Mis
queridos amigos:
Este
fin de semana he leído las cartas enviadas por ustedes. Desde
luego resultó privativo el tema de María Julia Alsogaray y su
liberación para recogerse en su “petit hotel” del Barrio
Norte: justamente una de las piedras de bóveda de su escándalo
por peculado.
Claro
está que en ese momento no había trascendido lo de Chaban.
Aunque la semana anterior se había otorgado la libertad a
Giselle Rímolo, casualmente por la misma cámara que benefició
a Chaban. Y no es para menos, puesto que Giselle está acusada
de por lo menos 92 muertes “por”, “en ocasión de” y
“en ejercicio de”, que en resumidas cuentas son casi
la mitad de las víctimas de Cromagnon. Claro que nadie compararía
las muertes del boliche con las de Giselle, higiénicas,
silentes, espaciadas y sin imágenes espantosas. Pero muerte al
fin en todas ellas y, por tal, una instancia inapelable.
De
manera que en el conteo son tres los casos emblemáticos en
menos de quince días. No me digan que es poco. Dos salieron
bien: María Julia y Giselle; el tercer, Chaban, mal. De manera
que el éxito fue de un 66%. No digan que fue un mal negocio
tirar el lance. Y en cualquier lado un beneficio así, que se
aproxima al 100%, se llama certeza. Aquí como en las antípodas.
Lo
de María Julia se sabía desde su primera declaración, donde
delató a toda la menesunda menemista dejándolos en bayetitas.
De esto se han aferrado los políticos para decir que su
liberación no fue una jugada. Es verdad. Lo que no es tan así
fue, que aquellas delaciones quedaron reducidas al cenáculo
hermético del expediente. Esto es, no fueron públicas. Pero
cuando ella las da a conocer en La Nación el chancho toma otro
olor. Feo para colmo. De donde a mí me han venido dos cosas a
la mente: lo dicho, la publicidad, y una advertencia implícita
a la banda de atracadores como diciéndoles “muchachos:
ustedes saben que hay más de los que yo dije.”
Pero,
caro Sancho Panza, ¿cuáles son estos cosos, que por sus
flujos, resultan mocosos? Bueno, a decir verdad, que no lo sé.
Pero los intuyo, cuantimás me los imagino. Ahí se anduvo
hablando de que los señores Generales, Almirantes y
Brigadieres, recibían en la época satanista, el doble de su
sueldo en dólares. Un ejemplo será más ilustrativo: debían
percibir $ 3.500 billetes y por debajo de la mesa recibían
3.500, pero dólares billetes de la SIDE. A esto lo sabe todo el
mundo. A mí, por ejemplo, me lo contaron en 1998. Aquí, en
casa, relegado del mundo y sus noticias. Me imagino lo que sería
Buenos Aires en aquellos años: un hervidero.
¿Y?
Nada más mis queridos, a no ser lo que ahora se sabe que la
propiedad distributiva aplicada sobre los sobre sueldos, no era
igual para todos. Porque uno cobraba 5.000 y el otro de al lado,
por igual jerarquía y trabajo, cobraba 30.000.
La
pregunta salta de cajón: ¿los generales cobraban todos, por
ejemplo, 3.500 o había hijos y entenados como en otras
reparticiones? ¡Ah, caro fratello! ¿Quí lo sá? No sé si me
entienden: ¿Balza cobraba lo mismo que el General Magolletti
que trabajaba como Jefe del Pelotón Lampazo en el 4to. Piso del
Elefante Blanco?
Mas,
¿acaso esto es para escandalizar? Ciertamente no. A menos que
ustedes se pregunten que ocurría con los Generales que iban
pasando a retiro: ¿se les suspendía el estipendio? Me han
contado que no. Lo seguían percibiendo. Pero como en ese tiempo
se había creado el Foro de Generales Retirados, presidido por
el Gorila de la Primera Hora, General Alemanzor (luego Forro de
Generales Retirados), la noticia de los sobresueldos habría
cundido. Alarmados los patriotas se fueron a ver a Carlos Saúl
Lucifer diciéndole: “¡nosotros también somos ñatos y
queremos oler!” Por lo que los del Forro también habrían
participado levantando las migas que caían de la mesa usando
las nalgas.
Entonces
mis queridos, seamos “rigorosos” como pedía don Ortega y
Gasset: de levantarse la frazada para saber que hay debajo délla,
aparecerían todos éstos en calzoncillos y a la temperie, que
en esta época del año es severa. Sería un escándalo
escandaloso, y las Fuerzas Armadas, siempre de la mano de sus
Generales, habrían sumado un galardón más a su prosapia y a
su credibilidad ante el pueblo. De esta manera que, el
inflexible Balza, el correcto Brinzoni engominado y el actual
Bendini (el Chotacabras Asustamujeres) con su cara de malo que
hace estremecer, son peleles que han permanecido en la institución
para servirse de ella y para servir a ideologías extranjeras,
haciéndolas parecer como argentinas. Este sería el origen del
silencio de los Generales (no sólo para lo institucional, sino
también para lo nacional, el desmantelamiento de la defensa
nacional, la venta de infraestructuras productivas que hacen a
las necesidades tácticas y estratégicas, y el abandono a la
bolina del personal de cuadros cuyo 50% está sumido en la
pobreza). No tienen lengua: se las comieron los ratones. Ni
después de retirados quieren hablar. Ni siquiera de lo
evidente. ¡Todo esto señoras y señores por la módica suma de
$ 3.500 y una embajada! Embajada a la que no va cualquiera,
porque allí hay que trabajar con las FARC en su gesta
Continental que se viene. ¡Un ofertón! ¿O no?
Volviendo
al tema del frontispicio, aunque lo dicho es parte de él, he
visto, de viernes a domingo, a sesudos engendros debatiendo
sobre estas libertades cuestionadas. Irritados los unos,
socarrones los otros e híbridos los más, en ese afán de
quedar bien con Dios y con el Diablo. Son los mancebos del poder
y con él forman barraganías como diría mi amigo don Alfonso
el Sabio en las Siete Partidas. Una mezcolanza del idealismo de
Platón y del pragmatismo de Maquiavelo: he ahí estos especímenes
heterodoxos.
Ahora
bien: ellos en su enjundia no han podido explicar estos tres
casos emblemáticos. Y sujeto en el tintero se les ha quedado un
caso paradigmático: el de María Marta García Belsunce, muerta
de cinco tiros en la cabeza. Si el crimen alevoso de María
Marta hubiese sido resuelto, el María Julia, Giselle Rímolo y
Chaban serían una bicoca. María Marta es una asignatura
pendiente, pero correlativa con estótras y por eso es que no se
las puede rendir para aprobar el examen y obtener el título. ¿Qué
hubo detrás de esta pobre mujer que hasta sus hermanos fueron cómplices
del silencio? ¿Qué descubrió María Marta que hay que
rodearla de silencio? ¿Cuáles fueron los motivos de su
asesinato brutal? ¿Acaso descubrió a dónde van a dar los 142
niños que de promedio desaparecen en la Argentina sin que nunca
más se sepa déllos? ¿Puede ser que esos niños sean usados
para sacrificios rituales regando con su sangre inocente los
panes ázimos? No sabemos, pero sí intuimos que la verdad sobre
su muerte jamás será conocida. Ya aparecerán uno o dos
turulatos que irán a dar a la ergástula para justificar su
injusta muerte. Como con María Soledad Morales, porque había
que esconder al hijo de un Presidente que había estado en la
fiestita. Zafó désta el hijo del Presidente pero no pudo del
helicóptero. Porque Dios así les escribe derecho a los
torcidos como nosotros.
Los
dejo. Me voy a amarguiar con una yerba que me mandaron los
amigos polacos de Misiones, mientras me releo a San Agustín que
siendo mundano terminó en Santo. Mañana me desayunaré con la
Catena Aurea de San Tomás. Como ven estoy cambiando. Es que los
prefiero sobre Ernesto Sábato, el filósofo de lo obvio,
Gabriel García Márketing, filósofo de la taquilla, las homilías
de Monseñor Karlic (que en rumano su nombre es Kagarlic) y de
Monseñor Maulión (que no quiere decir Maula Grande, no).
Un
abrazo como siempre en Cristo, María y los Santos Milagrosos
que les agradaron en este mundo inmundo.
Don
Valentín (lacrado preferentemente que me cae mejor)