78.
FORRO DE MARFIL (En calidad de Sempiterno)
Este Forro tan afanado por la turba
iconoclasta, fue entregado al benemérito doctor César Strassera, tras dura
pulseada con grandes personajes como Aníbal Ibarra y los criollazos Franco y
Mauricio Macri, entre otros.
Como recordará el lector, azotado
moral y materialmente por los progre
en esta tierra que nuestros bisabuelos llamaban Argentina, el magnífico doctor
Strassera es hijo y nieto de la Reforma Universitaria, el primer grito de la
Sinarquía dado en la Córdoba de 1918. Sí, aunque es casualidad, que sea la
misma Córdoba que fusiló a los Héroes de la Reconquista en 1810; aquella Córdoba
la Heroica de 1955, con la radio La
Voz de la Libertad por donde Lonardi nos hiciera escuchar su primer
y magnífico discurso; la Córdoba del 29 de mayo de 1969, día del Ejército
Argentino, que pasó a llamarse el cordobazo
y la Córdoba maravillosa de Obregón Cano y Agustín Tosco. En consecuencia
este fecaloma fue, como debe ser, un ex FUBA, FUA y FULP. Digamos que como
Mariano Grondona, según su propia confesión.
Con estos antecedentes pienso que el
doctor Strassera debió ser funcionario del Proceso de Reorganización Nacional.
En efecto: a los pocos días de aquel 24 de marzo de 1976, el mismísimo General
de la Patria Norteamericana de la República Argentina, don Jorge Rafael Videla,
nombró a Strassera como Fiscal Federal, a cargo de la Fiscalía en lo Criminal
y Correccional Federal Nro. 3, con asiento en la ciudad de Buenos Aires.
De más está decir que juró por los
Estatutos del Proceso, aunque siendo mozo ya había jurado respetar y hacer
respetar la Constitución (masónica de Andersen; no la Constitución Nacional),
afiliándose a la vieja Logia Alejandría,
perteneciente a la United Grand Lodge of
ancient, free and accepted masons of England, cuando era Gran Maestre
Reginaldo W. Maxwell (desde 1953, según la Masonic
Guide Calender de 1959), y se fichaba en el Templo de Cochabamba 223. ¡Te
acordás Hermano qué tiempos
aquellos!
Por este cargo, dado por el catolicísimo Videla, el Hermano
César, dictaminó infinidad de veces en los famosos habeas corpus que se presentaron, pidiendo automáticamente su
rechazo sin que se hubiese realizado la más mínima investigación. Porque este
adalid de la Democacacracia fue un
fiel cumplidor de las directivas que le mandaba la Procuración General de la
Nación en tiempos procezoicos.
Don Strassera continuó en la función
pública, en el Ministerio Público y creo que después como Juez de Sentencia,
hasta que el Hermano Alfonsín (Grado
33° en el escocismo), anonadado por estos antecedentes, lo nombró Fiscal de la
Cámara Federal. Menos no podía ser.
Si el lector está pensando que de
Fiscal del Proceso saltó por un adacadabra a Fiscal de la Democacacracia,
acertó. Fue así. Y si se imagina que sobre el pucho procesó a su antiguo
cireneo y patrón, con bombos y platillos, y sin que se le ruborizase un solo
cachete, también acertó.
Hace
poco, y ya viejo, con un par de ojeras como para sujetarlas con corpiño, se
puso de defensor del calabacín azotacalles de Ibarrita Cromañón, demostrando
por vez enésima que, como abogado, fue siempre pésimo. Y para decir esto me
apoyo en las declaraciones dadas por el doctor Strassera, en una nueva versión
de tartamudo, a la prensa durante la sustanciación de la causa. Hasta para
elegir a su abogado defensor, Ibarrita, masón titiritero, fue un inútil.
Ahora diga usted, y el mundo entero
si quiere, si al doctor Strassera no le correspondía este delicado Sempiterno
Forro de Marfil.
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NOTA ACLARATORIA
Dejo aclarado bajo acta labrada ante escribano público y colegiada, que se
desconoce cuál fue el papel que jugó el doctor Strassera antes, durante y
después de la Involución Libertadora de 1955. Cruzado de brazos, no creo. En
su casa, tomando mates, tampoco. Y si fuese así, ¿cómo sabía Videla que el Hermano César iba a cumplir acabadamente su función? Más aún, ¿cómo
sabía el Hermano Alfonsín que el Hermano
César, diciendo que procesaba a las Juntas, sentaría en el banquillo de los
acusados al Ejército Argentino? ¿Acaso un miembro conspicuo de una logia
inglesa fue el Fiscal Acusador de
la fuerza armada que tuvo el atrevido desparpajo de atacar a una posesión de Su
Majestad Británica el 2 de abril de 1982? ¡Oh, que cosa diche Chicherone!
Hace unos días el ex Diputado Sucioylisto Héctor Polino le contaba de sus
andanzas al periodista Morales Solá. Resulta que don Héctor, viejo Hermano,
pero que golpeaba las velas en Cangallo1242 y también en Sarmiento 1872 de la
Capital Federal, fue un activista antes, durante y después de aquellas jornadas
que van del 16 al 23 de septiembre de 1955, hasta deponer al Tirano Sangriento.
En verdad, estimado lector, no lo sabía.
Resulta que el jovencito Héctor Polino, casi de la misma edad de Strassera,
Mariano Grondona y Alfonsín (el amigo íntimo de Harguindeguy), se codeaba por
aquellos tiempos del después Tirano Prófugo, con insignes Hermanos como Alfredo Palacios, Carlos Sánchez Viamonte, Nicolás
Repetto, Agustín J. Alvarez, Eduardo B, Busso (Ministro del Interior del
catolicísimo General Lonardi), Florencio Escardó, Roberto F, Giusti, Manuel
Mujica Láinez, Ricardo Rojas, Ernesto Sábato, Américo Ghioldi y su esposa
Delfina V, de Ghioldi, Silvano Santander, Fermín Estrella Gutiérrez y unas dos
docenas más. Una pléyade maravillosa donde el que no era radical era
sucioylisto o ácrata. Todos ellos colaboradores de la revista masónica Liberalis
en tiempos en que la dirigía Celestino Garrot, Venerable Maestre de la logia
masónica Sol de Mayo hasta febrero de 1958.
Don Polino se definió como un eterno hombre de la Democacacracia por la cual
luchó sin desmayos, a pesar de haber sido un complotado para derribar a cañonazos
y bombas un gobierno constitucional. Se lamentó no haber conocido a Juan B.
Justo, pero dijo que fue la mano derecha, como correveidile, de la Hermana
británica Alicia Moreau de Justo, en aquellas gloriosas jornadas de la Junta
Consultiva del Reino Unido y del
Almirante de la Marina Británica de la República Argentina Isaac F. Rojas. ¡Cuántas
cosas sabrás Polino que no nos quieres contar! ¿Se acordará de la destitución
de Lonardi y de los fusilamientos del 18 militares y 13 civiles entre el 9 y el
12 de junio de 1956?
Mire don Polino: yo soy cristiano viejo hasta donde se pierde mi generación y
reconozco, humildemente, que puedo haberme equivocado en algo de esto. Mentido
no. Por eso sería conveniente que usted nos lo cuente de primera mano. Y si no,
allí está su entrevista con Morales Solá para que lo desguace.
Recientemente el Hijo
de la Sinarquía, Hermano Nestitor,
le ofreció la Secretaría de Medio Ambiente a don Polino. Sí, el de la Junta
Consultiva. Y don Polino le dijo que no. ¡Mire lector cómo será de honda la
laguna que el sapo la cruza al trote!
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