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RESULTADO DE LA ENTREGA DE LOS PREMIOS

CONDONES ARGENTINOS

José María Vazquez Ocampo

FORRO DORADO (En grado de Comendador)   

   Este premio, que sabemos es tan codiciado, pero en grado de Vaguemaestre (porque es licenciado), le fue otorgado por unanimidad de sufragios a José María Vásquez Ocampo, actual Secretario de Estado de Asuntos Militares o, si el lector prefiere para no andar vuelteando, virtual Vice Ministro de Defensa de la Nación y mano derecha de Nildita (ella ya es Forro de Platino).

   Como nuestro lector sabrá Maese José María es hijo de Misia Marta Ocampo de Vásquez, presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo – Línea Fundadora, que de ser gente de noche y mesón y de vivir a salto de mata, hoy anda a los besuqueos con el hijo putativo de Misia Hebe. Su hermana, María Marta Vásquez Ocampo y su esposo, César Lugones, han sido acusados del secuestro y desaparición de la niñita Emilia, sin que la Carlotto nos haya dicho nada. Ni la prensa venal tampoco.

   La Asociación Madres de Plaza de Mayo – Línea Fundadora, participa de la organización Memoria Abierta, que recibe ayuda económica de la Fundación Ford; de la Fundación John Merck (ambas abortistas creadores de Católicas por el Derecho a Decidir); de la Fundación Rockefeller; de la British Council (ex Foreing Office); del gobierno holandés por doble vía: Embajada de los Países Bajos y la Fundación Príncipe Claus (hoy bajo la tutela de su Alteza Real la Princesa Máxima Zorreieta, de alto rango en la masonería femenina en el rito judío Misrahim, e hija de un masón procesoico videlístico. Ella, hace poco, se negó a cantar nuestro Himno Nacional); y del gobierno alemán.

   No pretenderá el lector que le escriba, en espacio tan estrecho, que la componenda Fundación Ford – CIA ha sido denunciada por la misma izquierda doméstica que pastorea por estas pampas  (Revista Rebelión, notas de Mario de Benedetti y James Petras). O sobre el apoyo de la inteligencia británica a los planes marxistas de esta aporreada patria, bastando solamente recordar los casos paradigmáticos de la Nación Mapuche o la de Amnesty International.

   Si les diré que todos estos nombrados ut supra participan de la financiación de infinidad de organizaciones de Derechos Humanos que van desde el marxista Foro Social Mundial (anclaje de Chávez, Lula, Tabaré, Lagos y Nestitor), a otras como el Equipo Argentino de Antropología Forense (que trabajando de Pluto descubrieron huesos allá y acá diciendo que son de ésta o de aquél, pero no nos explicaron cómo hicieron para saberlo); el CELS (cuyo numen tutelar es Horacio Vertbiski y dueño de Página/12, el Boletín Oficial), y son el sostén económico de movimientos abortistas y de la sindicalización de cuanto trololita aguachado ande por esta tierra, antañona cuna de heroicos varones.

   No sorprendió al jurado que, siendo Maese Vásquez Ocampo secretario de Asuntos Militares, apareciera vinculado de una u otra forma a la Fundación Ford (participando en varios de sus proyectos), y a la inteligencia británica a través del Chattam House (el Ministerio de Relaciones Exteriores de la Amada Madre Patria, Gran Bretaña).

   Así como nadie se admiró de que formase parte de proyectos de la UNESCO y de EURAL, una filial de la Social and Human Sciences (SHS), cuyo actual Director General es el reputado Pierre Sané, el que fuera durante 9 años consecutivos Secretario General de Amnesty International (véase para estas vinculaciones maravillosas, la página oficial del Ministerio de Defensa y la biografía de Pierre Sané distribuida por la UNESCO).

   Sin embargo muchos fascistas trasnochados, que la sociedad no ha terminado de exterminar, se preguntarán cómo pudo ser posible que el Maese Vásquez Ocampo llegase a puesto tan delicado para la Nación, con tales antecedentes. Se equivocan los fachos como siempre: Nestitor lo nombró allí precisamente por estos antecedentes.

   Y si vamos al caso Nildita los tiene más abundantes, pero los ha sorteado con su cinturita de pollo prehistórico. Ella misma ha confesado ser “miembro de la Rama Argentina del Congressional Study Group (CSG), creada por el Center for Strategic & internacional Studies (CSIS)” (consúltese Currículum de Nilda Garré –de Abal Medina- distribuido por el Centro de Estudios Políticos y Sociales). Esta última entidad es auspiciada en el presente como Coordinadora del Área Justicia, y es regenteada por Carlos “Chacho” Alvarez, hoy en las cumbres del MERCOSUR; así como en esta tenebrosa organización figura como Coordinador de Reformas Políticas y Sociales uno de los hijos de Nildita: Juan Manuel Abal Medina (con el sueldito repolludo, desde luego, “para que el chico pueda vivir”: hijo de chancha matrera, overo tenía que ser).

   Es decir, amable lector, que Nildita, Ministra progre, pertenece a uno de los centros operativos más importantes del Nuevo Orden Mundial, vulgo llamado Globalización. Y allí se codea con figuras insignes como Henry Kissinger, Zbiniew Brzezinski, James Schlesinger, entre otros. Pero en el orden local se codea con Carlos Bulgheroni, de Bridas S.A., íntimo de Nestitor y de Devido. Sin dejar de lado su férrea vinculación con el Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI), que opera en estrecha y alineada colaboración con el Council on Foreing Relations (CFR) norteamericano, y entre cuyos fundadores figuran Roberto Alemann, Fernando de la Rúa, Mariano Grondona, Jorge Vanossi, Amalia Lacroze de Fortabat, etc.

   Ahora bien: no faltará el despistado complaciente, siempre hay uno, que diga, viendo estos personajes que se juntan, que “los extremos siempre se tocan”. No. En este caso no se tocan, viven encamados y son lo mismo con cientos de nombres y miles de caretas que se intercambian, como en las fiestitas de Baco que se hacen en el Rito Misrahim, y si no me creen pregúntenle a la Princesa Máxima. Pero como así tampoco me creerán, acérquense al platero Rivaroll, que está más a mano, y pregúntele qué significan las figuras que grabó en la bandeja que le mandó de regalo a los príncipes en el día de su desposorio.

   Digan ahora si con estos antecedentes el licenciado Maese José María Vásquez Ocampo no se merecía un Forro Dorado, ¡y grande como una casa!  

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