Estimado don
Carlos:
Mire vea que yo no atino a decirle qué cosa es esta del feriado
que han hecho ley para que de aquí andemás la cumplamos todos. Y
le voy a decir por qué, asina le vuelve el alma al cuerpo y no
ande usted caviloso.
Principiando por lo de 24 de marzo, qués día de un golpe de estado
dado contra un gobierno constitucional al que le faltaban cuatro
meses para entregar el poder, pero del que nadie se recuerda. Como
no tienen remembranza de María Estela Martínez de Perón, que
sufrió cárcel como ninguno de estotros que se andan diciendo
víctimas, ora aquí, ora allá, allende y aquende, y por donde sople
el pampero llevando la noticia. Mas se ve que guesto les importa
menos que un tomín.
Seguidamente recordará don Carlos, buen memorioso sin par, que en
aquel 24 de marzo la subversión ya estaba virtualmente derrotada,
precisamente por cuenta y orden de aquel gobierno constitucional.
Lo que sobrevino después fue nada más que los estertores de una
cáfila de bellacos, que no le digo eran de verse, porque antes
bien se los sufría. Los diarios de aquel tiempo no dejarán que yo
le mienta.
Y le sigo diciendo que, por lo que se ha visto en antes y lo que
se ve enora, la orden que les dio el gobierno constitucional a los
militares de aniquilar a los villanos y sayones, no la cumplieron
acabadamente como era su deber hacer. La palmaria prueba de ellos
es la cantidad que vivos han quedado y a tan perniciosos, como
usted, observador ecuánime, habrá visto.
Pero yendo mas adentro de este forúnculo purulento, recuérdole a
usted que al hacer el 24 feriado nacional, se lo empareja a un 25
de Mayo o a un 9 de julio, que endeveras son fechas de argentinas
glorias. Y según todos estos mentecatos sería el 24 día del luto
nacional, donde las viudas derraman lágrimas hasta por los
sobacos. En otro sí digo: que es como si se festejase Huaqui,
Cancha Rayada o Humaitá que fue una derrota victoriosa. Un
desatino.
Mas el Tuerto Cochambroso dice que será día de reflexión, sabiendo
que el homínido pampeanus puede hacer cualquier cosa, menos
reflexionar. Y si tal cosa hiciera a todos estotros, moralistas
entre los mohatreros, ya los hubiera hecho una ensalada bien
picada de repollo y perejil. Y asina lo dice el profesor don
Participio Pasado: El que piensa en Argentina, querido hermano, lo
ahogan en la tina o es muerto de antemano. Qués sapientísimo
refrán. Por lo que le aseguro que todos los 24 de marzo será día
de jolgorio nacional, tal como es el 25 de mayo y el 9 de julio. Y
si de casualidad este 24 cae en viernes o lunes, para qué le voy a
contar.
También don Cochambre habló de 100 ó 200 años de festejos de tal
24 que le digo. Lo que es una temeridad, porque como dice la
Escritura, Dios se ríe de los agoreros, nigromantes y pitonisas,
haciendo al final Su Voluntad. De manera que todo esto es como
hojitas muertas, juguetes del céfiro otoñal que ya se asoma.
Verá don Carlos, reputado de prudente y hacendoso, que mi seso
cada día más turbado ha cogido una idea que puede explicar a usted
este desatino, y es la que en siguiendo paso a decirle.
En verdad, que a veces hay que decirla, el día 24 de marzo, que
entuavía no tiene nombre, debería llamarse
Día del Agradecimiento Argentino, sacar los chicos con
guardapolvos blancos a la calle y hacer un Te Deum a cargo del
habilidoso de Monseñor Bergoglio, que a Dios le dice una cosa, a
nosotros otra y después hace cosas que no están con Dios ni con
nosotros, cuando le aprieta el zapato.
Y este nombre sería el más justo entre otros. Simplemente porque
el Tuerto Cochambroso no sería presidente si no fuera por aquel 24
de Marzo. ¡Honra y loor!, entonces al Gran Videla que,
arriesgándose como cuando le puso la pistola en la cabeza a su
jefe, de quien tenía toda su confianza porque era su Ayudante, el
18 de septiembre de 1955, se animó a lanzarse aquel 24 de marzo de
1976 contra una mujer. ¡Corajudo el hombre! Dígame usted si no.
Desde aquel 24 de marzo de 1976 que le digo, El Gran Videla dejó
de ser militar, así como
nunca fue presidente, y transformóse en
Obrero de Vialidad. Nadie como él le pavimentó el camino a
Alfonsín quien, agradecido, lo llevó al cadalso. A su vez Alfonsín
arregló las
banquinas para que por aquella ruta que va al Infierno
Dantesco transitara discrecionalmente Menem. No conformes
conguesto, Menem siguió mejorando aquel añoso pavimento
videlístico, para el tránsito inolvidable de de la Rúa. Este a su
vez arregló la ruta para que, muy ufano, aterrizara el Tuerto
Cochambroso desde la lejana pingüinera.
En otras palabras don Carlos: No hay tuerto sin de la Rúa, como no
hay de la Rúa sin Menen, así como es imposible de concebir un
Menem sin un Alfonsín, y fue posible un Alfonsín, a quien el
guitarrero de Balbín llamó basura, con un Videla previo y
pavimentador.
Por eso y contando derecho, el Tuerto de la Cochambre, es el
Quinto Presidente del Proceso de Reorganización Nacional. ¿Acaso
usted lo duda? Bueno, mire a su alrededor y verá que de aquella
Argentina Augusta, orgullo de nuestros abuelos, hoy solamente
quedan los cascotes, que ya también se los están llevando.
Que la pase bien don Carlos.
Valentín
Coronel (R) |