El General Enrique Mosconi fue Director de
YPF entre los años 1922 y 1930. En poco más de siete años, la Nación había
librado la Batalla del Petróleo, y estuvo en capacidad de producir
combustibles a un costo menor que cualquier empresa extranjera. Con ello se pudo
disponer de un factor estratégico fundamental, la energía, esencial para llevar
adelante un proceso de desarrollo económico y propender a la defensa nacional.
El sintetizó el objetivo a alcanzar al decir en su obra El Petróleo Argentino:
“Los países de Latinoamérica que, como el nuestro,
explotan petróleo (…) deben preservar las fuentes de combustible líquido de toda
influencia que no sea eminentemente nacionalista: el combustible constituye la
plataforma sobre la que se levantará su futura organización industrial y sobre
la cual se cimentará la Defensa de la Patria.”
Más adelante en su libro El Petróleo y la
Economía Latinoamericana nos diría:
“Ha llegado el
momento de seleccionar hombres y capitales y establecer asimismo protección para
hombres y capitales nacionales. Organizado el trabajo y las explotaciones de las
riquezas nacionales con hombres y dinero del país, mejoraremos evidentemente
nuestra condición de vida, lo que es indispensable. Si, como lo hemos
manifestado, nos encontramos aún en la necesidad de continuar atrayendo a la
inmigración deseable.
Con la cooperación de Europa hemos organizado el
país y lo hemos equipado, colocándolo en condiciones de emprender la explotación
de sus riquezas y posibilidades en mayor escala; en los últimos años los Estado
Unidos, con el envío de capitales y representantes de sus grandes empresas, se
incorporaron a nuestras actividades. Podemos, pues, elegir ahora el elemento que
nos convenga; pero, en primer término, nuestro deber es realizar con nuestros
propios medios una máxima tarea y luego aceptar la colaboración de hombres y
capitales, sin distinción de nacionalidad, siempre que estos se sometan sin
reparos a las imposiciones de nuestras leyes. Capitales que pretendan
condiciones especiales, exigiendo un tratamiento de excepción que algunas veces
no ha de poder acordarse a los capitales del país, no favorece a la Nación;
capitales que aspiren al dominio económico, que tengan el propósito de tomar
ingerencias políticas en los países en que operan, que empleen por sistema
procedimientos y normas inmorales, que pretendan no ser regidos por las leyes en
que se basa nuestra soberanía, deben ser rechazados, porque esos capitales
llevan en sí los gérmenes de futuras dificultades y perturbaciones internas y
externas.”
Tal cual mi General, tal cual. Y tanto es así que no
merece que algún infeliz, de los que somos súper productores contando con
grandes saldos exportables, le haga a usted, mi General, ni el más mínimo
comentario. Porque aparte de ser un General, ingeniero, inventor, escritor,
político y estadista, usted ha sido un Profeta de nuestro tiempo. ¿Qué podemos
hacer nosotros, en nuestra humanidad pedestre, con un Profeta? Solamente
alabarlo y venerarlo como lo hacemos con los de la antigüedad. Vaya entonces
nuestra alabanza y nuestra veneración.
Dicen algunos que saben más que yo, que mi General
Mosconi era el sucesor de don Hipólito Irigoyen en 1934. No sé. Lo que sí sé es
que el golpe del General nacionanista Uriburu, impidió que una hombre prominente
del Pensamiento Nacional llegase a la Primera Magistratura de la Nación. La
Revolución Nacional se hubiese adelantado diez años. No hubiese existido la
Década Infame y sus secuelas de hambre, desolación y muerte.
Mosconi sufrió persecuciones, prisión, vejámenes,
descrédito, juicios por sospechoso de de ser un ladrón y tormentos de todo tipo,
por parte de los truhanes de la Década Infame, aún estando en su silla de ruedas
donde lo sorprendió la muerte. Los Fiscales acusadores fueron la lepra de la
República: los Socialistas que hoy andan vestidos con el inofensivo trajecillo
blanco de la Cenicienta. Son los que fueron los Fiscales en la Involución
Libertadora de 1955. ¿Dónde estaba Nicolás Repetto, Sánchez Viamonte, el canalla
Alfredo Lorenzo Palacios, los hermanitos Ghioldi, Juan B. Justo y su después
viuda Alicia Moreau de Justo durante los fusilamientos del 9 al 12 de junio de
1956? ¿Acaso no son los mismos que fusilaron a Irigoyen de 1916 a 1922, y lo
volvieron a fusilar el 6 de septiembre de 1930, y al General Moscóni de 1931
hasta su muerte? ¿No fueron los socialistas los que desfilaron triunfalmente
ante Uriburu en 1930 y él, catolicísimo, los aceptó gustoso?
Como colofón una nota dantesca. He visto que el
Gobernador electo de la Provincia de Santa Fe, don Hermes Binner, socialista,
hombre de la oligarquía, ateo y masón, subió al escenario que le habían montado
para proclamar su triunfo, con un retrato de don Estévez Boero. Mire don Binner
le cuento algo que a lo mejor usted sabe pero jamás lo va a decir: yo,
personalmente yo con cien o más testigos, lo ví entrar a la sede del Comando del
Cuerpo de Ejército II, en la ciudad de Rosario, al señor Estévez Boero para
entrevistarse con el General Galtieri primero y con el General Luciano Jáuregui
después. Ví los abrazos, escuché las risas y encuentros de más de tres horas.
Pero no una vez: muchísimas veces. Lamentablemente para usted don Binner, casi
todos los que contemplábamos estas escenas, estamos vivos y podrían desmentirme.
Atrévase. Aunque mejor no averigüe y espere que nos vayamos muriendo por cuenta
gotas. Es un buen consejo que le doy. Y usted don Binner, ¿ante quién se
confiesa? Porque el Comando del Cuerpo, ya no está en Rosario, se mudó a Curuzú
Cuatiá. Lo han dejado sin confesor. Estos son los socialistas que aparecen hoy
como salvadores de la Patria. ¡Por favor, háblenme de perros con menos pulgas y
de chanchos con menos sarna!
GENERALES
MOSCONI y SAVIO:
¡HAN MUERTO, PERO VIVEN EN NUESTROS CORAZONES!
NI
YANQUIS NI MARXISTAS
DIOS, PATRIA y HOGAR
VOLVER AL
ÍNDICE DE "HISTORIA" |