Sr. Director
Juan Carlos Sánchez:
Por los medios digitales que
habitualmente Usted dirige, me anoticio de una carta que le
remitiera Rafael Bielsa, al parecer los primeros días de noviembre
de este año que cesa.
La susodicha carta –que no
ingresará ciertamente en los anales del género epistolar- admite una
multiplicidad de réplicas, pues grande es la insolvencia
argumentativa del remitente,cuanto frondosa su capacidad sofística.
Pero me ceñiré al párrafo que me
incumbe, pues –como pocos- retrata una conducta transida de
carencias éticas, amén de una testa poco apegada a las categorías
lógicas.
Dice Bielsa: “Yo
no me siento amedrentado en lo más mínimo cuando manifestándole a
Usted su calurosa felicitación, el señor Antonio Caponnetto (recién
llegado de Guadalajara, ciudad donde José Rafael Trozzo, luego de
haber vaciado el Banco de Intercambio Regional, supo impartir cursos
sobre ‘Etica’, prófugo de la justicia), nos llama a Depetri y a mí
con la fúnebre metáfora de ‘despojos humanos’ (¿recuerdos del
futuro?)[...] No es justo, señor Sánchez, que quienes se encomiendan
a Dios me llamen al mismo tiempo ‘despojo humano’”.
Repárese, ante todo, en la
antojadiza cuanto insidiosa asociación geográfico-moral que el
párrafo contiene. Habitan y visitan Guadalajara literalmente
millones de personas, desde las de prestigiosa nombradía hasta las
de nobles anonimatos. Pero Bielsa construye un asociacionismo
crapuloso, eligiendo antojadizamente de esa densa y variopinta
población jalisciense el nombre del banquero malandra. Si regresar
de Guadalajara, en cumplimiento de mis tareas académicas, me
convierte en un potencial sospechoso de ligazones turbias, ¿de qué
ciudad nos estará permitido regresar en adelante para volvernos
probos?; ¿de qué ciudades ha regresado Bielsa en sus fatigosos
periplos de canciller montonero para quedar exento de suspicacias y
presunciones fatidicas? No recordamos que haya tornado alguna vez,
precisamente, de La Jerusalén Celestial , con sayo penitencial,
descalzos pies y pecho contrito.
Pero hay más, señor Director.
Desde las páginas de Cabildo, que hoy tengo el honor de
dirigir y desde siempre el de ser su colaborador y columnista, se
denunciaron minuciosa y reiteradamente los desfalcos de Trozzo, así
como el de todas las aberraciones financieras consumadas entonces
bajo el patrocinio de Martínez de Hoz. Acaso como muestra lo remito
al Nº 33 de la segunda época, mayo de 1980, páginas 17 a 22,
ilustradas incluso con una foto del bolsista felón cuyo epígrafe
alude justamente a su extraña salida del país. No sé qué protestas
contra Trozzo pudo encabezar o secundar entonces Bielsa, pero de mí
sé decir que la circulación de estos escritos de Cabildo me
significaron el alejamiento laboral de un establecimiento educativo
que veía en el banquero una especie de Noé, a quien aún borracho
y desnudo era necesario cubrir. La referencia bíblica pertenece
a las autoridades de aquel establecimiento, sedicentemente católico,
del que sólo diré cervantinamente: “de cuyo nombre no quiero
acordarme”.
Como Bielsa nada parece saber de
la empeñosa y solitaria campaña emprendida por Cabildo contra
la corrupción del Banco de Intercambio Regional, y otras
corrupciones afines, tal vez sea llegada la hora para que se entere
de que en marzo de este año, con ocasión de los recordatorios del
estallido del Proceso, el mismísimo Banco de la Nación , en
su sede central, exhibió una cartelera que contenía, entre otra
documentación, algunos de aquellos añejos artículos de nuestra
revista. Si mi asociacionismo fuera bielsista,
y discurriera entonces por los carriles de la estúpida
arbitrariedad, diría que las razones de estos olvidos en el diputado
se deben a su reciente llegada de Ecuador, país en el que alguna
vez, seguramente, dictó algún cursillo de ética cierto prófugo de la
justicia...
Repárese al fin en otra asociación
ilícita –lingüística,claro- en la que incursiona el conmilitón de
Kirchner. Es aquella según la cual sería una “metáfora fúnebre”
considerarlo un despojo humano,
impropia de mentar en quien, como en mi caso, se encomienda a Dios.
Mientras se pregunta si la tal metáfora no será un “recuerdo del
futuro”.
Lato sensu
me apresuro a declarar que sí, pues el proverbial “pulvis
es et in pulverem reverteris”
(Génesis 3,19)
se cumplirá inexorablemente en todos, y en tal sentido nada más
justo que la tal invocación, no fúnebre sino esjatológica, esté en
la boca de quien “se encomienda a Dios” cada mañana.
Mas stricto sensu la metáfora se la
aplico a Bielsa en otra dirección, y estoy muy lejos de rectificarme
por su uso. Digamos que es en su dirección becqueriana, según la
cual ”los que mueren con honra son los
vivos, los que viven sin honra son los muertos, por eso hay muertos
que en el mundo viven, y hombres que viven en el mundo muertos”.
Viven sin honra y muertos en el mundo,
esto es, convertidos en despojos humanos, todos aquellos que
a la vista de los patriotas dolientes y perseguidos por la actual
tiranía, son los artífices del derrumbe y ultraje de la Argentina ,
encolumnados políticamente tras el adalid de las carroñas
insepultas, ora campanillero de Wall Street, ora vasallo del
sionismo, ora prohijador del infanticidio y la contranatura, ora
apologista del terrorismo rojo, ora ambidiestro cómplice de Cuba y
de Whasington, ora y siempre partisano de la cultura de la muerte.
Perdida ocasión la de Bielsa para no
amedrentarse por lo escrito, según reconoce. No con amedrentamientos
humanos en los que no nosotros sino ellos, los dueños del poder
despótico hoy y del salvajismo terrorista ayer, son impunes
expertos. Sino con el amedrentamiento divino, que es el principio de
la sabiduría.
Sabiduría. Sería pedirle mucho a un
mediocre diputado oficialista.
Reciba Usted mi reiterada solidaridad, y
mi abrazo
En Cristo y en la Patria
Antonio Caponnetto
Buenos Aires, 1º de diciembre de 2006
SOBRE EL MISMO PERSONAJE:
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