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SOBRE LAS "PASTELERAS"
DESAPARECIDOS, GENOCIDIO
Y MUERTOS DE HAMBRE
       

   Estimado amigo don Carlos:

   Bueno mire don Carlos: anteayer fue día de mi Santo Patrono, así que ando más bueno que un té de malva. Pero de la verde que crece en la isla que diz es la mejor.

   La verdad yo no sé que decirle congueste asunto de Gualeguaychú. No me refiero a las pasteleras (porque diz que harán pasta y no papel), sino al acto que hizo Usía seguido de un elenco que era de verse. Y admirarse, sobre todo por lo gordos questán. Porque son pocas las veces que uno puede ver semejante concentración de personajes ilustres, materia gris y enjundia puestos arriba de una tarima para que el pueblo los admire, así como se hace en la Rural. Desde este punto de vista, es el más grande acto que se haya celebrado en nuestra tierra en la última década. Si usted no me cree, entonces dígame cuál fue el más grande quéste.

   Gualeguaychú es una ciudad de unos 80.000 habitantes. Unos oficiales de la policía provincial que fueron ex alumnos míos me aseguraron que en el acto no había más de 40.000 personas. Incrédulo lo llamé a mi compadre don Crisóstomo Ruiz Díaz, que ahora es presidente del exquisito club La Herradura para que me confirme esta noticia, y díjome que la cantidad de asistentes al acto debieron estar entre 40 y 50.000 personas, porque esa es la capacidad del corsódromo, y ni puesto a remojo se estira. De manera don Carlos que esa cantidad debió ser la presente y no otra, más repolluda, que anduvo rondando por allí.

   Entonces uno se dice: 80 contra 50.000 en el mejor de los casos, no es mala diferencia. Una brizna de alegría brotó en mi cerebro. Pero estos oficiales de la policía me aguaron la fiesta diciéndome que no. Porque, por ejemplo, de Paraná llegaron 24 colectivos, 20 de Santa Fe capital, 60 de la provincia de Buenos Aires y unos 100 de distintas municipalidades de la provincia. De donde se puede colegir que el pueblo de Gualeguaychú, principal víctima en esto de las pasteleras, y por ello el más interesado, le dijo que no a Usía y a todo su séquito. O bien que prefieren morirse con las dioxinas antes que verle la cara a Néstor y a su elenco de capitostes y turiferarios. No sé qué dirá usted don Carlos désto. Pero Gualeguaychú don Carlos fue marca Fracasotti ® .

   Trascartón me vino otro bautizo de agua fría: parece que al comenzar a hablar el gobernador Busti y luego el Nestitor, hubo estridente silbatina. Como yo seguí el acto por televisión no escuché esto. Pero dicen que fue así. Y les pregunté a mis muchachos el por qué de la rechifla y me respondieron que más de la mitad de los presentes en el acto eran desocupados. De manera que mientras Néstor les hablaba de la Patria, sus oyentes no tenían para comer ese mediodía. Y ni qué hablar del día siguiente. ¿Será cierto?

   Es que, ¿sabe don Carlos?, con estos negros de mierda no se puede: quieren mandar a los chicos a la escuela, le quieren comprar zapatillas, que tomen desayuno a la mañana, que al volver del colegio coman en una mesa decente, que a la noche duerman abrigados, ¡quieren tener luz eléctrica, agua potable y gas! ¡Ah, no, don Carlos! Así este país no puede marchar hacia delante. Mire: la gente no ayuda. Aparte deben ser peronachos.

   Y asina andaba yo en guestos días, de un lado para el otro, como encomienda de pobre, cuando en un programa de televisión salió un economistas de esos de grande prosapia que dijo que “entre el año 1983 y el 2003 murieron el la Argentina 500.000 personas de hambre.” ¿Será posible esto? Digo así porque yo pensaba que eran más. Pero bueno, no le saquemos tanto hilo a la chaucha: digamos que 500.000 y cerramos trato. Mas esta cifra nos acerca más a la definición de “genocidio” que cualquier otra.

   Pero eso significa, aindemás, que murieron 25.000 por año; o si usted prefiere 2.083 por mes y, ajustando la cosa 69 por día o 3 por cada hora que pasa. ¡Si es para no creer! Le digo esto y le repito, porque yo pensaba que eran más. Mas ya ve, estaba equivocado.

   Luego de despacharse conguesto y conaguello, el economista sapientísimo hizo la siguiente distribución: del medio millón de muertos por el hambre, el 52% fueron niños de 1 a 5 años, el 30% ancianos y el 18% restante se distribuye entre adultos, llamándose así a los que tienen entre 14 y 50 años. ¿Qué le parece? Es una limpieza étnica, ¿o no? Pero además hizo otra partija diciendo que de los 500 mil muertos el 61% fueron mujeres y el resto varones. ¿Y don Carlos, se me ha quedado mudo? ¿Acaso no va a decir nada?

   Mire vea mi amigazo, le voy a echar una cuarta para sacarlo del barro: la gente, ¡siempre estos negros de mierda!, no saben ver ni apreciar las ventajas del Liberalismo de Martínez de Hoz (encarnado en Macri) y del Marxismo de Nestitor y su banda (encarnados en doña  Cristina, Hebe, la Carlotto, ya doctorada, Bonasso y Vertbiski). Así la Patria gira sin rumbo ni destino. Por estos negros tenemos lo que nos merecemos. Ellos son los únicos culpables. Entonces que se mueran no deja de ser un remedio, ¿no le parece?

   Y le traigo este asuntejo a colación, para contestar su archisabida pregunta: ¿entiende ahora por qué hay que insistir en los 30.000 desaparecidos? Y, ¿qué son 30.000 desaparecidos? ¡Son solamente los que ellos mataron de hambre en un solo año de los 20 que llevan perorando! ¿Entiende ahora por qué hay que machacar conguesto para tapar aguello?

   Ahora bien don Carlos: usted sabe que yo lo respeto por su sabiduría y por eso me le adelantaré. Entre morir fusilado o picaneado y morir de hambre, ¿con cuál de estas cosillas usted se queda? ¡No! ¡No se me adelante sin pensar! Dicen los médicos forenses, que han estudiado a la muerte hasta desgarrar el velo de su arcano, que no hay muerte que supere en sufrimientos a la muerte por el hambre. Es decir: el hombre hecho un caníbal que se come a sí mismo y, consumido hasta el último zumo, en medio de terribles dolores, se muere a lo largo del tiempo en horrible agonía. Entonces no hay punto de comparación. Aunque las dos son muertes y por tales instancias inapelables, pero por la forma y la cantidad, no me diga dónde están los laureles y el verdadero genocidio.

   Ahí anduvieron los militares, siempre con clave de “fa” en la partitura cuando hay que poner clave de “sol” y la melodía suena a carro cargado con piedras; y la Iglesia, que nadie sabe dónde está ni en qué anda, porque en enero usan sobretodo y bufanda, y en julio se ponen tanga; que todos piden perdón aquí, allá, allende y aquende. Y yo digo: por estos 500.000 auténticamente inocentes, ¿quién pedirá perdón?

   Y, don Carlos, ¿le han escomido la lengua los ratones? No habla. No contesta. Además le digo que en el libro Nunca Más de Sábato (el amigo de Videla en las comilonas de los viernes en la Casa Rosada) y comandita, hay, por todo concepto, 3.482 desaparecidos y no 30.000 como dicen unos para que repitan los gansos, incluido Nestitor.

   Por guesto vino un amigo y me corrigió de mala gana diciéndome que, por investigaciones posteriores, de 3.482 se había pasado a 6.521. Como yo andaba repitiendo esto, vino otro y me dijo que ahora se sabía que eran 9.742 los desaparecidos. Y últimamente otro coso déstos me aseguró que son 11.532. Cifra última y definitiva. Como usted apreciará estos desaparecidos crecen de a 3.000, más o menos. Que no es poca cosa. Pero yo digo que es una mentira, porque se han pagado indemnizaciones a 83.672. De manera que habrá que esperar que esta cifra vaya creciendo de a 3.000 por vuelta hasta llegar a los 83.672. Hay que armarse de paciencia. Sin embargo ni el Estado, ni doña Hebe, ni la doctora Carlotto,  ni el prolijo Vertbiski, ni el hacendoso Duhalde, han publicado el nombre de los 30.000 desaparecidos, aunque dicen que las listas existen. Y me han dicho que ni se sueñe conguello, porque hay que preservar la identidad de las víctimas. Pero se les ha pagado con dineros públicos… y la Constitución dice que todos los actos de gobierno… ¡Basta!

   ¿Y si con esa plata se le hubiese dado de comer al medio millón de muertos? ¡Dije que basta don Carlos! Usted con sus llamadas telefónicas me abruma. ¡Se acabó!

   Y dentro de sus llamadas don Carlos me sacó el tema de don García Hamilton. Mire: en estos últimos 10 años he leído de todo. Es una mala costumbre no tener método para esto. Pero la Historia de don José de García Hamilton es la bazofia que supera a todas las que anualmente publica el estercolero. Porque hoy de 10 libros, 1 es mediocre y 9 son pésimos. Comprar libros hoy es una forma paqueta de tirar la plata. Sin embargo García Hamilton ha vendido un millón de Historia de don José. ¿Qué me cuenta, eh? Uno de los compradores soy yo. Anóteme en el cuadro de honor. ¡Un millón de gilastrunes! ¡Cielo Santo!

   Dice mi compadre Culacciatti, que me parece es medio fascista, que “de acuerdo al culo son los alpargatazos.” Es como una ley, así como la de Gay-Lussac para los gases. Y que un temulento, un poligrillo, un infeliz, un estólido o un periodista, o un zopenco me eche de su lado por inútil, yo me resignaría. ¡Qué le vas a hacer! Pero a García Hamilton lo echó de su gabinete tucumano… ¡Palito Ortega gobernador! No don Carlos. No. Esto es demasiado para mi edad valetudinaria: el reuma, la fatiga, el alzheimer, la arterioesclerosis… mi cuerpo enfermo no resiste más. Que otro se haga cargo de este pazguato.

   Y usted me dice que es como Mitre. Sí, pero yo diría primero que es como Pigna. Son los nuevos falsificadores de la Historia. Pero déstos han aparecido docenadas. Aunque bien son los que hicieron punta. Un mérito: no me diga. Ahora falta que aparezcan los que interpreten a García Hamilton… así como Grosso y Levene interpretaron a Mitre, ¿no le parece? Y estos tipos existen porque la cosecha de boludos nunca se acaba.

   Le mando un abrazo don Carlos y cuídese de la temperie que después anda con la tos.

Valentín
Milico Perpetuamente Clandestino (MPC)

&nnbsp;  P.Datita:  en la próxima mía le haré llegar lo que conozco del mulato cuarterón que llaman Chávez, su relación amorosa con los iunaitid esteit y el Barbudo Cochambroso que, desde 1960, viene cumpliendo maravillosamente su gestión para el esteit depártmen. Porque si no usted me dirá que lo tengo tras de moquete a remoquete. Descanse don Carlos, estos tragos fuertes ya no son para usted. Vaya a los actos escolares y cante el Himno a Sarmiento y Aurora… (única canción en el mundo que empieza con un pedo, no me diga que no es un orgullo para los argentinos). Le hará bien (no el pedo, la canción)

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