7. FORRO
DE CEMENTO (En grado de Ilustre)
Este Forro, famoso por su dureza, a
tal punto que muchos y muchas tratan de convertirlo en crema para aplicárselo a
la cara día, noche, tarde, mañana y siesta, fue entregado al INDEC, por
unanimidad de sufragios habidos y agrupados en el Planeta Tierra, Sistema Solar,
Vía Láctea y Galaxias Vecinas.
No diga el lector, que siempre hay
que andar cabestreándolo en esto, que es cosa de poca monta. Basta entonces de
andar diciendo que el INDEC es una asociación ilícita de punguistas y
mohatreros con fines inconfesables, pagados por el pueblo para perjudicar al
pueblo. Sobran las jícaras y las chácharas: hablamos en serio. No nos
meteremos en comidillas de comadres viudas.
En cualquier país, más o menos
serio, un organismo como el INDEC es invalorable en sus funciones. De sus
guarismos se pueden deducir, por ejemplo, la marcha de las políticas
implementadas por el Estado, o de ellas colegir verdaderas políticas Estado
para el mediano y largo plazo. Y si bien las funciones del INDEC son muy
concretas, existe una multiplicidad de acciones que se pueden llevar adelante a
través de la información que vierte periódicamente. Lo que no se debe, ni se
puede hacer con esta dependencia, es usarla como herramienta política y para
hacer política.
Pero como en la Nación progre no hay planeamiento para el corto, mediano o largo plazo, ni
para dentro de los próximos diez minutos, el INDEC ha pasado a ser un organismo
dependiente del poder político y dice lo que el Gran Hermano le ordena. He ahí,
estimado lector, su invalorable mérito y una de las causas de la entrega de
este galardón: que siendo diseñado para una cosa, es un pervertido que termina
haciendo otra.
Porque hacer que los números digan
que la canasta básica de alimentos descendió el 1,5% en mayo, es obra de matemáticos
enjundiosos que deberían andar codeándose con los Premio Nobel. Aunque sabemos
que los índices que se toman son de 1973, 1976, 1983 y 1986, es decir, de un país
que ya no existe: lo mismo este quehacer es meritorio, porque crea situaciones
injustas, cunde el desconcierto y permite el desguace de la Nación.
Igualmente ocurre cuando nos dice que
la economía tuvo el récord de crecimiento del 9,1% (17 de febrero), que es el
más grande del mundo. Pero el pueblo ya ha comprobado, sin auxilio del INDEC,
el crecimiento constante y vertiginoso de las villas miseria, de los asesinatos,
de los basurales, de los enfermos abandonados, de los piquetes cada vez más
virulentos, y de la pobreza generalizada. La cual en 1974, con el Tirano Prófugo
de Presidente, afectaba al 4,5% de la población y ahora castiga al 48% de los
argentinos.
Porcentajes estos, que esta vez sí,
traducen una realidad palpable: 15 millones de seres humanos viven
miserablemente en uno de los países más ricos de la Tierra, y sin ninguna
esperanza a la vista, en una Argentina progre,
regenteada por liberales ataviados de
marxistas y marxistas desfigurados de
liberales.
Este crecimiento a un ritmo
envidiable del 9% según la alegría con que lo dice La
Nación (hija del chancho rengo, mitrista tenía que ser), no es más
que una ilusión. Tan solo es una paupérrima recuperación de la última crisis
del 2001. Lo cual, en un reciente informe del Banco Mundial, no alcanza a
superar el P.B.I. del año 1974. Que en buen romance quiere decir que estamos
atrasados unos treinta y pico años, si no he contado mal. De manera que como
dice el turco Jure, a arremangarse muchachos porque hay que seguir remando.
Pero como no faltará alguno que se incomode o no
entienda esto, le digo que, por ejemplo, si una recaudación fiscal es de $ 11
mil millones, es apenas un espejismo, que se lo refriegan a todos por la cara
como un triunfo. La recaudación está en
pesos, pero los insumos nacionales y extranjeros se pagan en dólares. Porque
la economía argentina es sustancialmente dependiente. De manera que a esos
11 mil millones hay que dividirlos por 3, para tener una exacta medida de las
cosas. Cociente que resulta ser de 3 mil 600 millones de dólares.
Y los economistas, ¿por qué no lo dicen? Porque ellos
también son progre y partícipes
necesarios en la estafa al pueblo y en el saqueo de la Patria.
Esta es la verdad, pero chocamos con un inconveniente:
esta cifra (de 3.600 millones) en dólares no es otra que la obtenida por… ¡el
gobierno de Carlos Menem! Y esto no puede ser. ¡No señor! ¡No! Avivar a la
gilada para que se vuelva contra, ¡jamás! Y darle al Turco la razón, es una
variedad de suicidio. Por eso conviene seguir hablando en pesos, para que las
arcas parezcan repolludas y el pueblo, que no llega al día 10 de cada mes, no
entienda lo que le pasa, porque al país le va muy bien pero a él muy mal, y se
convenza de que la culpa es de él y no de la banda progre que asola la República.
Diga ahora el lector si el INDEC no se merece ser el
Ilustre Forro de Cemento.
Después andan repitiendo que los Jardines Colgantes de
Babilonia, que la pirámides de Egipto, que la estatua de Rodas, y otras
pindongas más. Señores: ¡la Octava Maravilla es el INDEC y es 100%
Industria Argentina!
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