A través del Ministerio de Defensa el gobierno ha resuelto instrumentar nuevos
mecanismos para concretar la vieja aspiración de dividir a las Fuerzas Armadas
y en particular, trazar una raya política, ideológica y separatoria desde los
jóvenes cadetes hasta mandos intermedios y cercenar toda identificación entre
éstos y los antiguos jefes, oficiales y suboficiales que se destacaron en la
guerra contra el terrorismo. Más aún, lo que se busca es modificar el estilo
militar tradicional y virtualmente único y clásico de los grandes países, de
las sociedades con valores acendrados que permiten enfrentar los términos
cambiantes y característicos de la guerra moderna.
En cumplimiento de esa vieja obsesión desintegradora de Verbisky, la maniobra
implementada es una clara demostración de los fracasos obtenidos en este campo
y la profunda meditación que hacen los estrategas de la izquierda con la
finalidad de romper el espíritu de cuerpo, los sentimientos e identificaciones
en lo que se llama la "familia militar", formada por hijos de oficiales,
suboficiales, parientes o amigos o simplemente por jóvenes con vocación, que
se consideran pertenecientes a las instituciones castrenses, sin mayores
diferencias y con un mismo objetivo aglutinador. Hoy día, éste se ha
fortalecido por encima de los matices que pudieran existir a raíz de lo que se
considera como una agresión política de conjunto, a veces con rasgos
infantiles como descolgar cuadros, modificar los uniformes para imitar a los
pocos países socialistas y de segundo orden que perduran, prohibir
la asistencia a los homenajes en memoria de camaradas muertos o dictar clases
que se escuchan en silencio y sin exteriorizaciones de haber asimilado
mensajes novedosos teñidos de una alteración del pasado y el objetivo de
ignorar o modificar la historia.
En un intento de llevar adelante el viejo proyecto, la ministro Nilda Garré
dispuso la inmediata salida de una docena de comisiones especiales que al
mando de elementos civiles acompañados por algunos pocos militares
identificados con la orientación del
teniente general Bendini - la tarea
político ideológica comienza por el Ejército -para que recorran una por una
las distintas unidades para adoctrinar al personal que allí se desempeña. La
idea se concretó sin realizar ninguna consulta previa a quien oficia de jefe
del Ejército quien, de hecho, quedó marginado de la decisión adoptada a
instancias del agente de inteligencia
Horacio Verbisky y el aporte de
elementos pertenecientes al Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS),
financiado por la Fundación Ford, de los Estados Unidos, otras organizaciones
similares de izquierda y, curiosamente, la Asociación de Abogados de nuestro
país y la Embajada de Gran Bretaña en la Argentina.
Como dejamos dicho, el viejo proyecto de
Verbisky de romper el espíritu de
cuerpo de las Fuerzas Armadas y de Seguridad fracasó estrepitosamente y en
consecuencia, ahora las comisiones especiales incorporan a diputados de
distinta laya, dirigentes políticos de diferentes expresiones de izquierda
como la senadora "Marita" Perceval, el funcionario Juan Manuel Urtubey quien
viajará a la V Brigada de Salta, el secretario de Defensa "Chito" Vázquez
Ocampo - quien logró el acompañamienton del hijo del coronel Tosco para viajar
a Neuquén - o el mismísimo Julián Licastro, un ex cadete distinguido por su
capacidad y que fue dado de baja en los setenta por su vinculación con
sectores nacionalistas de izquierda, quien luego fue premiado por Alfonsín con
la embajada en Lima, Perú.
La idea central - "realmente una misión imposible", es ofrecer a la audiencia
militar los "logros de ocho meses de gestión" alcanzados por la ministro de
Defensa, asunto que obviamente demandará un notable esfuerzo y que en
consecuencia, después de pasar por la creación del medio de transporte llamado
"Gaucho" - una suerte de engendro basado en viejos chasis - permitirá a los
políticos explayarse dialécticamente sobre los nuevos planes de estudios para
los Liceos Militares que perderán su orientación y sentido, los inexplicables
motivos para suprimir el Código de Justicia Militar o las directivas
destinadas a convertir a las nuevas generaciones de militares en algo así
como civiles con uniformes viejos y "progresistas". Por supuesto, se tanteará
la opinión sobre numerosas reformas estructurales y con la experiencia
adquirida los "extraños visitantes" buscarán nuevos argumentos y las
consiguientes respuestas para las giras posteriores a las bases navales y
unidades de la Fuerza Aérea a cuyos integrantes más jóvenes querrán
insuflarles las nuevas ideas kirchneristas tan difíciles de conocer.
Esta iniciativa forma parte de los planes políticos que desea implementar el
gobierno para el futuro argentino, siempre y cuando éste no quede destruido
para siempre o inmerso en un conflicto de proporciones para poder lograrlo en
condiciones modernas y constitucionales o adecuadas - para decirlo
específicamente - al correcto concepto institucional de la argentinidad. |