al Tte. 1ro Asúa y al Soldado Vacca, al ejemplar juez Quiroga, a los Cardozo, a los Viola, a los 10 soldados formoseños del RI 29 de Monte, a los Lambrusconi, a los Sánchez, a los Salustro, a los Rucci, a los Larrabure, a los Genta, a los Aramburu, a los Quijada, a los Yabor, a los Molina, a los Silioni, a los Reese, a los Braga, a los Villar, a los Vandor, a los Tifis, a los Klostermann, a los Tabares y a todos los que fueron vilmente asesinados por el odio.

   La Patria no se hace con palabras tibias sino, como dijera el General San Martín, jugándose “las pelotas” a cada minuto.

   Se la hace trabajando decentemente, se la hace invirtiendo y no llevándose el dinero al exterior ni entregando instituciones, se la hace dando el ejemplo como Belgrano y San Martín, no revolviendo basura como “el perro”, y menos aún como el impresentable que hace lo que le dicen desde la Fundación Ford a través de su maestro en terrorismo y su madre putativa.

   Señores como estos se arrogan el derecho de juzgarnos. No fueron, no son y no serán jamás “jóvenes idealistas” los ejecutores del odio que asesinaron al Tte 1ro Asúa, “fueron, son y serán asesinos terroristas” que atacaron a la República y a su pueblo y ejecutaron los crímenes más horrendos o es que olvidamos a Larrabure y a tantos otros torturados en la tristemente “célebres cárceles del pueblo”.

   No olvidamos a nuestras familias, a nuestros hijos que no sabían si volveríamos cada vez que salíamos de casa, que preguntaban a sus mamás si el próximo será papá, a nuestros amigos que corrían la misma suerte que nosotros por ser nuestros amigos y a todos aquellos que supieron dar la vida en defensa de las Instituciones de la República.

   No justificamos la delincuencia del proceso político-económico iniciado bajo la sombrilla del gobierno militar, todo lo contrario, pero eso no es causa para que mientan y ataquen a las FFAA, FFSS, FFPP.

   Si la República tiene un sistema de libertad es gracias a estas instituciones. Mienten al decir que con esta mal llamada democracia se come, se cura, se vive, se educa y no sé qué más. Hoy sabemos que eso es falso.

   Hoy sabemos de la mentira que condena sin juicio, de las detenciones por orden del “poder político”. Hoy sabemos de 100 niños que por día mueren de hambre, hoy sabemos del bajo nivel de educación, hoy sabemos de los enfermos sin atención y sin cura.

   Hoy sabemos de la mitad del pueblo argentino en la miseria y hoy sabemos de no tener derechos ni siquiera para ir al mercado porque nos matan como moscas o nos secuestran o nos roban.

   “A aquellos jueces dependiente” y parciales que anteponen sus intereses a la sagrada misión de decir justicia le decimos que en un mañana no lejano deberán rendir cuenta de sus actos como injustos magistrados y quizás también como traidores a la Patria.

   Su obligación es exigir el cumplimiento de las leyes y enjuiciar a quienes cometen delitos, no cumplir órdenes o directivas de otros poderes.

   Si en ello os va la vida, tendremos el orgullo de decir la Argentina ha dado un santo más a la defensa de la República. Hoy pareciera que la guerra revolucionaria ha recomenzado, por ahora subrepticiamente como en todo conflicto, con palabras, la mentira y el engaño que son las primeras escaramuzas.

   El enfrentamiento violento se produjo a partir de 1970 ¿Qué pasará? ¿Estamos preparados?. Pretenden convencernos que el pueblo quiere una patria socialista.

   La gran mayoría no lo aceptó ayer y no lo acepta hoy. Lucharemos por nuestra Argentina libre, lucharemos por Dios Uno y Trino, lucharemos por nuestra libertad. Lucharemos por nuestro derecho a la vida desde la gestación, lucharemos por nuestra privacidad inviolable, lucharemos por nuestra familia intocable y por nuestra Bandera Celeste y Blanca.

   El adversario sigue la lucha utilizando a las instituciones y como escudo, la democracia como cobertura. Tenemos el deber de dar este “buen combate” por Dios, por la Argentina, por las FFAA, por nuestros héroes muertos o presos, por nuestras familias y por los hijos de nuestros hijos.

   Lo haremos con la Constitución y las leyes y triunfaremos. Podemos y lo haremos. No hay excusa para ninguno. Todos debemos dar nuestro “¡presente! Y nuestro testimonio.

   A todos los civiles que permanentemente alzan su voz en defensa de sus soldados les agradecemos de corazón.

   Son nuestros invitados de honor, sabemos que comparten nuestro dolor.

   Soldado Hugo Alberto Vacca, Teniente Primero Mario César Asúa descansen en paz, sus camaradas no entregarán la bandera por la que dieron la vida enseñándonos el camino. Muertos pero no derrotados.

   Cristo vence y la Mariana Patria Argentina triunfará.

   Teniente Primero Mario César Asúa....... Presente; Soldado Hugo Alberto Vacca........ Presente”.


   No se puede determinar si fortuita o intencionalmente, le fue cortado el micrófono, no obstante lo cual continuó con su exposición a viva voz.

   Al finalizar tomó el micrófono, y retornó el sonido, y habló una autoridad del Círculo Militar de la Nación quién criticó por extemporáneas y de tinte político el discurso en cuestión y que no formaba parte del programa elaborado para el homenaje de referencia.

   Cabe acotar que las palabras del Capitán retirado Franceschi Carabajal fueron interrumpidas en reiteradas oportunidades por aplausos de los concurrentes.

   Franceschi, en otra parte de su elocución manifestó:

   “
Los terroristas fueron juzgados y encarcelados durante los años '71 al '73, merced a la creación de la cámara federal en lo penal.

   Este esfuerzo, trajo consigo, que los principales cabecillas de los grupos terroristas, fueran condenados y encarcelados, pero el 25 de mayo de 1973, el presidente electo Cámpora, a instancia de su ministro Righi, firmó el decreto de amnistía total para los terroristas y delincuentes comunes.

   Fue así que los guerrilleros, recuperada la libertad, redoblaron sus atentados, sus secuestros, asesinatos y se ensañaron principalmente contra aquellos que los habían juzgado, como el ex Juez Jorge Vicente Quiroga.

   Lamentablemente, durante el gobierno de Perón y el de Estela Martinez de Perón, muchos jueces no quisieron arriesgar sus vidas juzgando a sus futuros mercenarios".

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