CIUDADANOS ALERTA

   

INICIO

ÍNDICE

MEMORIA

OPINE

NOTICIAS

MAPA DEL SITIO

RESULTADO DE LA ENTREGA DE LOS PREMIOS

CONDONES ARGENTINOS

Jorge Enrique Taiana

3.         FORRO DE BRONCE   

   Este título tan honroso fue concedido a Jorge Taiana por una abrumadora mayoría de sufragios, aunque es bueno reconocer que luchó denodadamente con una minoría que pugnaba por entregárselo a Monseñor Jorge Bergagoglio.

   El viernes 4 de julio de 1975, estando en plenitud de sus funciones el gobierno constitucional de María Estela Martínez de Perón, estalló una bomba de cierto poder, en el baño de caballeros del céntrico bar El Ibérico.

   La finalidad de aquel atentado fue la de asesinar a un oficial naval que tenía reservada una solitaria mesa en proximidades de la puerta que da a los baños. Casualmente ese día el marino no fue a tomar su café y en su lugar se sentó una mujer, completamente ajena a todo. El estallido la mató instantáneamente, juntamente con el mozo que la estaba atendiendo y un grupo importante de parroquianos recibió heridas de consideración, sin contar el bar que quedó demolido, fuera de servicio y su dueño parado en la vereda.

   Pocos días después se supo que el autor del atentado había sido Jorgito, hijo de don Jorge que, pasado de rosca y cambiada la camiseta se había transferido al Peronismo Revolucionario de Cámpora, Righi, Obregón Cano, Atilio López, Ortega Peña, Abal Medina, Oscar Bidegain, Alfredo Martínez Baca y Cepernic de Santa Cruz, donde militaba Nestitor, según cuenta él.

   Jorge Enrique Taina, tal es el nombre completo de este Forro de Bronce, cofundador de Descamisados, y su esposa, Graciela Iturraspe, con nombre de guerra Inés, fueron detenidos por la represión carnívora. A ella la llevaron a la cárcel de Devoto por tener dos hijos muy pequeños. A él lo mandaron a La Plata y más tarde, viendo su peligrosidad, lo trasladaron al Penal de Rawson. Allí prestaría servicios en la panadería, hasta que logró salir “bajo libertad vigilada”, por haber considerado el juez de la causa su particular situación familiar. El Estado Nacional lo indemnizó por haber sido víctima de la persecución fascista en cantidad suculenta, que prefiero él mismo la diga

   Los que no pudieron salir de sus féretros con libertad vigilada, ni recibir indemnizaciones, ni cuidar de sus pequeños hijos, fueron la mujer y el mozo del café que todavía se deben andar preguntado por qué los mataron. Pero bueno: nadie es perfecto en la vida, o en la muerte, como en este caso

  kkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkk

.
.